Duele decirlo, pero José Abreu es hoy el peor bateador de todas las Grandes Ligas.
Su average de .065, slugging de .081 y OPS de .213 califican como los más bajos entre todos los jugadores con al menos 50 veces al bate en esta temporada.
Y por un hombre así, los Astros de Houston aún deben pagar 19.5 millones de dólares este año y otros tantos en el 2025, como parte del contrato de tres temporadas y 58.5 que firmó en el 2023.
Aunque usualmente Abreu tiene inicios lentos, lo de este año no tiene comparación con ninguna campaña anterior y el equipo ya no sabe qué hacer para recuperar al jugador en el que puso sus esperanzas para ocupar uno de los turnos de mayor peso en su alineación.
En una conversación con Robert Ford, de la KBME, emisora radial de los juegos de los Astros, el gerente general del equipo, Dana Brown, dejó salir sus frustraciones ante el profundo slump que vive el cubano.
“No hay manera del endulzar esto. Esta situación está cansando a nuestros entrenadores de bateo. La frustración aumenta, pero en última instancia, con suerte, él podrá cambiar esto. Creo que vamos a tener que darle algo de tiempo libre y hacer un comité en la posición a ver si alguno de los otros muchachos se calienta. Quizás después de unos días fuera, él pueda encenderse nuevamente. Es difícil verlo pasar por esto, porque sabes el tremendo jugador y el tremendo competidor que es. Tiene que salir de esto, porque es difícil seguir en esta dirección”, afirmó Brown.
A esta altura, el año pasado, Abreu mostraba una línea ofensiva de .253./.291/.293, con tres dobles y siete remolques. Y lucía pobre.
Lo de ahora, con apenas tres hits, uno de ellos biangular, y una sola carrera producida, es inaceptable.
De hecho, el equipo se ha decantado cada vez más por colocar en la inicial a Jon Singleton, un mediocre jugador de 32 años que batea de por vida para .177, pero que hoy es una mejor opción que el cubano.
Sin embargo, el gerente se aferra a la esperanza.
“Miras lo que hizo hacia el final del año pasado y fue realmente emocionante”, dijo Brown, en referencia a los últimos meses del 2023, donde Abreu mostró destellos de su grandeza habitual.
Pero el optimismo es más discreto en un hombre que a sus 37 años le cuesta cada vez más trabajo carburar a la ofensiva y lleva además consigo una carga económica muy pesada.