Dependiente de Venezuela y bajo sanciones de Estados Unidos, Cuba vive una pesadilla económica en la que la política continuista del liderazgo actual no aporta soluciones, advirtió el economista Carmelo Mesa-Lago durante su intervención en el Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés) celebrado este fin de semana en Boston.
“Esta es una situación muy seria. Si se agrava la crisis económica y política de Venezuela y las políticas de Trump hacia Cuba continúan su implementación, va a ver un severo impacto sobre la economía cubana”, dijo.
El economista señaló que luego de hacer "un análisis muy cuidadoso de la nueva legislación" encontró que "el tipo de medidas que están discutiendo y proponiendo (el gobierno cubano) no están relacionadas con la gravedad del problema que Cuba enfrenta. (…) Las estrategias son esencialmente más de lo mismo (…) Hacen una mínima mención a la necesidad de acelerar y profundizar la reforma estructural de la economía”.
Mesa Lago señaló que en lugar de hablar de continuismo, el liderazgo actual debía inspirarse en las reformas económicas que se vio obligado a aplicar el fallecido gobernante Fidel Castro en 1990 durante el llamado período especial (despenalización del dólar, apertura al turismo, trabajo por cuenta propia, mercado libre campesino) y tomar las reformas necesarias para enfrentar la grave crisis que se avecina.
“Un modelo que fracasó en todos lados”
Profesor Emérito de Economía de la Universidad de Pittsburg, Mesa-Lago centró su presentación en los “Cambios económicos y continuidades” en Cuba desde 1958 hasta 2018, como parte de un panel titulado “La revolución cubana 60 años después”.
Cuba, que cambió de una economía de mercado a una centralizada en la que predominan las empresas estatales y la agricultura colectiva, ha mantenido como constante durante estos 60 años la “incapacidad de generar un crecimiento sostenible y apropiado, y de financiar las importaciones con sus exportaciones, sin ayuda o subsidios extranjeros significativos”, afirmó el experto.
Antes de la revolución de 1959, la isla tenía una dependencia económica de Estados Unidos de un 52%, cifra que se incrementó luego con la URSS a 72%, y que desde el año 2000 con Venezuela alcanzó un máximo de 44%, dijo el experto.
Los subsidios de la URSS, entre 1960-1990, fueron de unos 65 mil millones de dólares, mientras que el comercio de bienes y servicios con Venezuela, en su mejor momento en 2012, constituyeron el 22% del PIB de Cuba, añadió.
Mesa-Lago dijo que a pesar de esta inmensa ayuda proveniente de la URSS y de Venezuela, y de las reformas implementadas por Raúl Castro entre 2007 y 2017 -que a su juicio no tuvieron un efecto positivo significativo- “el ineficiente modelo económico cubano, un modelo que fracasó en todos lados, ha tenido un pésimo desempeño”.
En una explicación de lo que este modelo ha costado a la economía de la isla, el experto dijo que en los últimos tres años el crecimiento económico medio en Cuba apenas alcanza el 1.1%. Mesa-Lago indicó que el plan estatal de lograr un crecimiento del PIB de 1.5 en 2019 es imposible de alcanzar “con todos los problemas en la economía venezolana” y debido a “las sanciones punitivas impuestas por el presidente Trump”.
El déficit fiscal de Cuba, añadió, creció a casi el 9% en 2017, y en 2018 sería de un 11%.
Venezuela, peligrosa dependencia
Las relaciones económicas con su principal socio comercial y aliado político, Venezuela, que en 2012 generaron más de $16 mil millones de dólares en total, no atraviesan el mejor momento para Cuba, dijo Mesa-Lago.
El experto explicó que los ingresos por concepto de exportación de servicios profesionales de Cuba a Venezuela crecieron de más de 4 mil millones en 2007 a un pico de más de $7.6 mil millones en 2013, para luego caer un 24%, a $5.8 mil millones, en 2017.
Las importaciones de crudo venezolano, que en 2012 alcanzaron un máximo de más de 6 mil millones, decrecieron a 1.8 mil millones en 2017, una caída del 70 por ciento. La importación de otros bienes decreció un 84%, señaló.
“La crisis venezolana ya ha costado a Cuba 8 mil millones de dólares”, apuntó Mesa-Lago. “Si el régimen de (Nicolás) Maduro cae, Cuba estaría perdiendo otros 8 mil millones”, sentenció.
“¿Cómo confrontando estos serios problemas vas a continuar con la vieja política?”, se cuestionó el economista.
El panel de LASA, presentado por Alejandro de la Fuente, director del Programa de Estudios de Cuba de la Universidad de Harvard, contó con la participación de Lillian Guerra, catedrática Waldo W. Neikirk en Historia de Cuba y el Caribe de la Universidad de la Florida, y el académico y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray, exprofesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI).