Un especialista en asuntos latinoamericanos del Instituto Brookings, Ted Piccone, ha llamado al presidente Barack Obama a apostar por Cuba en su segundo mandato, pasando la página de la Guerra Fría hacia una nueva era de compromiso constructivo.
Según escribe Piccone en el boletín Foreign Policy de la entidad, tal cambio de enfoque se justifica, entre otras razones, porque la muerte del presidente Hugo Chávez en Venezuela podría debilitar aún más el precario proceso de control político vertical y liberalización económica en la isla
Califica en este último sentido de “reformas importantes para modernizar y liberalizar la economía” las autorizaciones para comprar y vender propiedades, y para abrir pequeños negocios que –dice—“pueden competir en igualdad de condiciones con las empresas estatales”.
Según el vicedirector para Política Exterior de Brookings, el relajamiento emprendido por Raúl Castro se extiende más allá de la economía, con la supresión de los controles de salida del país y lo que describe como “el traspaso gradual del poder a una nueva generación de líderes partidistas y militares más pragmáticos”.
El autor opina que Obama puede y debe usar su autoridad ejecutiva para aplicar alternativas a su disposición, entre ellas:
- Nombrar a un enviado especial para abrir un diálogo discreto y sin condiciones con La Habana a fin de discutir temas como migración, viajes, antiterrorismo y antidrogas, energía y medio ambiente, comercio e inversión.
- Autorizar la asistencia financiera y técnica para apoyar a pequeñas empresas de éxito y permitir el comercio de bienes y servicios con empresarios independientes certificados.
- Ampliar la lista de exportaciones autorizadas a Cuba, incluyendo materiales escolares y de arte, sistemas de preparación de agua y alimentos, y equipos de telecomunicaciones.
- Conceder licencias generales a periodistas, investigadores, organizaciones humanitarias y otras entidades, a fin de facilitar los intercambios de pueblo a pueblo.
- Retirar a Cuba de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, permitiendo una mayor proporción de componentes y servicios de origen estadounidense en productos involucrados en el comercio cubano.
Para Ted Piccone, “la tendencia hacia la reforma en Cuba es evidente y sugiere que se acerca un punto de inflexión”. “Ahora es el momento --exhorta-- de aplicar un nuevo paradigma mediante la apertura de un muy aplazado diálogo directo con nuestro vecino, que ponga a prueba la voluntad del gobierno cubano para un acercamiento constructivo”.
Concluye diciendo el analista del Instituto Brookings que, al invocar su autoridad ejecutiva para ampliar el comercio, los viajes y las comunicaciones con el pueblo de la isla, "Obama podrá seguir ayudando a los cubanos a hacer su transición de súbditos a ciudadanos".
Según escribe Piccone en el boletín Foreign Policy de la entidad, tal cambio de enfoque se justifica, entre otras razones, porque la muerte del presidente Hugo Chávez en Venezuela podría debilitar aún más el precario proceso de control político vertical y liberalización económica en la isla
Califica en este último sentido de “reformas importantes para modernizar y liberalizar la economía” las autorizaciones para comprar y vender propiedades, y para abrir pequeños negocios que –dice—“pueden competir en igualdad de condiciones con las empresas estatales”.
Según el vicedirector para Política Exterior de Brookings, el relajamiento emprendido por Raúl Castro se extiende más allá de la economía, con la supresión de los controles de salida del país y lo que describe como “el traspaso gradual del poder a una nueva generación de líderes partidistas y militares más pragmáticos”.
El autor opina que Obama puede y debe usar su autoridad ejecutiva para aplicar alternativas a su disposición, entre ellas:
- Nombrar a un enviado especial para abrir un diálogo discreto y sin condiciones con La Habana a fin de discutir temas como migración, viajes, antiterrorismo y antidrogas, energía y medio ambiente, comercio e inversión.
- Autorizar la asistencia financiera y técnica para apoyar a pequeñas empresas de éxito y permitir el comercio de bienes y servicios con empresarios independientes certificados.
- Ampliar la lista de exportaciones autorizadas a Cuba, incluyendo materiales escolares y de arte, sistemas de preparación de agua y alimentos, y equipos de telecomunicaciones.
- Conceder licencias generales a periodistas, investigadores, organizaciones humanitarias y otras entidades, a fin de facilitar los intercambios de pueblo a pueblo.
- Retirar a Cuba de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, permitiendo una mayor proporción de componentes y servicios de origen estadounidense en productos involucrados en el comercio cubano.
Para Ted Piccone, “la tendencia hacia la reforma en Cuba es evidente y sugiere que se acerca un punto de inflexión”. “Ahora es el momento --exhorta-- de aplicar un nuevo paradigma mediante la apertura de un muy aplazado diálogo directo con nuestro vecino, que ponga a prueba la voluntad del gobierno cubano para un acercamiento constructivo”.
Concluye diciendo el analista del Instituto Brookings que, al invocar su autoridad ejecutiva para ampliar el comercio, los viajes y las comunicaciones con el pueblo de la isla, "Obama podrá seguir ayudando a los cubanos a hacer su transición de súbditos a ciudadanos".