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“De Cuba no me voy sin mis hijas”


Leandro Sorrentino y su hija Isabel. Foto cortesía de Augusto César San Martín y Cubanet.
Leandro Sorrentino y su hija Isabel. Foto cortesía de Augusto César San Martín y Cubanet.

El drama familiar de un italiano, en limbo migratorio en Cuba, que reclama a sus hijas y acusa a la madre de las niñas de maltrato infantil.

El ciudadano italiano Leandro Sorrentino abandonó todo en su país para sacar a sus hijas de Cuba. Según las pruebas y testigos que posee contra la madre de las niñas, Yulianys Cardoso, ellas son víctimas de maltrato. La mamá niega la acusación que interpreta como difamatoria.

Isabel y Aylín de la Caridad Sorrentino, de 5 y 2 años, nacieron en Italia. Entraron a Cuba en abril del 2013 de vacaciones con el padre y la madre, naturalizada en Italia.
Días después, Yulianys, cambió el visado turístico por el familiar que prorroga por un año la permanencia en la isla. Decidida a no regresar a Italia renunció al permiso de residencia en el exterior y por estos días obtuvo la identificación de residente en la isla.

“Tengo malas experiencias en ese país”, declaró Cardoso a Cubanet al referirse a la convivencia familiar en Italia.

El año de estancia en Cuba le ofreció a Leandro la posibilidad de financiar la compra de una casa y la apertura de la cafetería “El Lele”, en La Habana Vieja. Ambas transacciones registradas a nombre de la abuela materna de sus hijas.

Al regreso de uno de sus viajes a Italia, Sorrentino se percató que la hija menor tenía una herida en el brazo. Según expresa la niña en un video grabado por el padre, la mamá se la causó con un cuchillo, testimonio sustentado en principio por la hermana mayor.

Yulianys asegura que Sorrentino manipuló a las menores para obtener el testimonio.
El italiano declaró a Cubanet que al siguiente día fue acusado de amenaza por la madre de sus hijas. A pesar de que la imputación quedó desestimada por falta de pruebas su estancia en la estación de policía de Cuba y Chacón, en La Habana Vieja, promovió su deportación del país.

“Toda la policía empezó a tratarme como si fuera un criminal…intenté explicar que era yo el que tenía que denunciar por maltrato a menor… me dijeron que ella había llegado primero”. En la estación de policía a Sorrentino le negaron la asesoría jurídica y la comunicación con la embajada italiana.

El extranjero recuerda con claridad la amenaza del subteniente Pablo Rodríguez Estrada, carpeta de la estación policial. “Cuando me pasó por delante me dijo que iba a crear un caso para deportarme”.

Ese mismo día los deseos del policía se convirtieron en realidad. El italiano fue encarcelado en un centro de detención para extranjeros donde los “turistas” pagan 10 dólares por noche y 15 de alimentos.

“Me dieron de comer los primeros tres días comida con cucarachas dentro…Me intimidaron diciendo que me iban a llamar a la Interpol para deportarme con cadenas y me quitaban a las niñas… si no me iba por mi voluntad”, relata.

Después de 6 días de encierro Leandro Sorrentino fue deportado. El 3 marzo lo trasladaron al aeropuerto de La Habana en una patrulla de emigración cuya tarifa es de 20 dólares.

Regresó para llevarse a sus hijas
El 23 de marzo el italiano regresó a Cuba en busca de sus hijas. Para su asombro, las autoridades migratorias no tenían registrada su deportación. Según le explicaron la salida del país fue voluntaria.

Explica Leandro que la embajada italiana en La Habana invitó a los padres a solucionar el tema del maltrato infantil mediante médicos especialistas en el tema.

Hasta la fecha las autoridades de la isla no han mostrado interés en que las niñas sean exploradas en un centro de protección a víctimas de violencia.

“He intentado denunciar todos los hechos desde el mismo 26 de febrero, pero ni la Policía, ni Emigración me han escuchado”, explica Sorrentino.

El pasado lunes entregó una demanda escrita a la Fiscalía General de la República, ubicada en calle 1ra y 18, Miramar, Playa. El fiscal que recibió la queja prometió investigar el caso.

Explicó un funcionario de Emigración que se negó a ser identificado que las regulaciones cubanas no permiten viajar a las menores sin la autorización de la madre. La misma fuente afirma que tampoco pueden optar por la residencia en la isla, si el padre se niega.

Sorrentino elaboró un documento notarial en la Consultoría Jurídica Internacional donde niega la aprobación de la residencia cubana a sus hijas.

Según las leyes de la isla, el documento podría quedar desestimado después de una ruptura legal del matrimonio.

El vencimiento de la visa familiar y la negación de la madre de otorgar el retorno a Italia sumergen a las niñas en una ilegalidad indefinida dentro del territorio cubano. Algo que autoridades de emigración calificaron como “estar en el aire”.

Sin embargo, Yulianys declaró que como las niñas se consideran ciudadanas extranjeras que no causarán daños sociales, recibieron un permiso especial de estancia. Una especie de prórroga del visado vencido.

“Todas las semanas las llevo al control de emigración para que chequeen su legalidad”, explica la mamá quien asegura haber iniciado un proceso que culminará en los próximos meses con el otorgamiento de la residencia a las niñas.

Ella considera que la figura paterna es esencial para criar a sus hijas pero se niega abandonar la isla. “Quiero que crezcan en Cuba… El papá debería entender eso y en vez de gastar dólares en documentos hacerlo en la alimentación de sus hijas”, dice.

“Quiero recomendarle a todas las madres cubanas con hijos de ciudadanía extranjera que le hagan el avecinamiento a sus hijos para que obtengan la ciudadanía cubana. Nadie merece pasar por esto”.

Isabel Sorrentino ya fue incorporada en el sistema de enseñanza primaria, el próximo curso será pionera. Aspecto que inclina la balanza hacia la residencia en la isla. El padre promete vivir en las calles como indigente cuando no tenga dinero para el sustento, y asegura: “De Cuba no me voy sin mis hijas”.

Este artículo fue publicado originalmente en Cubanet por Augusto César san Martín, el día 9 de Mayo de 2014.
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