Un comentario publicado por el diario The Washington Post pone en tela de juicio al gobierno de España por ignorar recientes revelaciones según las cuales el disidente cubano Oswaldo Payá murió asesinado, y no víctima de un accidente automovilístico como dicen las autoridades de La Habana.
Jackson Diehl, vicedirector de las páginas editoriales del periódico y autor del comentario, alude a la entrevista concedida días atrás al Post por el chofer del carro en el que murió Payá, Ángel Carromero, quien dijo que el auto fue embestido por un vehículo del gobierno que los sacó de la carretera y que él no podría vivir si seguía ocultando la verdad sobre el hecho.
El Post destaca que tras estas declaraciones, el ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel García-Margallo contestó con remilgos a los reporteros que "no tenía evidencia" de la revelación hecha por joven.
De acuerdo con García-Margallo, la evidencia que tenía era un acuerdo entre el gobierno cubano y España permitiendo la repatriación, que "reconocía…la legitimidad del veredicto" contra Carromero por homicidio culposo.
En otras palabras, dice el comentario, el ministro español "estaba diciendo que él pensaba que la seguridad cubana era más creíble que un líder de 27 años de su propio partido (Partido Popular) que habló poniendo en riesgo su carrera y su libertad condicional".
Según el Post, vale la pena considerar por qué el gobierno español, al igual que el de EE.UU. y las democracias latinoamericanas ignoran el alegato de Carromero.
"Si el legendario disidente Andrei Sajarov hubiese muerto en un sospechoso accidente de auto en la Unión Soviética—añade--, y un creíble testigo occidental hubiera ofrecido un testimonio como el de Carromero, es difícil imaginar que Ronald Reagan y el ex presidente del gobierno español Felipe González hubiesen permanecido silentes".
Para respaldar su enfoque, el diario subraya que de acuerdo con la versión cubana el auto que conducía Carromero chocó contra un árbol. "Pero la foto que las autoridades difundieron—precisa-- muestra un sedán claramente escachado por detrás".
También dice que el choque fue el segundo accidente de Payá en dos meses, puesto que un auto que el conducía en La Habana fue igualmente chocado por un vehículo sospechoso, incidente en el que sólo sufrió ligeras lesiones. Y agrega que "su familia afirma que regularmente (Payá) recibía llamadas telefónicas con amenazas de muerte".
Tal vez García-Margallo se ve compelido por consideraciones políticas—concluye el comentario--, debido al "refinamiento del gobierno español con el régimen de Castro, su gratitud por liberar a docenas de prisioneros políticos, sus esperanzas de que cuatro españoles que siguen presos en Cuba sean liberados al igual que Carromero".
Otros gobiernos occidentales –puntualiza--, quieren creer desesperadamente que Raúl Castro es un reformador que poco a poco está liberalizando a Cuba.
Familia de Payá
Familiares de Oswaldo Payá han apelado al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas reclamando una investigación del accidente y la hija del disidente, Rosa María Paya, ha declarado estar "totalmente decepcionada" con la actitud del Gobierno español por haber dado "crédito a la justicia cubana como si fuese un Estado de derecho".
En declaraciones a la televisión española, Rosa María dijo este lunes que los hechos "confirman" que el carro que conducía Carromero fue "embestido" por un segundo automóvil, y también denunció que "hace menos de una semana" en su casa se recibió una llamada telefónica en la que alguien le dijo: "Te vamos a matar".
La hija de Payá indicó que no ha descartado denunciar los hechos ante la Audiencia Nacional de España.
Jackson Diehl, vicedirector de las páginas editoriales del periódico y autor del comentario, alude a la entrevista concedida días atrás al Post por el chofer del carro en el que murió Payá, Ángel Carromero, quien dijo que el auto fue embestido por un vehículo del gobierno que los sacó de la carretera y que él no podría vivir si seguía ocultando la verdad sobre el hecho.
El Post destaca que tras estas declaraciones, el ministro de Relaciones Exteriores español, José Manuel García-Margallo contestó con remilgos a los reporteros que "no tenía evidencia" de la revelación hecha por joven.
De acuerdo con García-Margallo, la evidencia que tenía era un acuerdo entre el gobierno cubano y España permitiendo la repatriación, que "reconocía…la legitimidad del veredicto" contra Carromero por homicidio culposo.
En otras palabras, dice el comentario, el ministro español "estaba diciendo que él pensaba que la seguridad cubana era más creíble que un líder de 27 años de su propio partido (Partido Popular) que habló poniendo en riesgo su carrera y su libertad condicional".
Según el Post, vale la pena considerar por qué el gobierno español, al igual que el de EE.UU. y las democracias latinoamericanas ignoran el alegato de Carromero.
"Si el legendario disidente Andrei Sajarov hubiese muerto en un sospechoso accidente de auto en la Unión Soviética—añade--, y un creíble testigo occidental hubiera ofrecido un testimonio como el de Carromero, es difícil imaginar que Ronald Reagan y el ex presidente del gobierno español Felipe González hubiesen permanecido silentes".
Para respaldar su enfoque, el diario subraya que de acuerdo con la versión cubana el auto que conducía Carromero chocó contra un árbol. "Pero la foto que las autoridades difundieron—precisa-- muestra un sedán claramente escachado por detrás".
También dice que el choque fue el segundo accidente de Payá en dos meses, puesto que un auto que el conducía en La Habana fue igualmente chocado por un vehículo sospechoso, incidente en el que sólo sufrió ligeras lesiones. Y agrega que "su familia afirma que regularmente (Payá) recibía llamadas telefónicas con amenazas de muerte".
Tal vez García-Margallo se ve compelido por consideraciones políticas—concluye el comentario--, debido al "refinamiento del gobierno español con el régimen de Castro, su gratitud por liberar a docenas de prisioneros políticos, sus esperanzas de que cuatro españoles que siguen presos en Cuba sean liberados al igual que Carromero".
Otros gobiernos occidentales –puntualiza--, quieren creer desesperadamente que Raúl Castro es un reformador que poco a poco está liberalizando a Cuba.
Familia de Payá
Familiares de Oswaldo Payá han apelado al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas reclamando una investigación del accidente y la hija del disidente, Rosa María Paya, ha declarado estar "totalmente decepcionada" con la actitud del Gobierno español por haber dado "crédito a la justicia cubana como si fuese un Estado de derecho".
En declaraciones a la televisión española, Rosa María dijo este lunes que los hechos "confirman" que el carro que conducía Carromero fue "embestido" por un segundo automóvil, y también denunció que "hace menos de una semana" en su casa se recibió una llamada telefónica en la que alguien le dijo: "Te vamos a matar".
La hija de Payá indicó que no ha descartado denunciar los hechos ante la Audiencia Nacional de España.