Desde hace unos años observadores internacionales de la realidad cubana, incluidos expertos en derechos humanos, comentan casi con alivio que ya el gobierno de Cuba apenas impone largas condenas de cárcel a sus críticos como hizo en los años 60 (una alternativa al fusilamiento) y luego cuando la Primavera Negra del 2003 (el promedio era de 20 años), sino que ha adoptado la táctica de detener a los opositores por un tiempo breve, de 24 a 48 horas.
De lo que se habla menos es de que cada vez que a la Seguridad del Estado le parece ─y ese cada vez se ha ido volviendo sistemático: 2.620 detenciones arbitrarias en el primer semestre de 2017─ los opositores son extrajudicialmente condenados a una especie de prisión domiciliaria preventiva, vigilada, y a menudo hecha cumplir por la fuerza. Si salen, son arrestados, muchas veces multados y, si son liberados, los dejan bien lejos de sus domicilios.
Lo que le sucedió a la salida de su casa el pasado jueves 20 de julio a Ailer González, del Foro por los Derechos y Libertades, cuando se dirigía a comprar algunas cosas que necesitaba, es el tormento recurrente que sufren muchos opositores, en especial los que se resisten a hacer reverencias.
Le dejamos con el video captado por el fotógrafo Claudio Fuentes.
Ailer González explicó que tras el arresto fue conducida a una estación de policía y multada por alteración del orden público (30 pesos). Fue liberada horas después.
En entrevista con Martí Noticias la activista ofreció detalles de lo sucedido y aseguró que se trata de una práctica frecuente:
"Esto sucede constantemente contra la mujer opositora en Cuba y es algo que el mundo y las instituciones democráticas deben poner un reflector sobre eso, la violencia extrema que ejercen los secuaces del dictador Raúl Castro sobre la mujer opositora en Cuba con total impunidad".