NY Times: suspensión de visas a cubanos despierta el fantasma de la emigración masiva

Cientos de migrantes cubanos quedaron varados en camino a EEUU tras la derogación de "pies secos, pies mojados".

Expertos citados por el diario neoyorquino creen que las recientes medidas de Estados Unidos cierran las válvulas de escape de la sociedad cubana. Desde la isla, un conocido periodista cree que si ahora la olla explota, será responsabilidad del gobierno de la isla.

El diario The New York Times dice en un artículo sobre la drástica reducción de personal ordenada el pasado viernes por el Departamento de Estado que con la medida Estados Unidos está cerrando por primera vez los conductos de inmigración desde la isla, dejando en el limbo a más de 100.000 cubanos que estaban gestionando su reunificación con sus familiares.

La cifra se deriva de una estadística publicada en noviembre de 2016 por el Centro Nacional de Visas del Departamento de Estado acerca de los solicitantes de visas de inmigrante patrocinadas por la familia o para fines de trabajo. En ese momento Cuba, con 106.351, aparecía en el número 10 en el listado de los doce países que han presentado más de 50.000 solicitudes de visas estadounidenses de reunificación.

El autor, Ernesto Londoño, dice que “los cubanos consideran desde hace mucho tiempo el emigrar a los estados Unidos como una especie de derecho innato derivado de las privaciones que han sufrido como resultado de las sanciones que Washington ha impuesto a Cuba durante décadas”.

El reportaje apunta que el Consulado de EE.UU. en La Habana ha sido uno de los más atareados de la región, y anticipa, citando a diplomáticos y ex diplomáticos norteamericanos, que la decisión de suspender indefinidamente la tramitación de visas podría significar que Estados Unidos no cumplirá sus obligaciones bajo los acuerdos migratorios de 1994-95 que requieren la admisión de al menos 20.000 inmigrantes cubanos al año.

Recuerda que los acuerdos "se alcanzaron en un esfuerzo por detener el éxodo de los cubanos que se echaron al mar en balsas por miles en 1994 tratando de llegar a la Florida". Se refiere a una de tres grandes olas migratorias cubanas hacia Estados Unidos ocurridas todas bajo administraciones demócratas: 265.000 por Camarioca en los años 60 (Johnson); 125.000 por Mariel, en 1980 (Carter) y más de 32.000 en la llamada Crisis de los Balseros de 1994 (Clinton).

Expertos consultados por el Times también creen posible que la repentina suspensión para los cubanos de las vías legales de establecerse en EE.UU precipiten una nueva ola migratoria, especialmente si la economía cubana sufre un mayor declive.

"No les da escapatoria", dijo Vicki Huddleston, experta cubana que dirigió la misión diplomática de Estados Unidos en La Habana de 1999 a 2002.

"Creo que corre el riesgo de otra migración masiva. Tienes gente que realmente quiere irse, y eso era al menos una posibilidad mientras estábamos emitiendo visas de inmigrante", alertó la exdiplomática.

En La Habana el periodista cubano-uruguayo Fernando Ravsberg coincide en su asediado blog Cartas desde Cuba que las medidas estadounidenses equivalen a un cierre de las válvulas de escape de la olla de presión en que viven los cubanos, pero opina que si la situación interna empeora y la presión de la olla sube, no es solo por culpa del embargo o del cierre migratorio.

“Durante décadas Cuba tuvo una emigración constante hacia EEUU, además de salidas masivas, como Camarioca, Mariel o los balseros del 94. Este flujo funcionaba como las válvulas de una olla de presión, con la salida del país de los más desconformes”, dice el autor.

…“Tras la última crisis, con decenas de miles de migrantes atravesando Centroamérica para llegar a la frontera norte de México, Barack Obama terminó con la política ‘pies secos-pies mojados’ que le otorgaba residencia a todo cubano que llegara a EEUU”.

“Si el anterior mandatario taponeó la vía ilegal de entrada de cubanos, Trump acaba de sellar también las legales, dejando de entregar visas a los cubanos, al retirar a sus funcionarios consulares con la excusa de que son atacados con armas secretas acústicas”, continúa diciendo el ex corresponsal de la BBC.

Pero Ravsberg considera que el aumento de la presión interna tiene que ver también con la manera en que la clase gobernante maneja los asuntos del país:

… “Ahora toda la presión permanecerá dentro de la olla, quedan dos opciones, bajar el fuego o sentarse a esperar la explosión. Las medidas impopulares que se han estado tomando durante los últimos meses no parecen comprender la nueva situación que se dibuja”.

“La congelación de algunas actividades de trabajo privado, el ‘sí pero no’ a las pequeñas empresas o la guerra contra la “acumulación de riquezas”, sin explicar cuántos negocios, empleados o dinero se pueden tener, generan una gran incertidumbre en la población”.

“Y mientras se limita que la gente trabaje por su cuenta se mantienen los salarios estatales por debajo del costo de la canasta básica y se cobran nuevos impuestos a los campesinos, apenas una semana después de que un huracán arrasara sus cosechas”.

“Los anticastristas de Miami manejan las válvulas de escape, pero el gobierno cubano controla la candela. En medio de una grave crisis financiera, con la infraestructura dañada por el huracán y con las dificultades que vive Venezuela, seguir avivando las llamas es un suicidio político”, concluye diciendo Fernando Ravsberg.

Por su parte el director del independiente Centro de Estudios Convivencia de Pinar del Río, Dagoberto Valdés, se refiere en una columna al "gran impacto en la sicología y en la vida de muchos cubanos" de las medidas de Washington sobre el procesamiento de visas en La Habana:

"El clima de asfixia cotidiana, la necesidad de 'resolver por la izquierda' para sobrevivir, la angustia del mañana y el futuro de los hijos, colocó a la estampida del país como 'la solución' menos traumática. Huir del conflicto o enfrentarse a él arriesgando todo".

"Pues bien, el cierre de esta válvula de escape 'por tiempo indefinido', que se suma a la eliminación de la política de 'pies secos, pies mojados', ha cambiado la vida de muchos. La sensación es de un 'y ahora ¿qué hago?', '¿Qué es lo que nos espera?' y no pocos han hecho muy rápidamente el proceso mental: 'Pues tendremos que cambiar esto, porque así no hay quien viva'”.​

[Con información de The New York Times, Cartas desde Cuba y Convivencia]