Elementos como la desigualdad y la violencia de género y la pobreza influyen en el abandono escolar de niñas y mujeres en Cuba, de acuerdo a las investigaciones del Observatorio de Libertad Académica (OLA).
Llevamos “años recabando estadísticas acerca del abandono escolar y las matrículas de niñas, de mujeres, en todos los niveles de enseñanza y cuando el gobierno publica las cifras, contrastamos y nos damos cuenta de que, evidentemente, hay irregularidades”, indicó Omara Ruiz Urquiola, directora del OLA.
“Las estadísticas no se manejan de una manera fidedigna. Teniendo en cuenta los programas que aplican para conseguir esas estadísticas y procesarlas, se puede detectar que las autoridades cubanas entregan con una norma a un organismo internacional y con otra norma a otra institución. Entonces, evidentemente, hay una intencionalidad de velar la realidad, pero en el terreno se recaba un alto índice de abandono, no tanto de matrícula como de abandono, por las propias contingencias de la vida en Cuba, los índices de pobreza extrema, sobre todo en las zonas rurales”.
Según el informe que presentó el Gobierno de Cuba, de cara al 89 periodo de sesiones del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), solo en el curso escolar 2022-2023 se reportaron 21.738 bajas de instituciones educativas.
La deserción escolar, además de restringir las oportunidades de desarrollo personal y profesional, limita el progreso socioeconómico de un país y perpetúa la pobreza.
Ruiz Urquiola apuntó que, en el campo, el fenómeno es mucho más complejo debido al cierre de numerosas escuelas por déficit de maestros y por la carencia de recursos para el sostenimiento de esas infraestructuras:
“Los varones tienen más posibilidad de movilizarse hacia las cabeceras municipales, pero no así, las niñas, porque ahí entran a jugar una serie de factores como pueden ser la peligrosidad ante la violencia de género que existe, el acoso sexual y las familias muchas veces determinan que después de la secundaria no hay continuidad de estudio, inclusive antes”.
El Anuario Estadístico de Cuba de 2021 informa que casi el 30% de las jóvenes que abandonan sus estudios viven en el medio rural.
El Observatorio de Libertad Académica consideró, a partir del análisis de la Encuesta de Indicadores Múltiples Conglomerados (MICs) de 2019, que el 10% de las estudiantes abandonan los estudios cuando terminan la educación secundaria. La cifra crece hasta un 39% en el caso de las adolescentes que finalizan la enseñanza media y técnica profesional.
“A esto debe sumarse que, según los datos del Anuario Estadístico de 2021, casi el 30% de las jóvenes que abandonan sus estudios o deciden no continuarlos viven en el medio rural, lo que evidencia la brecha social con el entorno urbano”, puntualiza el OLA.
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También, señala Ruiz Urquiola, se trata de “los niveles de impunidad respecto a la violencia de género en las instituciones de enseñanza, con el encubrimiento de las instituciones culturales, tanto del MINED (Ministerio de Educación), como el MES (Ministerio de Educación Superior) y el MINCULT (Ministerio de Cultura).
El gobierno tiende “un velo de secretismo al respecto, con la intención de no ver comprometido el prestigio de su sistema educativo de cara a la comunidad internacional”, precisa el Observatorio de Libertad Académica en una nota.
Ruiz Urquiola insistió en la inseguridad que hay en los espacios educativos cubanos a todos los niveles y destacó el acoso que reciben las niñas cuando son familiares de disidentes o de activistas, que podría propiciar el abandono escolar.
“Es complejísimo el sostenimiento de la permanencia de las niñas y mujeres en cualquier nivel de enseñanza en Cuba y, lo fundamental, es la crisis económica que tiene que ver con que no haya infraestructura de transporte, con que los profesores sean personas improvisadas y esto escapa a lo que es estrictamente controlado por el Ministerio de Educación, el Ministerio de Educación Superior y el Ministerio de Cultura”, recalcó la investigadora.