Este jueves, 26 de agosto, aproximadamente a las 4.30 de la mañana, falleció Amado Rodríguez, exprisionero político y activista incansable en la lucha por la libertad de Cuba y la defensa de los Derechos Humanos.
Amado combatió al régimen de Fulgencio Batista, estuvo asilado en 1958 en Estados Unidos, regreso a Cuba y se incorporó al Ejército Rebelde, donde apreció el sectarismo y persecución contra los efectivos militares que no simpatizaban con el comunismo.
Sostuvo un fuerte enfrentamiento con las autoridades militares y rápidamente empezó a conspirar contra el Totalitarismo, razón por la cual estuvo en prisión, en dos periodos diferentes, durante más de 23 años.
Salió de la cárcel en 1989, gracias a numerosas gestiones internacionales. En su segundo exilio no se procuró una vida mejor, simplemente trabajaba para sobrevivir, dedicando la mayor parte de su tiempo a la lucha por la libertad de Cuba.
A su llegada a Estados Unidos, Amado se puso a gestar una expedición armada a Cuba. Después de gestiones infructuosas, y apreciando la nueva situación, se incorporó fielmente a la lucha cívica a través de la Solidaridad de Trabajadores Cubanos y la organización Human Right in Cuba, posteriormente fue uno de los fundadores del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo y miembro de su Comité Ejecutivo hasta su deceso.
Escribió varios libros, entre ellos “Cuba, Clamor del Silencio”, e impartió numerosas conferencias. Su obra póstuma, “Resistencia”, se encuentra en proceso de publicación.
Fue siempre un hombre austero, humilde y solidario. Solo dejó de trabajar cinco meses antes de su muerte porque el cáncer lo había atrapado irremediablemente.
A los 78 años de edad, partió hacia la eternidad convencido de que había cumplido con su deber, y orgulloso de haber sido un preso político, al extremo, que les pidió a dos de sus amigos, seis días antes de su muerte: “Solo quiero que mis compañeros me rodeen; son mi familia”.