Con poco ruido y mucha paciencia el gobierno de Brasil, que preside Dilma Roussef, está cooperando con el gobernante cubano Raúl Castro, para conseguir las inversiones extranjeras que requiere el desarrollo económico de Cuba.
La estrategia brasileña busca una alternativa a la rígida Ley 77 que limita a menos del 50% la participación de capital foráneo en empresas nacionales, y que según los expertos desalienta a las inversiones extranjeras en la isla.
"Los cubanos tienen un problema ideológico y no es el comunismo, sino el nacionalismo", dijo una fuente citada por Reuters. "Nuestras compañías simplemente no están interesadas en simples participaciones minoritarias, que es todo lo que ofrecen (...) para luego ir por ahí presumiendo que ninguna empresa extranjera posee un pedazo de su país", agregó la fuente en un despacho difundido por Reuters la semana pasada.
Las tensiones entre ideología y realidades económicas han puesto sobre la mesa una revisión de la Ley 77 de Inversiones Extranjeras, que se discute con discreción, puertas adentro, y sin apenas referencias en la prensa oficial.
El tema fue mencionado hace dos meses por Yamila Fernández del Busto, directora de Finanzas del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (MINCEX) durante la reunión anual de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba celebrada en La Habana.
Al reseñar el evento el semanario Opciones dijo que la funcionaria anunció “que se trabaja actualmente en la modificación de la Ley 77 para la Inversión Extranjera en Cuba, cuya promulgación se prevé antes de que concluya 2012”. No hubo más detalles.
La variante Roussef -que proponen los brasileños para sortear la camisa de fuerza ideológica de los comunistas cubanos- pretende utilizar la Zona Especial de Desarrollo del Puerto de Mariel, que abarca un área de 180 millas cuadradas, en un enclave para la producción industrial, además de una zona aduanera de libre comercio como se proyectó en un principio.
Analistas han señalado que el objetivo brasileño a largo plazo es contar con una plataforma de producción y zona de libre comercio, a las puertas de Estados Unidos, previendo una eventual normalización de sus relaciones con Cuba.
Por lo pronto la empresa Fanavid S.A, con sede en Sao Paulo, se ha convertido en la primera entidad brasileña que ya se ha comprometido a producir cristales para obras de arquitectura en la Zona Especial, con destino al Mercado cubano, de Brasil y del Caribe.
En el proyecto de ampliación del puerto habanero de Mariel, Brasil ha invertido ya 682 millones de dólares del total de 957 millones previsto en la operación financiada por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES).
El ministro de Desarrollo brasileño, Fernando Pimentel, estuvo de visita en Cuba la pasada semana, se reunió con Raúl Castro, visitó el proyecto de Mariel y declaró a la prensa que conversó con las autoridades del gobierno sobre el apoyo que Brasil puede dar a la modernización del “modelo socialista cubano”, en el marco legal.
“Tenemos un gran interés en cooperar en la definición de este modelo, con vistas a incorporar el mayor número possible de empresas brasileñas”, dijo Pimentel durante su recorrido por las instalaciones del proyecto.
Pimentel firmó un préstamo a Cuba de $200 millones para que los pequeños agricultores privados puedan adquirir tractores y equipos agrícolas en Brasil.
El préstamo, fue concedido dentro del programa “Mais Alimentos” diseñado por el ministerio de Agricultura de Brasil para luchar contra el hambre y la pobreza en África. Cuba es el primer país no africano que se ha beneficiado de ese programa.
En el marco de esa cooperación ocho empresas brasileñas se reunieron el pasado viernes en La Habana con representantes de las cadenas de tiendas estatales TRD y Caracol, y entidades como CIMEX y Palco.
Al encuentro, organizado por la Cámara de Comercio de Cuba (CCC) y la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones (Apex-Brasil), que cuenta con una oficina en La Habana, asistieron firmas brasileñas como Ipanema, de calzado, Brandili, de confecciones infantiles y juveniles y Círculo de textiles.
Estrella Madrigal, presidenta de la CCC, dijo en la reunión que Brasil se convirtió en el primer vendedor de alimentos de Cuba en el 2011 y el segundo destino de los productos farmacéuticos y biotecnológicos cubanos.
El intercambio comercial entre países alcanzó los 642 millones de dólares en 2011, un 31 por ciento más que en el año anterior, pero de esa cifra solo 90 millones correspondieron a exportaciones cubanas, según estadísticas oficiales.
"Los cubanos tienen un problema ideológico y no es el comunismo, sino el nacionalismo", dijo una fuente citada por Reuters. "Nuestras compañías simplemente no están interesadas en simples participaciones minoritarias, que es todo lo que ofrecen (...) para luego ir por ahí presumiendo que ninguna empresa extranjera posee un pedazo de su país", agregó la fuente en un despacho difundido por Reuters la semana pasada.
Las tensiones entre ideología y realidades económicas han puesto sobre la mesa una revisión de la Ley 77 de Inversiones Extranjeras, que se discute con discreción, puertas adentro, y sin apenas referencias en la prensa oficial.
El tema fue mencionado hace dos meses por Yamila Fernández del Busto, directora de Finanzas del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (MINCEX) durante la reunión anual de la Asociación de Economistas y Contadores de Cuba celebrada en La Habana.
Al reseñar el evento el semanario Opciones dijo que la funcionaria anunció “que se trabaja actualmente en la modificación de la Ley 77 para la Inversión Extranjera en Cuba, cuya promulgación se prevé antes de que concluya 2012”. No hubo más detalles.
La variante Roussef -que proponen los brasileños para sortear la camisa de fuerza ideológica de los comunistas cubanos- pretende utilizar la Zona Especial de Desarrollo del Puerto de Mariel, que abarca un área de 180 millas cuadradas, en un enclave para la producción industrial, además de una zona aduanera de libre comercio como se proyectó en un principio.
Analistas han señalado que el objetivo brasileño a largo plazo es contar con una plataforma de producción y zona de libre comercio, a las puertas de Estados Unidos, previendo una eventual normalización de sus relaciones con Cuba.
Por lo pronto la empresa Fanavid S.A, con sede en Sao Paulo, se ha convertido en la primera entidad brasileña que ya se ha comprometido a producir cristales para obras de arquitectura en la Zona Especial, con destino al Mercado cubano, de Brasil y del Caribe.
En el proyecto de ampliación del puerto habanero de Mariel, Brasil ha invertido ya 682 millones de dólares del total de 957 millones previsto en la operación financiada por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES).
El ministro de Desarrollo brasileño, Fernando Pimentel, estuvo de visita en Cuba la pasada semana, se reunió con Raúl Castro, visitó el proyecto de Mariel y declaró a la prensa que conversó con las autoridades del gobierno sobre el apoyo que Brasil puede dar a la modernización del “modelo socialista cubano”, en el marco legal.
“Tenemos un gran interés en cooperar en la definición de este modelo, con vistas a incorporar el mayor número possible de empresas brasileñas”, dijo Pimentel durante su recorrido por las instalaciones del proyecto.
Pimentel firmó un préstamo a Cuba de $200 millones para que los pequeños agricultores privados puedan adquirir tractores y equipos agrícolas en Brasil.
El préstamo, fue concedido dentro del programa “Mais Alimentos” diseñado por el ministerio de Agricultura de Brasil para luchar contra el hambre y la pobreza en África. Cuba es el primer país no africano que se ha beneficiado de ese programa.
En el marco de esa cooperación ocho empresas brasileñas se reunieron el pasado viernes en La Habana con representantes de las cadenas de tiendas estatales TRD y Caracol, y entidades como CIMEX y Palco.
Al encuentro, organizado por la Cámara de Comercio de Cuba (CCC) y la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones (Apex-Brasil), que cuenta con una oficina en La Habana, asistieron firmas brasileñas como Ipanema, de calzado, Brandili, de confecciones infantiles y juveniles y Círculo de textiles.
Estrella Madrigal, presidenta de la CCC, dijo en la reunión que Brasil se convirtió en el primer vendedor de alimentos de Cuba en el 2011 y el segundo destino de los productos farmacéuticos y biotecnológicos cubanos.
El intercambio comercial entre países alcanzó los 642 millones de dólares en 2011, un 31 por ciento más que en el año anterior, pero de esa cifra solo 90 millones correspondieron a exportaciones cubanas, según estadísticas oficiales.