Residentes en varios municipios de Guantánamo siguen enfrentando carencias y una pobreza que bordea la miseria extrema, luego del paso del ciclón Matthew en octubre del 2016 por la zona, según aseguraron a Martí Noticias residentes en la región.
Un informe de la Oficina de la Coordinadora Residente del sistema de Naciones Unidas en Cuba, ONU, publicado esta semana, elogió la entrega de ayuda humanitaria que hiciera la organización a las autoridades de Guantánamo para los damnificados por el huracán. Sin embargo, desde Cuba aseguran que este respaldo no llega aún a los pobladores.
Recientemente, varios habitantes de Baracoa afectados por el huracán ofrecieron testimonio de la forma en que viven a seis meses de la catástrofe.
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Roberto Quiñones, abogado y periodista independiente, precisó durante su participación en el programa Cuba al Día, de Radio Martí, que lo preocupante de las ayudas y donaciones de la ONU es "para dónde el Gobierno las envía".
"La realidad es que la población no ha recibido casi nada de eso", señaló el activista residente en la capital provincial.
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También Francisco Luis Manzanet, uno de los promotores del Proyecto Humanitario Juan Pablo II, asegura que en Baracoa la gente sigue necesitada de alimentos, techos y otros artículos.
El opositor, que vive en Bahía de Mata, cercano a Baracoa, critica que el Gobierno se desentiende de los reclamos de la población.
Según el informe de ONU, "se han concluido 188 viviendas de las 8.300 destruidas totalmente por el huracán", que cubre el período del 17 de marzo al 7 de abril de este año.
"Como cierre de una primera etapa del proceso reconstructivo, se trabaja por terminar más de 3.000 cubiertas de techo dañadas total o parcialmente por el huracán", puntualiza el informe, que indica que de las más de 42.300 casas afectadas por el huracán han sido "recuperadas" unas 30.180.
Pero Manzanet asegura que las familias que perdieron sus viviendas tras Matthew, permanecen hacinadas en los albergues denominados "facilidades temporales" y, en decenas de casos, tratan de "componer sus casas con medios propios".
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A ese ambiente de carencia de los ciudadanos, se suma un alto índice de corrupción y abusos de las autoridades "que nadie imagina", agrega Manzanet, quien advirtió que en la ciudad de Baracoa se ven las "tropas especiales con perros recorriendo las calles y acosando a la población".
Para Manzanet la presencia de uniformados en todas partes, el aumento de puntos de control en las carreteras y de cámaras de vigilancia en zonas céntricas de la ciudad, son evidencias de que el régimen tiene temor a que el pueblo se rebele y quiere mantener en todo momento el control.
Represión a quienes brindan ayuda de manera independiente
La Policía abusa de todos porque cuenta con "plena impunidad", aseguró Manzanet, quien dio cuenta de uno de los hechos más recientes que muestran la forma abusiva en que actúa el régimen contra los activistas.
Ocurrió el pasado 30 de marzo contra él, cuando fuerzas del régimen en Baracoa le confiscaron $178 CUC y $1.300 pesos en moneda nacional, destinados a las ayudas que brinda desde hace varios años el Proyecto Humanitario Juan Pablo II, a discapacitados, postrados, invidentes y niños.
Al activista le confiscaron el dinero y lo condujeron a la estación de policía de Baracoa, donde lo amenazaron con prisión.
Para él, esa acción es uno de los tantos episodios que han enfrentado en la región opositores, que con el respaldo de organizaciones en el exilio, ayudan a los necesitados sin que medien las autoridades castristas en las entregas.
Aunque el informe de la ONU destaca que en abril arribarán nuevas ayudas para pobladores de la región, Manzanet y Quiñones no ven en ello una señal de que los residentes se beneficiarán, porque desconfían del destino que le den las autoridades.