Las gallinas cubanas han recuperado su capacidad para poner huevos y el estimado de producción de este mes de mayo, es de 169, 3 millones de huevos, una cifra que según afirman los dirigentes estatales del sector, sobrepasa el plan previsto.
Esta información fue ofrecida a la prensa oficial por el ingeniero Armando Capó González, director general de la División Tecnológica Avícola, perteneciente al Grupo Empresarial Ganadero del Ministerio de la Agricultura (Minag).
El diario Granma dijo que esta elevada producción de huevos, “constituye la mejor respuesta de los trabajadores avícolas ante las dificultades sorteadas en cuanto a la disponibilidad de materia prima”.
La afirmación del órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, parece imprecisa e injusta. Lo primero porque “los trabajadores avícolas” no son quienes cumplieron el plan de producción de huevos, sino las gallinas, que habían disminuido su producción por falta de alimentos.
“Como se ha informado, la principal razón de la escasez de huevo es que las gallinas no tuvieron el alimento necesario en el tiempo oportuno y con la calidad requerida, debido a que las importaciones no llegaron al país por las limitaciones financieras”.
Capó explicó que la materia prima para elaborar el alimento para las gallinas comenzó a llegar a la isla desde el pasado mes de abril, garantizando así una mejor alimentación de las aves, aunque en algunas regiones el problema es más agudo debido a otras causas.
El empresario estatal dijo que en la región oriental aún se arrastran los daños ocasionados por el huracán Irma que destruyó instalaciones y obligó a sacrificar muchas gallinas por bajos rendimientos. Desde entonces, aseguró Capó, las gallinas orientales están estresadas por el fenómeno meteorológico.
Irma azotó la costa norte de Cuba desde el 9 al 11 de septiembre de 2017 como un huracán de Categoría 4, y según informó entonces El Instituto de Meteorología de Cuba, el ojo del huracán tocó tierra en Cayo Romano, ubicado en el pequeño archipiélago Jardines del Rey en la costa norte de Camagüey, afectando con mayor impacto las provincias centrales del país.