El disidente cubano Oswaldo Payá ocupa un sitio especial en los anales de aquellos que luchan por la libertad y la dignidad humanas frente al totalitarismo, afirma en un editorial el diario estadounidense The Washington Post.
En un comentario suscrito por su junta editorial, el periódico subraya que el fallecido opositor mostró a su pueblo “que no tenían que guardar silencio en la prisión del desmoronado comunismo de Fidel Castro”.
Tras aludir a la noticia del choque automovilístico en el que el opositor perdió la vida el domingo pasado, el Post apunta que “miembros de su familia han cuestionado las circunstancias del accidente”.
El diario hace un resumen de la vida de Payá, gran parte de la cual, dice, consagró a su fe en que las cosas pueden cambiar, y parafrasea sus propias palabras cuando refiriéndose a su encarcelamiento tres años en un campo de trabajo forzoso, el disidente los describió como “una lucha entre el poder y el espíritu”.
A propósito de esa lucha, agrega que Payá “nunca perdió la fe”, defendió la libertad política y religiosa de sus compatriotas en los años 1980 y 1990, y alcanzó mayor prominencia en 2002 con su llamado Proyecto Varela.
El Post destaca que luego de su petición de un referendo nacional para garantizar la libertad de expresión y asociación, y amnistía para los prisioneros políticos, a principios de 2003 Castro desató la Primavera Negra en Cuba, que llevó a la cárcel a 75 disidentes, la mitad de los cuales habían recogido firmas para el Proyecto Varela.
También resalta que fue el ex presidente checo Vaclav Havel, “quien había inspirado a tantos con su resistencia frente al comunismo”, el que nominó a Payá para el Premio Nobel de la Paz en 2003.
“A pesar de las represiones, el señor Payá no se dejó intimidar (…) después desarrolló un documento para promover lo que él llamó un Diálogo Nacional, un debate para todos los cubanos acerca de su futuro, en el que participaron miles de personas”, dice el editorial.
El diario resalta el hecho de que Payá insistió en un cambio pacífico sin “venganza ni exclusiones”, y puntualiza que el opositor buscó “una sociedad libre” que fuese construida por los propios cubanos.
“Aunque sus sueños están aún por cumplir, se harán realidad, y cuando eso ocurra, no será en poca medida debido a que él tuvo el coraje de dar los primeros pasos”, concluye el Post.
En un comentario suscrito por su junta editorial, el periódico subraya que el fallecido opositor mostró a su pueblo “que no tenían que guardar silencio en la prisión del desmoronado comunismo de Fidel Castro”.
Tras aludir a la noticia del choque automovilístico en el que el opositor perdió la vida el domingo pasado, el Post apunta que “miembros de su familia han cuestionado las circunstancias del accidente”.
El diario hace un resumen de la vida de Payá, gran parte de la cual, dice, consagró a su fe en que las cosas pueden cambiar, y parafrasea sus propias palabras cuando refiriéndose a su encarcelamiento tres años en un campo de trabajo forzoso, el disidente los describió como “una lucha entre el poder y el espíritu”.
A propósito de esa lucha, agrega que Payá “nunca perdió la fe”, defendió la libertad política y religiosa de sus compatriotas en los años 1980 y 1990, y alcanzó mayor prominencia en 2002 con su llamado Proyecto Varela.
El Post destaca que luego de su petición de un referendo nacional para garantizar la libertad de expresión y asociación, y amnistía para los prisioneros políticos, a principios de 2003 Castro desató la Primavera Negra en Cuba, que llevó a la cárcel a 75 disidentes, la mitad de los cuales habían recogido firmas para el Proyecto Varela.
También resalta que fue el ex presidente checo Vaclav Havel, “quien había inspirado a tantos con su resistencia frente al comunismo”, el que nominó a Payá para el Premio Nobel de la Paz en 2003.
“A pesar de las represiones, el señor Payá no se dejó intimidar (…) después desarrolló un documento para promover lo que él llamó un Diálogo Nacional, un debate para todos los cubanos acerca de su futuro, en el que participaron miles de personas”, dice el editorial.
El diario resalta el hecho de que Payá insistió en un cambio pacífico sin “venganza ni exclusiones”, y puntualiza que el opositor buscó “una sociedad libre” que fuese construida por los propios cubanos.
“Aunque sus sueños están aún por cumplir, se harán realidad, y cuando eso ocurra, no será en poca medida debido a que él tuvo el coraje de dar los primeros pasos”, concluye el Post.