Urgen a próximo gobierno de EEUU a reformar leyes migratorias para cubanos

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Pies secos: cubanos llegados por mar a Dania Beach, Florida, son escoltados por la patrulla fronteriza.

Según el Consejo de Asuntos Hemisféricos, la Ley de Ajuste Cubano y la política de pies secos-pies mojados son injustas con otros inmigrantes que huyen de la opresión y la violencia, y son incoherentes con el acercamiento entre Washington y La Habana.

El Consejo sobre Asuntos Hemisféricos, con sede en Washington D. C., está urgiendo a la próxima administración estadounidense a priorizar dentro de la reforma migratoria la de las leyes y disposiciones que conforman lo que el New York Times llama “el Privilegio Cubano”.

Según un artículo publicado por la entidad dedicada a investigaciones e información independientes sobre las relaciones interamericanas, la Ley de Ajuste Cubano de 1966 (CAA) y la política de pies secos/pies mojados que benefician a los cubanos se originan en una política bien intencionada de la era de la Guerra Fría, pero representan una injusticia para otros inmigrantes que sufren violencia y opresión en otras partes del mundo.

Los investigadores asociados Patrick Denenea y Sophie-Anne Baril relacionan las “cifras históricas” de cubanos que están abandonando la isla con un temor a cambios potenciales en la política migratoria estadounidense, en el marco delo acercamiento bilateral, que limitaría su fácil acceso a este país.

Los autores creen que la Ley de Ajuste Cubano tuvo una base legítima, pues las personas deben recibir asilo cuando sus vidas se vuelven inviables, bien a consecuencia de la penuria económica o de la represión del Estado.

Sin embargo, implican que solo los cubanos merecen una promesa automática de asilo en EEUU, mientras que a otros inmigrantes que enfrentan condiciones igualmente o más peligrosas en sus respectivos países se les dificulta el proceso para obtener el asilo y estatus de refugiados.

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Otro defecto de la vigencia de la CAA, según los articulistas, tiene que ver con la duda que plantean sobre la legitimidad del gobierno cubano en el marco del deshielo en las relaciones, al sugerir que se trata del mismo gobierno opresivo que en 1966 había convertido a la isla en un lugar inadecuado para vivir. “¿Cómo puede Estados Unidos preservar esta política anticuada si supuestamente ve a esa nación bajo una luz nueva y favorable?”, se preguntan Denenea y Baril.

Y continúan diciendo: “Si Estados Unidos se propone tratar a Cuba como un socio diplomático en la esfera internacional, no puede seguir tratando a los ciudadanos cubanos como sobrevivientes de un régimen malvado, estancado en la época de la Guerra Fría”.

“Muchos aducen que estas políticas migratorias deben permanecer intactas porque los cubanos todavía padecen violaciones de derechos humanos. Si bien esto es cierto, facilitar solamente la inmigración de los cubanos es injusto para otros ciudadanos de las Américas. Como hemos mencionado antes, miles de personas sufren atrocidades contra sus derechos humanos y una persistente violencia en sus países, no sólo en Cuba”, concluye el artículo.