Niños, adolescentes y jóvenes no regresarán a las aulas en el nuevo curso escolar a punto de iniciar en Cuba. Ante la alta incidencia de casos de COVID-19, vuelven las teleclases, algo que preocupa a muchos padres.
Algunos de ellos opinan que el curso escolar anterior debe repetirse, porque sus hijos no lograron adquirir los conocimientos necesarios en medio de los constantes apagones, y la falta de televisores en muchos hogares.
"Con los apagones que hay en Cuba entera, los muchachos no pueden ver ni teleclases, ni nada. Hay muchos muchachos, también, que no tienen televisor, que le piden la libreta a otro muchacho para poder copiar la clase", dijo a Radio Martí desde Santiago de Cuba, la activista Zenaida Ramos.
En opinión de Ramos, el sistema de clases a través de programas de "televisión es, además "muy complicado".
"Uno no puede concentrarse en el niño para la teleclase. Yo creo que los niños deberían repetir el grado", concluyó.
Sobre el tema, Radio Martí conversó con la sindicalista independiente María Elena Mir Marrero, quien reside en Guanabo, al este de La Habana.
"Lagunas no, podemos decir mares de conocimiento es lo que les falta a todos estos niños, no solo el nivel primario, sino el secundario y hasta el universitario. Esto está provocando gran inquietud en la población, es decir, en la familia de estos niños, porque llegarán a la universidad sin saber tan siquiera los productos básicos", dijo.
Años atrás, Mir Marrero ejerció como maestra en la enseñanza primaria, de la que fue expulsada por su posición contraria al sistema político de la isla. Su formación, según expresó, la ha ayudado a repasar a su nieto y vecinos de la localidad que buscan ayuda para paiar las lagunas dejadas por las teleclases.
"Una teleclase que dura 20 minutos y… 'esta es la tarea en el libro de texto, y vamos a repasar los conocimientos adquiridos'... conocimientos que los niños no han adquirido, por supuesto. Son dos cursos escolares que les dicen a los niños, 'aprobaste' y les mandan un sinfín de tareas a hacer a las casas", explicó la activista.
Según Mir Marrero, otras afectaciones son la escasez de los libros de texto, y el hecho de que, en medio de esta situación, los padres están preocupados por resolver el problema de la alimentación, "que en este momento es importantísima", y no pueden prestarle, aunque quisieran, la máxima atención a estos niños.