Al economista cubano Omar Everleny Pérez le parece inconcebible que, por culpa de eso que el gobierno de Miguel Díaz Canel ha llamado “el bloqueo interno”, una remesa que llega a Cuba desde Estados Unidos termine apoyando el sector privado de otros países.
“Los cubanos tienen esos dólares y salen a comprar a otros mercados, entonces me parece inconcebible que una remesa que llega de Estados Unidos se convierta en apoyo al sector privado de otro país, porque cuando estás comprando en Panamá o en México estás ayudando al privado de esos países”, le dijo Everleny desde La Habana a radiotelevisionmarti.com.
Así el dólar “pasa por Cuba, no se queda en Cuba”, añade el economista, expulsado en 2016 del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana por “hablar con la prensa extranjera, dar algunas conferencias o participar en encuentros con personas”.
Everleny también se pregunta en qué parte de la economía cubana se puede notar la presencia de esos recursos humanos “altamente escolarizados” de los cuales siempre presume el gobierno como resultado de la educación universitaria gratuita.
“Porque si me estás diciendo que uno de los valores de Cuba son los recursos humanos altamente calificados… sí, sí, pero ¿dónde está la presencia de esos recursos en la economía cubana?”, cuestiona el experto. “¿Se exporta software, se hacen planos, se hace qué…? Creo que hay que tener cierta coherencia, ¿no?”
La agencia Inter Press Service (IPS) difundió la semana pasada el artículo de Everleny “Medidas económicas necesarias para Cuba”, como parte de las cuales recomienda promover activamente las inversiones “de individuos o familias cubanas que residen en el exterior” y que todos los inversionistas extranjeros puedan contratar directamente a sus empleados en la isla sin la mediación de una agencia subordinada al gobierno.
Propone ampliar la lista de los oficios permitidos para trabajar al margen del Estado, o que el gobierno defina cuáles son los que no acepta y deje a la iniciativa de la población “las actividades que quisieran ejercer por su cuenta”.
No entiende cuál es la diferencia entre el cuentapropista a quien le permiten abrir una paladar y un abogado graduado de la Universidad que quiere abrir su bufete. Hay que salir de las manualidades, declara.
“El Estado tiene que decir: no quiero que haya educación privada, punto, y no quiero que haya esto, punto”, manifiesta el economista. Se deben permitir todas las iniciativas, “la gente quiere [hacer] a lo mejor un cibercafé; por qué no puede haber cinco ingenieros civiles que se unan y creen una consultoría de ingenieros civiles donde el Estado les contrate un plan, o un arquitecto”.
Porque si el país no quiere aprovechar esos recursos altamente calificados, “ellos [las personas escolarizadas] sí se están aprovechando”, comenta Everleny. “Terminan la universidad y muchos –no es ningún secreto—marchan al exterior, a Uruguay, a Paraguay, a Ecuador, a España; se van como que van a estudiar una maestría, pero después no regresan”.
El Estado invierte recursos en una persona, garantiza su educación universitaria, “pero después no se quedan en su economía”.
“Entonces el ciclo, si no se cierra, fue un escape de recursos”, dice Everleny, que fue profesor de Economía en la Universidad de La Habana durante más de tres décadas y ahora es un economista independiente.
A su vez, advierte Everleny, él no pretende que sus 10 propuestas sean una solución mágica para resolver los problemas de la economía cubana.
“Quise aclarar, porque están diciendo que hay que aumentar la oferta, aumentar los servicios, y un poco la gente no entiende de lo que estamos hablando”, comenta el experto. “Dije: si quieren aumentar la oferta de bienes y servicios, algunas de las medidas podrían ser estas. Pero [son] inagotables las cosas que se podrían hacer”.
Apunta que se concentró en las reservas económicas disponibles en el trabajo por cuenta propia sin entrar en la gestión de las empresas estatales.
“Por ejemplo, que un gerente sea gerente y no administrador de recursos”, dice, subrayando la necesidad de la iniciativa y de la responsabilidad fiscal también dentro de la empresa estatal.
“Hay toda una serie de cosas que se podrían hacer, pero estas [10] medidas avanzarían mucho el tema que el gobierno ha dicho que es el bloqueo interno: quitarle el impuesto al dólar, permitir que una cooperativa importe; lograr que se pueda comprar aquí en dólares [en mercados mayoristas] … esos son problemas internos”, dice el economista.
Everleny no sabe qué repercusión práctica podría tener su decálogo en la economía cubana.
“Lo único que sí sé es que me gustaría dejar escrito lo que piensa una parte de las personas, porque todos con los que he hablado están de acuerdo con esas medidas, y son medidas que alguien tiene que demostrarme que son absurdas”, manifiesta Everleny. “Si hoy en la calle, en el mercado negro, se está cambiando el dólar uno a uno [con el CUC], ¿por qué el Estado en sus CADECAS, que las tiene para eso, no cambia uno a uno?”
La conclusión es que no va ningún dólar al Estado y todo se queda en la parte de los particulares, sentencia el economista.
“Como estoy teniendo una visión casi gubernamental en el asunto: ¿entonces cuál sería la contradicción?”, vuelve a preguntarse. “Si tú me dices a mí en todos los discursos que el sector no estatal es parte del proceso de desarrollo, y que las fuerzas van a [actuar] todas juntas, ¿por qué después tomas unas medidas para las cooperativas que lo que van a es a eliminar las cooperativas?”
Hay un doble discurso ahí, cree Everleny. No hay coherencia, dice, por eso quería sacar a luz esos temas.
“Para que después no digan, bueno, ¿pero en Cuba no pensaban?”, añade el experto. “Bueno, siempre en Cuba pensaban; que no ejecutaban es otra cosa”.