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John Carlos, atleta que protestó en las Olimpíadas del 68, recuerda sus raíces cubanas


John Carlos, el 17 de octubre de 2018, en San José, California, en el aniversario 50 de su protesta. (AP/Tony Avelar).
John Carlos, el 17 de octubre de 2018, en San José, California, en el aniversario 50 de su protesta. (AP/Tony Avelar).

“Mi madre nació en Jamaica, pero estuvo ahí sólo un par de días. Enseguida regresó a Cuba, de dónde eran sus padres y dónde se crió hasta los 17 años de edad”, declaró el velocista olímpico John Carlos a Martí Noticias.

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El atleta estadounidense de origen cubano, John Carlos, famoso por su emblemática protesta de puños envueltos en medias negras y alzados al aire en las Olimpíadas de México el 16 de octubre de 1968, reveló a Martí Noticias sus vínculos de familia con Cuba.

El velocista de los 100 y 200 metros explicó en entrevista vía telefónica, desde su hogar en Georgia, que su madre Vioiris Lawrence y los padres de ella eran de Cuba, y que él pudo visitar la isla en dos ocasiones.

“Mi madre nació en Jamaica, pero estuvo ahí sólo un par de días. Enseguida regresó a Cuba, de dónde eran sus padres y en dónde se crió hasta los 17 años de edad”, declaró Carlos.

“Nació en 1919”, precisó, “en un pueblo sobre la bahía...solía decirme que podía ver el mar desde su hogar”. Ella es "de Oriente, en Holguín", aclaró a Martí Noticias Earl Carlos, hermano de John.

Vioiris Lawrence, madre del atleta John Carlos
Vioiris Lawrence, madre del atleta John Carlos

La protesta

Cuando John Carlos protestó en los Juegos Olímpicos de 1968 al lado de su colega Tommie Smith y con el apoyo del atleta australiano Peter Norman, su objetivo era defender los derechos de la comunidad negra en Estados Unidos y sacar a relucir el problema de la pobreza en su comunidad.

Los tres estaban en el podio para recibir las medallas tras correr los 200 metros. Smith salió primero y Carlos tercero. Smith levantó su puño derecho y Carlos el izquierdo. Ambos estaban descalzos para representar la pobreza de los afroamericanos. Norman estaba al tanto de la protesta y dio su pleno apoyo. Y posteriormente mantuvo una estrecha relación con ambos estadounidenses.

Además, los tres padecieron las consecuencias de la protesta. Fueron criticados y sancionados por el Comité Olímpico Internacional y acosados en sus respectivos países. La primera esposa de Carlos no aguantó las presiones y se quitó la vida. Smith y Carlos jugaron al fútbol americano profesionalmente, pero Norman nunca más pudo competir.

Este tipo de protesta no tenía precedentes, e inició la costumbre de usar los escenarios de los grandes espectáculos para hacer demostraciones promoviendo la lucha contra el racismo y otras causas.

Su padre y las visitas a Cuba

El padre de los Carlos nació en Camden, Carolina del Sur, y fue quien se opuso a que la familia hablara en español.

Hoy John Carlos lamenta aquella decisión paterna porque le hubiera gustado hablar el lenguaje de su madre. “Eso fue un error que mi padre reconoció años después”, explicó el atleta olímpico.

A través de los años, la señora Lawrence, enfermera de profesión, no habló mucho sobre asuntos políticos en Cuba. Pero John recuerda que ella tenía una amistad que los visitaba y que luchó contra las fuerzas de Fulgencio Batista. También recuerda que su madre le había dicho que fue a una escuela con un hermano de Fidel Castro.

“Después de las Olimpíadas de 1968, Fidel Castro me invitó a visitar Cuba, pero el presidente Richard Nixon dijo que si aceptaba la invitación, no podría regresar a Estados Unidos, así que no fui”, comentó John.

Octubre 16, 1968. John Carlos (derecha) y Tommie Smith (centro) con puños negros, y descalzos. Peter Norman con un escudo en el pecho en apoyo a ambos (AP).
Octubre 16, 1968. John Carlos (derecha) y Tommie Smith (centro) con puños negros, y descalzos. Peter Norman con un escudo en el pecho en apoyo a ambos (AP).

También dijo que él no conocía bien las leyes nacionales y sus raíces cubanas, y que si lo hubiera sabido, hubiese visitado Cuba regularmente.

Años después, “cuando mi madre era anciana…le pregunté si quería regresar a casa”. Ella pensó que se refería a Nueva York, donde se crió John Carlos en las calles de Harlem.

“Vayamos a Cuba”, dijo él. “Dios mío, sí”, respondió su madre, “con una mirada de ojos iluminados”.

Earl Carlos confirmó a Martí Noticias que ese viaje ocurrió en junio de 1999 y su madre tenía 80 años de edad. “Fue una visita muy agradable, con mucha familia”, dijo Earl. “Fue una visita privada y emocional”, comentó por su parte, John.

Un momento conmovedor, dijo el atleta, fue cuando visitaron el cementerio donde están enterrados sus dos abuelos. “Pude ver la tumba y acostarme en ese lugar y abrazarlos”.

“Estar en Cuba con ella fue, probablemente, una de las experiencias más grandes de mi vida; regresar y ver a madre brillar como un árbol de Navidad fue fascinante”, afirmó.

John Carlos regresó un tiempo después a La Habana para participar en entrenamientos con jóvenes atletas cubanos.

Acerca de temas políticos, dijo que lamentaba el embargo comercial que Estados Unidos mantiene sobre el gobierno cubano desde hace seis décadas “porque perjudica al pueblo más que a Fidel”, quien gobernó la isla desde 1959 hasta que cedió el cargo a su hermano Raúl en 2006.

En cuanto a la situación que vio en Cuba en 1999, dijo que las casas estaban descuidadas, con paredes sin pintar y sin proteger la madera. “Era como si alguien hubiera estornudado demasiado fuerte”, comentó.

En ese contexto dijo que le gustaba el barrio donde vivía su madre porque los niños iban con muchas ganas a la escuela, algo que él no veía ocurrir en Estados Unidos.

Luego destacó la situación de la pobreza y los gobiernos. La realidad es que “los países del tercer mundo” reciben ayuda humanitaria, pero “no llega al pueblo, nunca...muy poco llega al pueblo. Los que tienen poder, dan recursos a su gente, su círculo. Para el resto, está lo que sobra”.

Agregó que “la gente en Cuba no está bien. No veo progreso económico. Veo que los cubanos que emigran a la Florida están mucho mejor que allá en Cuba…son muy buenos trabajadores. Muchos vienen acá y mandan dinero a la isla. Mi mamá hizo eso por años”.

Hoy en día John Carlos sigue activo en la defensa de los derechos humanos, como si fuera, en sus propias palabras, “un embajador independiente de los derechos humanos”.

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