Autoridades de Inmigración de EEUU negaron al cowboy de la cocaína, Augusto "Willy" Falcón, una petición para no ser deportado a Cuba bajo el argumento de que ayudó a financiar un plan de la CIA para matar a Fidel Castro.
Falcón es un delincuente convicto que no tiene ciudadanía estadounidense, por lo que al cumplir su condena de 20 años de prisión por lavado de dinero en junio pasado fue detenido, recluido en una instalación para inmigrantes indocumentados en Louisiana y sujeto a deportación.
Sus abogados, Steven Goldstein y Ada Pozo, alegan que si Falcón es deportado a Cuba podría ser ejecutado por el régimen castrista, pero la jueza de inmigración Agnelis Reese rechazó la pasada semana la petición que le habría permitido quedarse en Estados Unidos, según publica este lunes el diario Miami Herald.
No obstante, la decisión no supone la deportación inmediata del exconvicto. Los abogados podrían apelar el dictamen de Reese.
El diario explica "que en su intento por bloquear la deportación a Cuba, Falcón reveló un secreto sobre su asociación con Sal Magluta, otro cowboy de la cocaína". Falcón y Magluta amasaron una fortuna con sus operaciones de narcotráfico para los carteles de Medellín y Cali en una época en que la violencia reinaba en las calles de Miami.
A mediados de la década del 90, juntos habrían donado una suma importante de dinero de sus ganancias del narcotráfico a "grupos de exiliados cubanos paramilitares con el fin de asesinar a Castro".
Las contribuciones de Falcón y Magluta, también nacido en Cuba, habrían servido para el pago de armas, suministros y entrenamiento en los Everglades de luchadores anticastristas, agrega el diario.
Condenado por cargos de narcotráfico, Magluta cumple una sentencia de 195 años en prisión.
Falcón, ¿un caso diferente?
Según el Miami Herald, Falcón, de 62 años, nacido en Cuba y residente permanente en EEUU, "ha sido tratado de manera diferente a otros ciudadanos cubanos condenados por delitos graves en Estados Unidos", a quienes se les permitió quedarse en el país.
En agosto de 2016, la Administración Obama envió a Cuba 717 cubanos cuyas órdenes finales de deportación fueron emitidas durante ese gobierno y el de George W. Bush, señalando su prioridad de devolver a la isla a unas 35,500 personas convictas de delitos graves ante la justicia estadounidense.
Un informe del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) aseguraba entonces que las deportaciones de cubanos con antecedentes delictivos en EEUU han continuado ejecutándose regularmente, sin alterar el acuerdo establecido en 1984, y a pesar de las tensiones políticas que gravitaron sobre las relaciones bilaterales en las últimas dos décadas.
Con el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, el tema fue puesto nuevamente sobre la mesa de negociaciones por parte de la representación estadounidense.
(Con información del Miami Herald y Archivo Martí Noticias)