No es anormal que haya un juicio por el accidente de auto en el que murieron en julio pasado los disidentes cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, lo que es “difícilmente aceptable”, señala este martes un artículo en el diario español ABC, es que desde que tuvo lugar el hecho el conductor del vehículo, Ángel Carromero, “ haya permanecido en prisión”.
Entre otras razones es inaceptable, dice el artículo, porque las familias de los fallecidos no han presentado ningún cargo contra el español que iba al volante del vehículo y contra quien la fiscalía cubana ha pedido siete años de prisión por homicidio.
“El régimen de los Castro –señala además– no accedió a las demandas de las autoridades españolas para que el acusado pudiera quedar en libertad hasta el momento del juicio, aunque con la prohibición de abandonar el país”.
También destaca que después de haber televisado la “confesión” de Carromero “en una puesta en escena que recordaba esos vídeos en que los secuestradores presentan a sus secuestrados, le han mantenido en prisión para lanzar un mensaje de lo que puede sucederles a quienes pretendan apoyar a los ´contrarrevolucionarios´ de la disidencia".
Según el articulista, aunque inicialmente parecía que el proceso judicial podía ser rápido, “ han dejado pasar los días hasta plantarse en una fecha (5 de octubre) que se sitúa a solo una semana de la Fiesta Nacional de España, el 12 de octubre, por si al Gobierno español se le hubiera ocurrido la idea de invitar de nuevo a los disidentes a la recepción en la Embajada”.
En adición, señala que una vez fijada la fecha del juicio, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, “no tendrá que sufrir el apremio que, en caso contrario, hubiera tenido por parte de su colega español, José Manuel García-Margallo”, con quien se reunirá la próxima semana en Nueva York, durante la Asamblea General de Naciones Unidas.
El gobierno español, y singularmente su ministro de Exteriores, apunta, quieren alcanzar pronto el objetivo de que Carromero vuelva a Madrid: absuelto o condenado a pocos años de forma que pudiera ser expulsado del país o cumplir la pena en España. “No se debe olvidar –precisa– que esa solución podría llegar en vísperas de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, prevista para mediados de noviembre”.
Entre otras razones es inaceptable, dice el artículo, porque las familias de los fallecidos no han presentado ningún cargo contra el español que iba al volante del vehículo y contra quien la fiscalía cubana ha pedido siete años de prisión por homicidio.
“El régimen de los Castro –señala además– no accedió a las demandas de las autoridades españolas para que el acusado pudiera quedar en libertad hasta el momento del juicio, aunque con la prohibición de abandonar el país”.
También destaca que después de haber televisado la “confesión” de Carromero “en una puesta en escena que recordaba esos vídeos en que los secuestradores presentan a sus secuestrados, le han mantenido en prisión para lanzar un mensaje de lo que puede sucederles a quienes pretendan apoyar a los ´contrarrevolucionarios´ de la disidencia".
Según el articulista, aunque inicialmente parecía que el proceso judicial podía ser rápido, “ han dejado pasar los días hasta plantarse en una fecha (5 de octubre) que se sitúa a solo una semana de la Fiesta Nacional de España, el 12 de octubre, por si al Gobierno español se le hubiera ocurrido la idea de invitar de nuevo a los disidentes a la recepción en la Embajada”.
En adición, señala que una vez fijada la fecha del juicio, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, “no tendrá que sufrir el apremio que, en caso contrario, hubiera tenido por parte de su colega español, José Manuel García-Margallo”, con quien se reunirá la próxima semana en Nueva York, durante la Asamblea General de Naciones Unidas.
El gobierno español, y singularmente su ministro de Exteriores, apunta, quieren alcanzar pronto el objetivo de que Carromero vuelva a Madrid: absuelto o condenado a pocos años de forma que pudiera ser expulsado del país o cumplir la pena en España. “No se debe olvidar –precisa– que esa solución podría llegar en vísperas de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, prevista para mediados de noviembre”.