Con la compra de Twitter por Elon Musk y su declaración de principios sobre la libertad de expresión y cómo la red social debe ser su abanderada, ¿qué deparará el futuro inmediato a quienes han hecho de esta plataforma en Cuba un brazo armado contra el derecho a disentir?
"La libertad de expresión es la base para que una democracia funcione, y Twitter es la plaza pública digital donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad", ha dicho el dueño de Tesla en un comunicado para anunciar la compra de la red social por 44 mil millones de dólares.
El gobierno cubano ha criminalizado el disenso con leyes que castigan a quienes hacen público en las redes sociales y medios independientes ideas contrarias a las que impone la “revolución”. Por otro lado, emplea a un ejército de informáticos para que difundan su propaganda y defiendan el “socialismo” a través de perfiles falsos.
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En 2019, Twitter suspendió las cuentas de altos miembros del gobierno cubano, includo el exgobernante Raúl Castro, y su hija, Mariela Castro. La medida no frenó el impulso del régimen de La Habana por convertir a las redes sociales en otro frente de "batalla ideológica". La cuenta del sucesor designado de Castro, Miguel Díaz-Canel, se mantiene activa desde agosto de 2018. Le ha seguido recientemente los pasos su esposa, Lis Cuesta.
Los cubanos, tan dados al choteo, y ahora a su forma digital (los memes), han llamado a estos bots humanos “ciberclarias”, unos seres para los que parece no haber lugar en un mundo Twitter a lo Musk.
El magnate, que se unió a Twitter en junio de 2009 y tiene más de 85 millones de seguidores, subrayó que espera que sus peores críticos permanezcan en la plataforma, “porque eso es lo que significa la libertad de expresión”, pero no los bots de spam, a los que ha declarado la guerra.
He aquí una promesa de Musk: “Si nuestra oferta de Twitter tiene éxito, venceremos a los bots de spam o moriremos en el intento”.
Para los cubanos con opiniones críticas sobre la situación en la isla, los activistas de derechos humanos u opositores políticos, las redes sociales, especialmente Twitter y Facebook, han sido en Cuba esa plaza pública de la que habla Musk.
En julio de 2021, una protesta local se convirtió en una manifestación multitudinaria en varias ciudades del país luego de su difusión en redes. El gobierno reprimió a los manifestantes, encarceló a cientos de ellos y los procesó judicialmente por supuestos delitos de “desórdenes públicos, “desacato” y hasta “sedición”. A quiénes dieron a conocer al mundo lo que estaba sucediendo en Cuba el #11J, los rastreó y detuvo días después. Los videos, fotos y frases que postearon sirvieron de evidencia en su contra en los tribunales.
Lee también Del “dictador de mi corazón” al “respetón”: Lis Cuesta se desencadena en TwitterEn marzo pasado, la etiqueta #SOSCuba volvió a ser tendencia en Twitter Cuba, explica en un artículo el proyecto independiente Inventario.
El usuario que encendió la llama, @UnPoetaAhí, defendió su anonimato: “Al vivir en una dictadura, no nos queda de otra que usar el anonimato y las tendencias para poder dar visibilidad a nuestra situación”, escribió en su cuenta.
El oficialismo, dado a poner en alerta a sus fuerzas represivas, respondió con un preocupante: “#VamosConTodo”.
Días después, @UnPoetaAhí señaló: “Un hashtag no nos hará libre, pero sí constituye el símbolo de que estamos más unidos, y eso sí le preocupa a la dictadura, porque cuando estamos juntos cualquier cosa es posible, si no que le pregunten al #11J”.