Nuestro entrevistado de hoy es un creador artístico que pasó de los terrenos resbaladizos de la ficción a los terrenos inseguros del periodismo. Cuba es un país donde señalar a las autoridades se paga con la cárcel, el castigo físico o el escarnio público, aunque hay hombres y mujeres que no se detienen por ello.
Ernesto Santana Saldívar (Puerto Padre, Las Tunas, 1958) es autor de las novelas Ave y Nada ( Premio Alejo Carpentier, 2002) y El carnaval y los muertos, Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka, de 2010; también cultiva la poesía.
Escribir en condiciones donde la censura arrecia es ya un mérito mayor, pero persistir en hacer periodismo independiente a contrapelo de las leyes que lo castigan, se vuelve algo más que un compormiso.
Las columnas de Santana para Cubanet acusan a la política cultural del régimen cubano, a la vez que describen un mundo ya no tan sumergido de creadores artísticos independientes que mantienen vivas las ansias por la libre expresión. De visita en Estados Unidos, contestó al cuestionario de Radio Televisión Martí.
En su caso, ¿cuánto ha influido el hostigamiento policial y la propaganda gubernamental contra su labor en la estabilidad de su familia o la relación con vecinos y amistades más cercanas?
He tenido la suerte de que la relación con la mayor parte de mis amistades no haya sido tan afectada por mi trabajo como periodista, pero para algunos vecinos sí resultó un poco difícil no incluir la sospecha y poner cierto distanciamiento en el trato.
Lee también Dos periodistas y una mentira¿Qué obstáculos legales o impuestos por la Seguridad del Estado ha debido sortear en su intención de hacer periodismo? ¿Cuánto cree que ha influido esta hostilidad en su obra periodística?
Desde antes de ejercer el periodismo tuve problemas para encontrar trabajo y publicar mis textos como escritor, pero luego de comenzar a escribir para Cubanet todo se volvió mucho más difícil, desde el acceso a material documental en instituciones a la participación en eventos culturales o la simple asistencia a algunos de ellos.
Uno de los objetivos de la censura y otros mecanismos represivos es atemorizar al comunicador independiente o alternativo para disuadirlo de realizar su labor. ¿Ha sentido miedo? ¿Puede describir algunas de estas situaciones?
Por supuesto que estás haciendo un trabajo que el gobierno considera una actividad hostil y que, por tanto, te califica como un blanco de sus ataques. Sabes que en cualquier momento tus familiares o tus amigos se pueden ver afectados sin tener ninguna responsabilidad, que en cualquier momento puedes sufrir un registro, la pérdida de tus pertenencias y útiles de trabajo, y que puedes caer en prisión en cualquier momento, tras una simple detención o a través de cualquier proceso fabricado por la Seguridad del Estado.
Sabes que en cualquier momento puedes sufrir un registro, la pérdida de tus pertenencias y útiles de trabajo, y que puedes caer en prisión
Siempre que vas a cubrir un hecho o evento que te parece relevante, tienes que tener en cuenta que puedes no regresar a tu casa y tomar las medidas adecuadas. Tienes siempre la sensación de estar en peligro, sobre todo cuando ves lo que les ocurre a tus colegas constantemente.
Ante la presión del Estado para silenciar a las voces discordantes —y la prensa independiente es una de las más constantes—, ¿por qué insiste en dedicarse a una de las labores más peligrosas que se llevan a cabo en países en dictadura?
Mi trabajo como periodista es una prolongación de mi actitud como ciudadano. Ejercer mis libertades y derechos, comenzando por los de libre expresión, me parece básico para sentirme humano, y además el trabajo como periodista ayuda a dar a conocer la brutalidad y la labor deshumanizadora de un régimen que trata, en primer lugar, de dar una imagen falsa para ser apoyado fuera y dentro del país.
El periodismo puede ser un trabajo muy efectivo a favor de la verdad y de la realidad de los cubanos bajo el castrismo.