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Estadounidenses aceptan cada vez más ser vigilados


Captura de una grabación de vídeo facilitada por el diario británico The Guardian que muestra a Edward Snowden, el autor confeso de la filtración de información sobre los programas de vigilancia secretos llevados a cabo por el Gobierno estadounidense
Captura de una grabación de vídeo facilitada por el diario británico The Guardian que muestra a Edward Snowden, el autor confeso de la filtración de información sobre los programas de vigilancia secretos llevados a cabo por el Gobierno estadounidense

La reciente revelación de la existencia de dos programas secretos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) ha atizado un debate en EE.UU. sobre el delicado equilibro entre el derecho a la vida privada y la seguridad nacional.

El miedo al terrorismo, sumado a la popularidad de los dispositivos electrónicos y de las redes sociales, han dado paso a una sociedad casi orwelliana en la que los
estadounidenses aceptan cada vez más la vigilancia de sus comunicaciones, según coinciden encuestas y expertos.

La reciente revelación de la existencia de dos programas secretos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) ha atizado un debate en EE.UU. sobre el delicado equilibro entre el derecho a la vida privada y la seguridad nacional.

Durante una audiencia hoy ante el Comité de Asignaciones del Senado, el director general de la NSA, Keith Alexander, insistió en que la vigilancia de registros telefónicos, por un lado, y de datos de millones de usuarios de internet, a través del programa PRISM, han ayudado a conjurar "decenas" de atentados dentro y fuera del
país.

Según la Cuarta Enmienda de la Constitución, el Gobierno no puede hurgar en la vida privada de las personas, ni allanar su vivienda o confiscar sus bienes, sin tener una causa razonable y un mandato.

El Gobierno del presidente Barack Obama defiende a la NSA al explicar que la recopilación de datos personales ha sido limitada y ha fortalecido la seguridad nacional.

Que los estadounidenses acepten la intrusión del Estado refleja en parte el impacto que durante años han tenido tanto las redes sociales como la ubicuidad de los dispositivos electrónicos, según algunos expertos.

Con un simple "click" y a la velocidad del rayo, los estadounidenses encuentran en sitios como Facebook y Twitter un destino para compartir su última merienda, los detalles más íntimos de su vida privada y hasta la confesión de delitos.

Así, en una cultura donde ya no hay secretos ni escondites, las encuestas sugieren que a muchos poco les importa ser vigilados por el "Gran Hermano".

Harry R. Lewis, profesor de Ciencias de Computación en la
Facultad de Ingeniera de la Universidad de Harvard, dijo al diario The Washington Post que no le sorprende la aparente pasividad de los estadounidenses en este caso.

"La gente está tan dispuesta a decir 'caramba, no he hecho nada malo, así es que no me molesta si el Gobierno escudriña las llamadas telefónicas y los correos electrónicos de todo el mundo", afirmó Lewis, coautor de un libro sobre el impacto de la "explosión digital" en la cotidianeidad de los estadounidenses.

Debido a que el espionaje es casi imperceptible -a través de cámaras ocultas en sitios públicos, por ejemplo- la información digital que produce no da al público la idea de que se viola su vida privada, según Lewis.

Una encuesta nacional del Centro de Investigación Pew y el Washington Post indicó el lunes pasado que el 56 % de los estadounidenses considera "aceptable" que la NSA rastree los archivos telefónicos como parte de una investigación antiterrorista.

Aunque la opinin pública está más dividida en torno a la vigilancia de correos y otras actividades en internet para evitar atentados, estas opiniones han permanecido sin cambio desde 2002, según esa encuesta.

Pero la Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU) ha entablado una demanda en Washington contra los directores de varias agencias del Gobierno federal por el programa de los registros telefónicos que la NSA puso en marcha bajo la llamada "Ley Patriota", la ley que fue aprobada sin pestañear por el Congreso un mes después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La ACLU arguye que la recopilación de datos de las llamadas -fecha, hora, y lugar, pero no su contenido-, viola los derechos constitucionales de los estadounidenses a la libertad de expresión, asociación y vida privada.

En ese sentido, una encuesta divulgada hoy por Huffington Post seal que el 45 % de los estadounidenses cree que Obama ha hecho una labor deficiente para proteger sus derechos constitucionales, un 15 % la califica "favorable" y un 23 % "buena". Sólo un 11 % la califica de "excelente".

Edward Snowden, el extécnico de la CIA que reveló los programas de la NSA, ha sido vitoreado como un "héroe" por grupos defensores de la libertad de expresión, y vilipendiado como un "traidor" por la clase política.

En todo caso, el escándalo que persigue a la NSA también ha dejado "ganadores": La novela "1984", la obra seminal en la que el ensayista británico George Orwell advierte contra una vigilancia absoluta en un Estado totalitario, se ubica en una lista de los libros más vendidos de Amazon.

Escrita hace 60 años, las ventas de la novela de ciencia ficción, en la que Orwell cristaliza el concepto del "Gran Hermano", se han disparado en un 150 % en Amazon, según los datos más actualizados en la página web de la tienda cibernética.
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