El exgobernante boliviano Evo Morales regresó al país este lunes entre “multitudes de seguidores que lo vitoreaban mientras cruzaba la frontera desde Argentina”, reportaron agencias de prensa.
Apenas un año después de emprender la huida de una Bolivia convulsa por lo que consideró fraude electoral, unido a la negativa popular a su repostulación mediante plebiscito, el antiguo trabajador cocalero de origen indígena que presidiera el país durante catorce años regresó al país.
Solo habían transcurrido 24 horas desde de que Luis Arce, quien fuera su ministro de Economía, jurara como nuevo presidente a la cabeza del MAS, partido de izquierdas fundado por Morales.
Jim Shultz, director por Estados Unidos del Centro de Pensamiento para la Democracia y residente en Bolivia, declaró a EFE que el hecho de que Arce ganara las elecciones significa que en Bolivia se reintegra la “democracia plena” tras haber enfrentado lo que rotula como “crisis gemela”, surgida del rechazo a la reelección de Morales y también al gobierno de la presidente interina Jeanine Añez.
En opinión de Schultz, “el nuevo gobierno del MAS tiene un mandato claro para gobernar”, a lo cual añadió “Probablemente lo más importante que puede hacer Evo es apartarse del camino y dejar que lo hagan, sin interferencias”:
No obstante, el expresidente Morales, apenas recién puesto los pies en el país del Altiplano, no parece muy dispuesto a hacerse a un lado, pues ha dicho que la victoria de Arce es sólo un testimonio de que él (Morales) había ganado en 2019, y de que esas elecciones fueron válidas. De paso reiteró que lo que hubo contra él fue “un golpe de Estado”.
A pesar de que el nuevo presidente boliviano Luis Arce ha declarado varias veces que Morales no jugará ningún papel en el nuevo gobierno del MAS, su fundador e ideólogo, recién llegado al país, expresó:
“Ahora hemos recuperado la democracia sin violencia. Ayer el MAS volvió al gobierno, hoy Evo está en Bolivia. Fracasaron y eso es gracias a la unidad del pueblo boliviano”.