El gobierno cubano sigue empeñado en las relaciones de producción de los pequeños comerciantes. La Universidad de Las Tunas Vladimir Ilich Lenin acaba de convocar a cursos de un mes para enseñar mercadotecnia, “asuntos de comunicación”, administración financiera y otros que comienzan en este mes de abril, según informa el diario oficialista Granma.
Aun así poco podrían hacer los interesados ante la falta de insumos, las malas prácticas de los inspectores estatales que acosan todo el día a los cuentapropistas o las quejas ante la Oficina Nacional de Asuntos Tributarios (ONAT) por las impedimentas burocráticas e imprecisiones en la regulación del Trabajo por cuenta propia.
La ONAT ha sido sujeto de críticas, pues las mismas actividades comerciales descritas no especifican en muchos casos el marco de su acción. El más sonado y reciente caso fue la prohibición de la venta de ropa importada, donde “las perchas” fueron prohibidas de la vista pública.
Entre las “técnicas de negociación” que impartirá la denominada casa de altos estudios” en la provincia, debemos suponer que enfilará a precisar las inconvenientes para aumentar la cantidad de mesas que pueda tener una ‘paladar’ o como distinguir el significado entre “a domicilio” o “en su domicilio", cuando se refieren a los vendedores “de alimentos y bebidas no alcohólicas”, como ha reflejado el sitio digital cubano dedicado a esta actividad.
La criminalización de la iniciativa individual se ha tornado en costumbre. En cuanto los vendedores de ropas importadas tomaron vuelo y fueron la preferencia y brújula de la moda en Cuba, entraron en vigor las oleadas de inspección, retenciones de bultos en los aeropuertos y el coro de ataques desde la prensa para sellar la historia con la suspensión definitiva del mecanismo de venta.
Un rosario de medidas absurdas cae encima de los regladores estatales como Finanzas y precios o la mencionada ONAT. Los conocidos “carretilleros” son obligados a moverse constantemente ya que su estacionamiento es multado con cargos de 500 ó 1000 pesos; como ocurrió a inicios de enero en San Germán, provincia Holguín.
Un grupo de carretilleros protestaron frente al gobierno municipal por lo que consideraban una injusta medida: “Decidimos ir hoy al Poder popular, decían que debíamos mantenernos caminando con todos los productos y eso no hay persona que lo aguante”, aseguró Aldo García Gómez en aquellas ocasión.
La universidad tunera decidirá “acerca de la matrícula para esta primera versión y la posible organización de nuevas ediciones”, sin precisar hasta ahora los requisitos.
Aun así poco podrían hacer los interesados ante la falta de insumos, las malas prácticas de los inspectores estatales que acosan todo el día a los cuentapropistas o las quejas ante la Oficina Nacional de Asuntos Tributarios (ONAT) por las impedimentas burocráticas e imprecisiones en la regulación del Trabajo por cuenta propia.
La ONAT ha sido sujeto de críticas, pues las mismas actividades comerciales descritas no especifican en muchos casos el marco de su acción. El más sonado y reciente caso fue la prohibición de la venta de ropa importada, donde “las perchas” fueron prohibidas de la vista pública.
Entre las “técnicas de negociación” que impartirá la denominada casa de altos estudios” en la provincia, debemos suponer que enfilará a precisar las inconvenientes para aumentar la cantidad de mesas que pueda tener una ‘paladar’ o como distinguir el significado entre “a domicilio” o “en su domicilio", cuando se refieren a los vendedores “de alimentos y bebidas no alcohólicas”, como ha reflejado el sitio digital cubano dedicado a esta actividad.
La criminalización de la iniciativa individual se ha tornado en costumbre. En cuanto los vendedores de ropas importadas tomaron vuelo y fueron la preferencia y brújula de la moda en Cuba, entraron en vigor las oleadas de inspección, retenciones de bultos en los aeropuertos y el coro de ataques desde la prensa para sellar la historia con la suspensión definitiva del mecanismo de venta.
Un rosario de medidas absurdas cae encima de los regladores estatales como Finanzas y precios o la mencionada ONAT. Los conocidos “carretilleros” son obligados a moverse constantemente ya que su estacionamiento es multado con cargos de 500 ó 1000 pesos; como ocurrió a inicios de enero en San Germán, provincia Holguín.
Un grupo de carretilleros protestaron frente al gobierno municipal por lo que consideraban una injusta medida: “Decidimos ir hoy al Poder popular, decían que debíamos mantenernos caminando con todos los productos y eso no hay persona que lo aguante”, aseguró Aldo García Gómez en aquellas ocasión.
La universidad tunera decidirá “acerca de la matrícula para esta primera versión y la posible organización de nuevas ediciones”, sin precisar hasta ahora los requisitos.