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Tim Cole: el embajador británico que tuitea en La Habana


Tim Cole, embajador Británico en Cuba.
Tim Cole, embajador Británico en Cuba.

Tim Cole preside la legación británica en La Habana y se pregunta quién lee sus twitter en un país sin libertad de expresión y con una de las más bajas tasas de conectividad del hemisferio occidental.

Tuitea a ciegas, lanza sus mensajes de 140 caracteres a las autopistas de la información, pero aun así cree que es importante para ejercer la libertad de expresión. Tim Cole es el embajador británico en La Habana y en un artículo para el londinense The Guardian se pregunta: "¿Alguien está leyendo lo que escribo?

Cuba ha ofrecido cifras de que solo el 5% de los ciudadanos radicados en la isla tienen acceso a Internet, mientras todos los medios de comunicación están bajo estricto control estatal. Cole se cuestiona la eficacia de los mensajes que envía con el pájaro azul conocido como twitter de esta manera: "¿…con tan pocos cubanos en línea, esto es algo que realmente vale la pena?".

El diplomático, que considera las redes sociales una importante vía para que el mundo conozca la realidad de Cuba, cree que aun con las limitaciones conocidas, por lo menos existen "buenas razones" por las que el uso de estas redes en Cuba tiene sentido.

"Es el mejor lugar para obtener noticias sobre lo que está pasando en todo el país. Los medios tradicionales aquí están estrechamente controlados por el Estado cubano no hay periódicos independientes o emisoras de radiopor lo que toda la impresión y emisión de noticias pasa por lo que el gobierno quiere que oigas" señala Cole, quien afirma que publica desde un teléfono satelital que le brinda el gobierno de sus país.

Entre las razones que Cole encuentra para entender el país caribeño, relaciona los detalles de las polémicas, el humor y las discusiones encarnizadas que se suceden alrededor de tema cubano, a saber.

En las redes sociales hay toda una serie de personas twitteando, publicando y que se sienten con derecho a compartir información. Todo el mundo está involucrado: defensores de los Derechos Humanos, bloggers pro gobierno, cubanos que han emigrado, británicos que se preocupan por Cuba, incluso periodistas del gobierno cubano.

El debate es rico, los desacuerdos son feroces, y el humor puede ser vicioso, señala el diplomático. "El presidente Raúl Castro tiene una cuenta de Twitter. Y la más famosa blogger independiente de Cuba, Yoani Sánchez, tiene más de 600.000 seguidores", indica.

Una cuestión de principios

"Cuba es un buen lugar para hablar con la gente, es una isla grande –más de 1.200 kilometros de largo– y me gusta mucho salir y conocer gente en lugares como Guantánamo (la provincia, no la Bahía), Sancti Spíritus y la Isla de la Juventud, es algo que no puedo hacerlo todos los días. Por supuesto que muchos cubanos no alcanzan a seguirme en línea, pero los que me siguen en Twitter o en la página de Facebook de la Embajada, a menudo me hacen preguntas o nos interpelan sobre la política británica hacia Cuba. Esa es toda la razón –soy un servidor público y nuestra política tiene que resistir el escrutinio público", asegura Cole.

"También está la cuestión de principio. En el Reino Unido, creemos firmemente en la libertad de expresión e instamos a otros gobiernos para que se abran también a esta libertad", señala.

En Cuba es difícil para las personas que piensan diferente al partido en el poder decir lo que piensan. De modo que, como cuestión de principios creo que debemos practicar lo que predicamos. Twitter, los blogs, publicar en Facebook o en nuestra página web, hablando, participando, estando de acuerdo (o en desacuerdo), compartiendo nuestras experiencias, diciéndole a la gente lo que hemos hecho todo eso está trayendo ese derecho a la libertad de expresión a la vida– escribe el embajador Cole.

"Por supuesto que hay riesgos. Como embajador tengo que juzgar cuidadosamente lo que digo y cómo lo digo. A veces hay una tensión entre el deseo de proyectar y explicar los valores británicos que están en desacuerdo con las del gobierno anfitrión, y la necesidad de mantener una relación productiva, bilateral. Pero el equilibrio que durante siglos los diplomáticos han estado haciendo en privado, ahora, armados con nuestros teléfonos inteligentes, lo estamos haciendo en público también", concluye.

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