Los sindicatos son organizaciones que representan a los trabajadores en negociaciones colectivas con los empleadores para firmar contratos, obtener salarios más altos, mejores condiciones de trabajo y múltiples beneficios (seguro médico, vacaciones pagadas, licencia de maternidad, pensiones de retiro, etc.). Sus abogados también representan a los afiliados en los tribunales cuando hay una disputa legal entre empleado y gerencia.
La acción de los sindicatos ha sido decisiva en los aumentos del salario mínimo federal, que hoy es de $7.25 por hora, y en los incrementos aprobados independientemente por 28 estados y 45 condados y ciudades de la nación.Por ejemplo, en California el salario mínimo es de $12 por hora para empresas con 26 empleados o más, y de $11 por hora para los negocios que tengan 25 trabajadores o menos.Y dentro de California, la ciudad de San Francisco lo elevó en julio de 2019 a $15.59 por hora.
Los grandes sindicatos de Estados Unidos tienen cabilderos en Washington y en las capitales estatales para promover sus agendas políticas y favorecer a sus gremios, y en tiempo de elecciones seleccionan a qué candidato le ofrecerán su apoyo de acuerdo con el programa de gobierno que proponga.
La mayor organización sindical de Norteamérica es la AFL-CIO (American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations), que fue fundada el 5 de diciembre de 1955 y representa a casi 13 millones de trabajadores activos y retirados en Estados Unidos y Canadá.
A su vez, AFL-CIO nace de la fusión de American Federation of Labor, nacida en 1886, y Congress of Industrial Organizations, creado en 1935.
En 2005, una facción se separó de la AFL-CIO y fundó su propio grupo, Change to Win Organizing Center (CtW), que reúne a casi tres millones y medio de trabajadores.Más de una vez, sobre todo en 2009, se ha dicho que los sindicatos de CtW buscaban regresar a la AFL-CIO.
Hay cuatro grandes tipos de sindicatos: trabajadores de oficios, trabajadores industriales, sector público y profesionales.
En las últimas décadas, la mayoría de los sindicatos activos pertenecen al sector público: empleados federales; de gobiernos municipales y estatales, y bomberos y policías.
Muchas veces los sindicatos son completamente independientes de los empleadores, pero a veces establecen vínculos cercanos con ellos y se asocian en la defensa de derechos fundamentales.
Como promedio, los trabajadores afiliados a un sindicato ganan entre 10 por ciento y 30 por ciento más que los empleados que no pertenecen a ningún sindicato, según un estudio de la Universidad de Princeton.
Los autores de esa investigación usaron datos de los archivos de la encuestadora Gallup entre 1936 y 1986, y desde 1986 hasta hoy consultaron la Oficina del Censo.Resultado: los sindicatos crecieron hasta alcanzar su mayor poderío en los años 50 y 60, y desde entonces empezaron a perder membresía y poder.
DESDE LA PRIMERA HUELGA HASTA HOY
La primera huelga de que se tiene noticia en los actuales Estados Unidos fue protagonizada por artesanos polacos en 1619 en Jamestown, primer asentamiento permanente de los ingleses en las Américas, localizado en la entonces colonia de Virginia.
Al celebrarse las primeras elecciones en la colonia, a los polacos les negaron el derecho a votar por no tener procedencia británica.Dijeron entonces que si no les permitían votar, dejarían de trabajar.Su labor era muy importante como expertos en la producción de brea, alquitrán y trementina, usados en la fabricación de barcos.
El Consejo de la Compañía de Virginia, creada en 1606 por el Rey británico James I, cedió, les dieron sus derechos y votaron.
Hay registros de una huelga de pescadores en la costa de Maine en 1636, y de motines de la servidumbre en Virginia en 1661 y en Maryland en 1663, pero no fue hasta 1675 que por primera vez los trabajadores se unieron en una de las Trece Colonias para plantear demandas colectivas, y fueron los carpinteros de barcos de Boston. Exigían que no se permitiera a improvisados ejercer el oficio, una práctica común en Gran Bretaña, y que fuera necesario formarse profesionalmente bajo las órdenes de un maestro para poder ejercerlo.
En 1768 hubo una huelga de sastres en Nueva York que protestaban porque les habían rebajado los salarios.
En 1791 se produjo en Filadelfia --por primera vez en lo que ya era Estados Unidos de América-- una huelga de carpinteros, que dio lugar en 1792 a la fundación del primer sindicato organizado localmente en el país para negociar colectivamente un aumento de salarios.
En 1794, trabajadores de las fábricas de zapatos de Filadelfia fundan la Federal Society of Journeymen Cordwainers (Sociedad Federal de Jornaleros del Cordobán, con la palabra cordwainers refiriéndose al cordobán, el tipo de cuero que usaban). Además de pedir sueldos estables, buscaban protección ante los zapateros dispuestos a trabajar por menos dinero, y exigieron y consiguieron un aumento salarial en 1798.
Cuando los zapateros de Filadelfia reclamaron después “aumentos por exportación”, aduciendo que los dueños de las fábricas recibían órdenes del sur y con ellas más ganancias, varias huelgas provocaron incumplimientos de órdenes. Se pusieron de acuerdo, y al cabo de varios años sin tensiones volvieron a reclamar aumentos, pero los dueños de las fábricas de zapatos apelaron a las cortes, y el 1ro de noviembre de 1805 los encausaron.
En 1806, el fallo de un jurado en ese caso, Commonwealth v. Pullis, declaró a los huelguistas conspiradores “irresponsables y peligrosos”, y a partir de entonces, durante los siguientes 36 años, los sindicatos fueron prácticamente ilegales.
Sin embargo, en 1827 aparece el Sindicato de Asociaciones Comerciales de Mecánicos en Filadelfia, y en 1852 nace en Cincinnati el Sindicato Tipográfico Internacional (ITU, por las siglas de International Typographical Union), que usaba la palabra “internacional” porque reunía tipógrafos de EEUU y Canadá y fue uno de los primeros en admitir mujeres en su membresía.
Durante la primera mitad del siglo 19 hubo 23 juicios contra sindicatos por conspiración criminal en seis estados: Pensilvania, Maryland, Nueva York, Luisiana, Massachusetts y Virginia. Los acusaban invocando el derecho consuetudinario inglés, common law, que prevalecía aun después de la independencia.
Los abogados de los huelguistas de Filadelfia dijeron que el derecho consuetudinario inglés era arbitrario y que debía tomarse como referencia la Legislatura, “encarnación de la promesa democrática de la revolución”, pero el Registrador de la corte –en la práctica el juez-- escribió que “las leyes de la Legislatura forman solo una pequeña parte de ese código del cual el ciudadano debe aprender sus obligaciones”.
VEREDICTO DE LEGALIDAD Y FEDERACIONES SINDICALES
En marzo de 1842, la Corte Suprema de Massachusetts determinó en el caso Commonwealth vs. Hunt que los sindicatos podían operar legalmente.Según el fallo, los sindicatos debían ser legales porque se organizaban con fines legales y usaban vías legales para conseguirlos.
La primera federación de organizaciones sindicales de Estados Unidos fue el Sindicato Nacional de Trabajadores (National Labor Union), fundado en 1866 por William H. Sylvis y Andrew Cameron.Su mayor conquista fue lograr en 1868 que el Congreso de Estados Unidos aprobara la jornada de ocho horas para los empleados públicos, y que legislaturas estatales como las de Nueva York y California también lo hicieran.
Sin embargo, las agencias federales y las instancias locales no cumplieron el estatuto al pie de la letra. No está claro cuántos afiliados llegaron a tener, pero apoyaron la exclusión de los trabajadores chinos y no reclamaban derechos para mujeres ni afroamericanos.Trataron de insertarse en la política nacional, apoyaron al Partido Republicano y luego intentaron crear su propio partido antes de que la pérdida de membresía y la depresión de los 1870 los obligara a disolverse en 1873.
En 1869, un pequeño grupo de sastres de Filadelfia habían creado la organización secreta Noble y Sagrada Orden de los Caballeros del Trabajo (Noble and Holy Order of the Knights of Labor), que a principios de los 70 aprovechó el vacío dejado por National Labor Union y se hizo también popular en Pensilvania.
En 1882, cuando ya no eran una orden secreta, retiraron de su nombre las palabras Noble y Sagrada Orden para evitar toda comparación con los masones.Después de 1878 aceptaron mujeres y afroamericanos, pero no condenaron la segregación en el sur.
La Federación Estadounidense del Trabajo (AFL) surgió en 1886 al calor de las demandas de un “salario digno” estándar (living wage) que les permitiera a sus afiliados, y también a los trabajadores que no formaran parte de ningún sindicato, mantener una familia y llevar un nivel de vida “estadounidense”, por encima del que tenían entonces los obreros europeos.
Durante todo el siglo 19, la actividad sindical era casi únicamente una práctica de obreros calificados, no de jornaleros ocasionales ni de empleados sin oficio.
TRIUNFOS Y REVESES LEGISLATIVOS
En 1868, el Congreso de Estados Unidos aprobó el Estatuto que garantizaba la jornada de ocho horas para los empleados públicos, pero no siempre fue cumplido por las agencias federales ni los gobiernos locales.
La Ley Clayton de 1914 (Clayton Antitrust Act), bajo la presidencia de Woodrow Wilson, prohíbe los monopolios y previene las prácticas que inhiben la competencia.
La Ley Nacional de Relaciones Laborales de 1935 (National Labor Relations Act), bajo la presidencia de Franklin Delano Roosevelt, les da derechos a la mayoría de los empleados de Estados Unidos a organizarse en sindicatos sin que eso vaya en detrimento de sus derechos como trabajadores. Esta ley fue el resultado de la presión sostenida de los movimientos sindicales.
La Ley de Estándares Laborales Justos de 1938 (Fair Labor Standards Act), también bajo la presidencia de Franklin Delano Roosevelt, establece el derecho a un salario mínimo federal –que entonces fue de 25 centavos de dólar la hora (equivalentes a $4.31 en dólares de 2017), y actualmente es de $7.25 por hora-- y que el empleador deberá pagar a tiempo y medio todas las horas trabajadas por encima de 40 a la semana. Esta ley también fue el resultado de la presión sostenida de los sindicatos.
Ante crecientes acusaciones de corrupción en el mundo sindical y las tensiones originadas por la incipiente Guerra Fría, la Ley Administración de Relaciones Laborales de 1947 (Labor Management Relations Act, conocida como la Ley Taft–Hartley) restringió las actividades y el poder de los sindicatos. Era básicamente una enmienda a la National Labor Relations Act de 1935, y aunque fue vetada por el presidente Harry Truman, el congreso de mayoría republicana se impuso al veto presidencial con el apoyo de numerosos legisladores demócratas.
Entre las prácticas prohibidas por la Ley Taft–Hartley de 1947 figuran las donaciones monetarias de sindicatos a las campañas políticas federales, las huelgas jurisdiccionales, las huelgas sin aprobación de los sindicatos y las llamadas huelgas secundarias. Exigía también que los dirigentes sindicales firmaran ante el gobierno declaraciones juradas de no estar afiliados a organizaciones comunistas.
En 1959, en medio de escándalos de corrupción en sindicatos de camioneros, mineros y estibadores, entre otros, una nueva ley estableció controles más rigurosos a las relaciones entre sindicatos y empleadores bajo la presidencia de Dwight D. Eisenhower: la Ley de Transparencia y Reporte de la Actividad Sindical (Labor Management Reporting and Disclosure Act). El título oficial es larguísimo: “Ley para garantizar la presentación de informes y la divulgación de ciertas transacciones financieras y prácticas administrativas entre sindicatos y empleadores; para prevenir abusos en la administración de fideicomisos por parte de sindicatos; crear estándares para la elección de dirigentes sindicales, y para otros fines”.
Algunas de las obligaciones que la Ley de Transparencia y Reporte de la Actividad Sindical de 1959 impuso eran: los sindicatos tienen que celebrar elecciones secretas supervisadas por el Departamento del Trabajo; miembros del Partido Comunista y delincuentes convictos no podían aspirar a cargos en la dirección de los sindicatos (el acápite del Partido Comunista fue declarado inconstitucional en 1965), y los sindicatos quedaban obligados a remitir reportes financieros anuales al Departamento del Trabajo.
Según la Ley de Licencia Familiar y Médica de 1993 (Family and Medical Leave Act), empleados que cumplan ciertos requisitos en los sectores público y privado (exceptuando los de salarios muy altos y oficiales electos) pueden tomar hasta 12 semanas de licencia con sueldo al año por caso de maternidad, cuidados de un familiar gravemente enfermo o recuperación de una enfermedad seria.
DOS VISIONES ACTUALES DEL SINDICALISMO
En mayo de 2019, cuatro legisladores demócratas del estado de Washington (senadoras Patty Murray y Maria Cantwell, y congresistas Pramila Jayapal y Adam Smith), presentaron el proyecto de ley PRO (Protecting the Right to Organize, Proteger el Derecho a Organizarse), según el cual entre 1980 y 2014 los ingresos aumentaron 205% para el 1 por ciento de los más ricos en EEUU, y solo 1% para la mitad de empleados de bajos salarios en todo el país.
Los legisladores argumentan que los sindicatos contribuyeron a crear la clase media en Estados Unidos, pero que leyes promovidas por grupos de intereses especiales erosionaron el sindicalismo, la membresía a los sindicatos y su poder negociador.
Scott Walker, que fue gobernador de Wisconsin hasta enero de 2019, se convirtió en 2011 en el enemigo público número uno del sindicalismo cuando propuso y firmó la llamada Ley Wisconsin, antes presentada como Proyecto de Ley de Reparación del Presupuesto de Wisconsin.
Además de aumentar las contribuciones de empleados públicos a sus fondos de pensiones y otros beneficios, este proyecto modificó los términos de las negociaciones colectivas (excepto a policías y bomberos). Entre otros: para que un reclamo de aumento salarial pueda exceder un límite basado en el índice de precios al consumidor será necesaria una victoria en plebiscito, y los negociadores que representan al gremio deben someterse anualmente a votación para mantener la certificación de sus sindicatos.
Según el entonces gobernador, los líderes sindicales estaban abusando de una “acumulación de poder”.