El “reloj del apocalipsis”, una especie de metáfora científica con la que se mide la cercanía del mundo a la catástrofe final, podría estar muy cerca de la hora límite si persiste y no se aminora el riesgo de una eventual deriva nuclear de la guerra en Ucrania.
Esta es la tesis que sostiene el escritor y periodista José María Zavala en su último libro “El reloj del apocalipsis. Cómo sobrevivir a los últimos tiempos” (HarperCollins), en el que se pregunta si ya se ven signos de que ha comenzado esa maléfica cuenta atrás y cómo podría el ser humano intentar contrarrestar tan negros presagios.
En entrevista con EFE, Zavala subraya que “Albert Einstein y otros Premios Nobel idearon en 1947 el llamado ‘reloj del Apocalipsis’, cuya hora letal se estableció de modo metafórico en la medianoche.
Cuanto más cerca estén las manecillas de esa hora –y según el autor hoy se encuentran a tan sólo cien segundos- en función del riesgo climático, epidemiológico o de un conflicto nuclear, más inminente será el Apocalipsis.
“Es evidente que la forma de retrasar ese reloj simbólico pasa por la buena voluntad de los principales dirigentes políticos a la hora de preservar el medio ambiente, avanzar en los planes de salud y, por supuesto, impedir el estallido de una guerra nuclear mediante una sincera y eficaz voluntad negociadora”, destaca.
En este sentido, Zavala se refiere a la reunión que el pasado enero celebró el papa Francisco en el Vaticano con un alto dignatario mundial (cuyo nombre el pontífice no quiso revelar) y que le manifestó que la guerra en Ucrania era inevitable.
Poco después de producirse la invasión rusa de Ucrania, el pasado 24 de febrero, el papa manifestó que “la Tercera Guerra Mundial había comenzado ya”, una afirmación que muchos tomaron como retórica o tal vez metafórica, pero que para Zavala se basa en un criterio geopolítico sólido y concreto.
“Claro que el pontífice se apoya en criterios geopolíticos a la hora de asegurar que la Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado”, subraya el autor, quien afirma que Francisco ha intentado e intenta hacer un esfuerzo diplomático por parar la guerra, hasta ahora sin éxito.
Puede que en esa gestión diplomática discreta de Francisco tenga en mente el recuerdo del papa Juan XXIII (1958-1963), quien vivió muy de cerca la “crisis de los misiles” de Cuba, en octubre de 1962, en la que el mundo estuvo al borde mismo de una guerra nuclear y que se evitó en el último momento tras una serie de delicadas gestiones diplomáticas en las que el pontífice fue bastante más que un mero observador.
Francisco “ha intentado algo parecido, y me consta que sigue haciéndolo, a través de la diplomacia”, señala Zavala.
El presidente ruso, Vladimir Putin, “se reunió ya con el papa en el Vaticano en noviembre de 2013, un mes después de que Rusia y la Santa Sede pidiesen a Estados Unidos que no interviniese militarmente en Siria. En 2015 ambos se reencontraron por segunda vez en el Vaticano, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia. Y por tercera y última vez en 2019, cuando Putin llegó al Palacio Apostólico con una hora de retraso. Charlaron sobre la presencia de Rusia en Venezuela, Siria y Ucrania”, comenta.
Asimismo, resalta Zavala, el pasado 16 de marzo, “Francisco conversó por videoconferencia con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, Kiril I, ante el recrudecimiento de la guerra en Ucrania y el creciente peligro de su propagación al resto del mundo”.
A propósito de esos encuentros, Zavala resalta la negativa de Rusia a una eventual visita papal.
“Una vez más, la posible visita del pontífice a Rusia resultó un mero espejismo. Ningún papa en la historia ha viajado hasta ahora a Moscú, mientras que Putin se ha convertido paradójicamente en el líder político que más veces ha visitado el Vaticano”, comenta.
Y volviendo al “reloj del apocalipsis” y a que la metáfora no acabe siendo una realidad, Zavala argumenta que “hay signos que evidencian la entrada en el trecho final de los últimos tiempos”, hasta el punto de que “algunos expertos empiezan ya a inquietarse por todo lo que está sucediendo”, y cita entre ellos al físico británico Stephen Hawking; a la presidenta del Boletín de los Científicos Atómicos,
Rachel Bronson, o al presidente de la Royal Society de Londres, el astrofísico Martin Rees, quien ha señalado que “las armas nucleares siguen siendo la amenaza más inmediata y catastrófica para la Humanidad”.
Y ante esta situación Zavala expresa su inquietud por la que parece una posible apatía de la sociedad.
“La sociedad está anestesiada y no reacciona. Cada uno se ha instalado en su ’zona de confort’ y parece no importarle lo que le suceda al vecino. Aunque, claro, todo tiene un límite y a la historia me remito, que es cíclica y se repite: crisis económicas, guerras, epidemias… Nada nuevo bajo el sol, pero esta vez puede ser mucho peor”, resalta Zavala, quien manifiesta que “las profecías, a veces, se cumplen”.