Informe OLA subraya monopolización de la educación en Cuba como política de Estado

Un grupo de estudiantes en la Universidad de La Habana. Foto: AP/Javier Galeano/Archivo

El Observatorio de Libertad Académica (OLA) estudia, en su Informe No. 11 como el Estado socialista cubano apuntaló la monopolización de la educación y de la discriminación por motivos políticos en las universidades cubanas a través de “la intransigencia frente a cualquier alternativa política o social que pudiera emanar de la ciudadanía”.

A través del análisis de un discurso de Fidel Castro, pronunciado el 10 de octubre de 1991 en la inauguración del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba, y de documentos reguladores como “La historia me absolverá”, la “Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba” y las constituciones de 1976 y 2019, la institución denuncia la “validación de la educación” como un instrumento de dominio para la instauración del totalitarismo y la fortificación de la élite gobernante en la isla.

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Reporte de Yolanda Huerga para Radio Martí

“Complementan este informe el análisis de los dispositivos normativos que condujeron a la construcción de la educación como un instrumento de dominio en favor del Partido Comunista de Cuba”, señaló a Radio Televisión Martí, Sergio Angel Baquero, del Programa Cuba de la Universidad Sergio Arboleda de Colombia.

Como en los informes anteriores, el OLA describe las acciones represivas contra profesores y estudiantes de la Enseñanza Superior.

Las expulsiones de Thais Pujol Acosta, estudiante de Licenciatura en Letras de la Universidad de La Habana, en 1991, y Heriberto Leyva Rodríguez, profesor del Instituto Superior Pedagógico de Baracoa, Guantánamo, en 1995.

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Asimismo, el reporte contempla ejemplos de violación de libertad de cátedra más recientes, como el del investigador y profesor de la Instituto Superior de Artes (ISA), Henry Eric Hernández, y el de José Raúl Gallego Ramos, profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Camagüey.

“En enero de 2018 fui sancionado a estar un año en una plaza de menor remuneración en la Universidad de Camagüey. El motivo fue que me opuse abiertamente a que expulsaran a un estudiante de quinto año por las publicaciones que hacía en su blog personal. Cuando me entrevista la Comisión Disciplinaria, creada para analizar este estudiante, no sólo me opuse, sino que le expresé mis concepciones sobre el periodismo, sobre la libertad de prensa”, explicó Gallego en conversación con nuestra redacción.

“A partir de ahí, me convirtieron en un blanco. Empezaron a revisar mi trabajo y encontraron que yo colaboraba con el medio independiente Cuba posible; algo que no era secreto, y utilizaron eso como justificación para sancionarme durante un año como bibliotecario”.

“Yo apelé ante el Órgano de Justicia Laboral. Ahí vieron que era falso lo que se decía de que yo no tenía prestigio ante los estudiantes de que yo era un elemento desintegrador, ya que varios profesores y estudiantes dieron sus valoraciones a mi favor, y lo que hicieron fue rebajarme la sanción a 6 meses. Pero como yo consideraba que era injusto y, además, yo no iba a dejar de colaborar con los medios independientes, decidí entonces pedir la baja de la universidad”, indicó el comunicador y profesor.

El informe, enriquecido con una tipología de los incidentes represivos, continúa “el trabajo que viene realizando el Observatorio de demostrar que en Cuba la persecución política e ideológica ha sido una política de Estado”, concluyó Baquero.