Cuando el oficial del puesto fronterizo estadounidense le llamó a las 2 de la madrugada de este jueves, Álvaro Moreno no podía imaginar que sería uno de los últimos cubanos en entrar a Estados Unidos bajo el beneficio de la política "pies secos – pies mojados".
Como la noche estaba tranquila en el puesto de Laredo, los oficiales decidieron adelantar las entrevistas y todos los turnos entre las 9 a.m. y la 1 p.m. fueron atendidos esa madrugada.
A las 6:20 a.m. ya tenía el parole en su mano y salió a buscar una agencia de transporte para seguir camino a Miami. Fue allí donde se le acercaron unos periodistas a buscar su reacción al anuncio de la Administración Obama. Moreno no lo pudo creer hasta que él mismo lo leyó en varios sitios digitales.
"Entré en shock. Me dio un dolor de cabeza que te juro que hasta por la mañana… porque no lo podía creer", cuenta Moreno a Martí Noticias vía telefónica, durante el viaje rumbo a Miami por carretera.
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Mientras hace la historia, el guantanamero se debate entre la euforia por su buena suerte y la tristeza por el grupo de amigos que quedaron atrás.
"Muchos de ellos lo vendieron todo. Apostaron todo lo poquito que tenían al sueño americano, y quedarte así, saber que te van a deportar para Cuba o que tienes que salir huyendo para México, que en verdad tienes un término como de 17 días para salir… No saben lo que van a hacer", apunta Moreno.
"Te lo juro que me afecta. La felicidad mía está opacada por el dolor de una pila de hermanos míos que se jodieron", agrega.
Moreno comenzó su viaje en Guyana, junto a un grupo de 10 guantanameros. Atravesó 9 países en un mes y ocho días. De ellos, pasó ocho días en la selva colombo-panameña y otros ocho detenido en Tapachula, México, en espera de un salvoconducto.
"Pasar todo eso y cuando tú llegues aquí, que ya tú estás haciendo tus papeles, te digan así de 'rampampán' que no que tú no vas a entrar, imagínate…", insiste pensando en sus amigos y compañeros de viaje.
La diferencia entre Moreno y ellos fue que él tomó un taxi para llegar a la frontera y decidió esperar su turno allí o que simplemente le tocó un turno anterior a la 1 p.m.
Moreno agradece la claridad de varios de sus amigos en Estados Unidos que le advertían que saliera de Cuba, pues la derogación de la política de "pies secos-pies mojados" estaba cerca. Ellos también le aconsejaron que no se moviera del puesto fronterizo, aunque debiera pasar la noche en espera.
"Mis amigos fueron previsores, con su margen de error, pero previsores, porque no pensaron que iba a ser Obama el que hiciera lo que pensaban haría Trump. Nadie pensó que iba a pasar eso y menos casi al salir de la presidencia", comenta.