Los primeros resultados oficiales del histórico referéndum británico sobre la pertenencia a la UE mantenían el suspense en la madrugada del viernes, lo que provocó la caída de la libra esterlina en los mercados asiáticos.
El primer conteo en Inglaterra, en Newcastle, fue positivo para los europeístas, pero muy ajustado: 50% a favor, 49% en contra. Sunderland, una región claramente euroescéptica, dio de nuevo sudores fríos: 38% a favor de la UE, un 61% en contra. Gibraltar, como se esperaba, se inclinó abrumadoramente por el "sí": un 96%.
Dos sondeos, de YouGov e Ipsos-Mori, daban por su parte una ventaja al campo europeísta, de 52%-48% y de 54%-46% respectivamente.
La noche se anunciaba larga, con un total de 381 circunscripciones por escrutar y tras una jornada de votación caótica, con lluvia e inundaciones en el sur del país.
"Al parecer el voto para quedarse (en la UE) ganará" había concedido inicialmente el principal impulsor de la campaña de los euroescépticos, Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP).
"Los resultados son ajustados y es demasiado pronto para darlos como definitivos. Pero (...) sugieren una victoria de la permanencia" en la UE, aseguró YouGov.
Ipsos Mori entrevistó a 546 personas vía telefónica durante la jornada, tras hacer varios sondeos en días precedentes, y confirmó sus predicciones anteriores.
Pero la libra esterlina acusó el impacto de las votaciones en favor de la salida en algunas localidades. La moneda británica llegó a caer por debajo de 1.43 dólares en Asia, cuando horas antes había cotizado en Estados Unidos por encima de 1.50 USD.
Los mercados apostaban por la permanencia, y ése era también el anhelo, casi desesperado en algunos casos, de los socios del Reino Unido en el seno de la UE.
Farage, que sacudió una y otra vez la escena política británica con sus ataques a los inmigrantes, destacó que la campaña había sido "extraordinaria" y que, según sus datos, la asistencia a las urnas había sido "excepcionalmente alta".
"El genio euroescéptico salió de la botella, y ahora ya nadie podrá volverlo a meter", afirmó luego, con aire retador.
Un grupo de 84 diputados euroescépticos pidió en una carta al primer ministro David Cameron que siga en el cargo, sea cual sea el resultado, tras agradecerle el arriesgado gesto de convocar el referéndum.
Unos 46.5 millones de electores estaban llamados a participar en el referéndum, tras dos meses de agotadora campaña.
"¿Debe el Reino Unido seguir siendo miembro de la Unión Europea o abandonar la Unión Europea?" era la pregunta de la consulta.
Nunca en la historia de la UE un país ha votado para abandonar ese proyecto que nació en los años 1950. En el Reino Unido, el último referéndum de este tipo se remonta a 1975, cuando los británicos ya dieron un primer "sí" a la permanencia en el bloque, que por entonces era poco más que una alianza aduanera.
Inmigración, economía, soberanía, independencia o interdependencia... Todos los temas suscitaron pasión y agrios debates, hasta el punto de dividir en dos a la sociedad británica.
Lesley Syer, una jubilada de 74 años, se quejaba amargamente de los inmigrantes -unos 3 millones de la UE- antes de votar en Biggin Hill, en las afueras de Londres. "No soy racista, pero esta isla es pequeña y nunca nadie lo dice. ¿Dónde vamos a meter a toda esta gente?", dijo a la AFP.
"Soy negro, mis padres llegaron en los años 1950. Nací en este país. Ahora dicen que los inmigrantes vienen aquí y se quedan con los trabajos, que es exactamente lo que se decía en los años 1950", dijo Paul Robinson, de 55 años, que trabaja en la industria del cine.
A pesar de su desafiante campaña, los euroescépticos estaban confrontados a sus propios retos. Una salida de la UE atizaría previsiblemente las demandas de los independentistas escoceses y de los republicanos norirlandeses. Y dejaría en territorio desconocido a millones de inmigrantes europeos en el Reino Unido y de británicos en la UE.
Pero por otro lado, países como Holanda, o incluso Francia, muestran también en los sondeos unos niveles de euroescepticismo muy elevados, y un triunfo de ese campo tendría efectos sísmicos.
Los medios de Europa imploraron a los británicos que no se vayan. El alemán Bild llegó a ofrecerse a admitir que uno de los goles que Inglaterra marcó a Alemania en la final del Mundial-1966 había traspasado la línea, algo que es todavía objeto de acaloradas discusiones.
"El referéndum lo que indica, salga lo que salga (...) es que algo estamos haciendo mal" en la UE, reconoció el ministro español de Asuntos Exteriores saliente, José Manuel García Margallo.