Los cruceros de Estados Unidos todavía hacen escala en sus puertos y las aerolíneas estadounidenses incluyen a La Habana y Camagüey como destinos, pero Cuba, donde no hace mucho se veían miríadas de americanos gastadores y propensos a dar buenas propinas, está experimentando una gran disminución en las llegadas de viajeros estadounidenses, reporta el diario USA Today.
La publicación señala que las razones varían, e incluyen las nuevas restricciones impuestas por el presidente Trump y el paso del huracán Irma por la isla el año pasado. Pero la principal tiene que ver con la percepción de los norteamericanos, dijo Tom Popper, presidente de InsightCuba, un operador turístico basado en Nueva York que organiza viajes a la isla.
El directivo no cree que la sucesión del poder prevista para este mes en el país comunista haya tenido un impacto en la escasez de visitantes de Estados Unidos. Pero sí piensa que, a pesar de que Trump apenas modificó las regulaciones sobre los viajes heredadas del expresidente Barack Obama, su postura más fuerte contra el gobierno encabezado por Raúl Castro ha hecho dudar a los estadounidenses que consideran viajar al país vecino.
"Él cambió muy poco las regulaciones, pero el mensaje ha tenido un impacto mucho mayor", dijo Popper, quien está proyectando una caída de 25% a 30% en pasajeros estadounidenses a Cuba este año.
USA Today apunta que Trump revirtió algunas de las políticas de Obama, incluida la categoría de viajes individuales "de pueblo a pueblo" que muchos estadounidenses usaban para aventurarse a visitar Cuba. Pero otros cambios del expresidente, como permitir que los cruceros y las aerolíneas viajen a puertos y aeropuertos cubanos, quedaron intactos.
"El público presupone, a partir de los anuncios (del año pasado), que las regulaciones han cambiado significativamente", dijo Popper. "Pero lo que estamos viendo es realmente las mismas oportunidades para que las personas viajen legalmente a Cuba".
Además de los cambios de política, desde mayo de 2017 funcionarios estadounidenses alegaron que diplomáticos estadounidenses sufrieron en la isla "ataques selectivos" y en septiembre el Departamento de Estado emitió un aviso advirtiendo a los estadounidenses que no viajaran a Cuba, la alerta fue suavizada meses después y quedó como una simple recomendación a que los viajeros reconsideren viajar a la isla, lo que también ha tenido un efecto desalentador sobre los visitantes estadounidenses, según funcionarios de la industria.
El número de viajeros estadounidenses sin raíces cubanas a la Mayor de las Antillas aumentó el año pasado a 619,523 [con los 453.905 cubanoamericanos sumaron 1,073,248], más de seis veces el nivel anterior a Obama, según cifras oficiales cubanas. Pero los propietarios de restaurantes privados y casas particulares están reportando una fuerte caída.
Densil Richardson, que administra una casa de huéspedes en el centro de La Habana, dijo al diario que la fuerte disminución en las llegadas de visitantes estadounidense se ha hecho sentir. Bajo el gobierno de Obama, los estadounidenses eran alrededor del 80 % de los huéspedes de su hostal de cuatro dormitorios. En estos días, representan menos del 5% de su clientela.
Richardson explicó que si bien los norteamericanos solo se quedaban unos días en cada viaje ─mucho menos de los 15 o 20 días que tienden a quedarse los europeos o australianos─ gastaban mucho más en restaurantes, taxis y tiendas locales y daban propinas mucho mejores. Algunos de sus colegas en el negocio de los alojamientos privados han cerrado desde que los estadounidenses dejaron de venir, dijo.