La ciudad de New York impuso un “toque de queda” desde las once de la noche del lunes, mientras la ciudad trata de controlar otra noche de destrucción de las protestas por la muerte de George Floyd, informa la AP.
El limitar los movimientos de más de 8 millones y medio de personas –aparte de las restricciones ya impuestas como consecuencia del Coronavirus—es práctica y políticamente deplorable, tanto para el Gobernador del Estado, Andrew Cuomo, como para el Alcalde de la ciudad, Bill Di Blasio, quienes criticaron la brutalidad policial que produjera la muerte de George Floyd, pero también tratan de evitar las manifestaciones violentas que cuestan más vidas y destruyen incalculable cantidad de bienes.
El Alcalde Di Blacio ya había rechazado imponer el Toque de Queda, como lo hicieron muchas otras ciudades del país para controlar la violencia y la destrucción, por la muerte de forma irracional, el 25 de mayo, de un hombre de raza negra.
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La decisión no fue fácil ya que el Comisionado de Policía, Dermot Shea, considera que la medida “tiene sus ventajas pero también grandes desventajas”, en especial en una ciudad tan grande e importante.
Las deliberaciones acerca de las medidas a tomar, tuvieron lugar mientras un populacho furioso invadió el lujoso barrio de SoHo, en Manhattan, donde pasaron la noche destrozando las vidrieras de los comercios más caros del país y saqueando los artículos más lujosos y caros.
El saqueo y destrozo irracional, no sólo tuvo lugar en el excéntrico SoHo sino también en otros barrios como Union Square, donde exóticas “boutiques” fueron deliberadamente despojadas de artículos únicos, como Rolex, Kate Spade y Prada así como productos electrónicos de gran valor, no sólo técnico sino también financiero, de un comercio que por los dos últimos meses fue diezmado por las consecuencias económicas de la pandemia del Coronavirus.
Un residente de New York, Sean Jones, declaró mientras observaba atónito la destrucción, que “…la gente recurre a esa violencia y destrucción, para que la próxima vez, antes de que traten de matar a otra persona de raza negra, piensen en que no quisieran que todo esto ocurra…otra vez”.
El lunes por la mañana, mientras la fuerza policial patrullaba las calles de SoHo, los lugares destrozados se impregnaban del olor de madera serruchada, de las tablas con las que los comerciantes tapiaban las vidrieras (ventanas) y puertas de sus negocios.
Ruby Packard, maestra y residente de SoHo, declaró a la Prensa que “…era lamentable ver lo que sucedía y los destrozos de bienes económicamente importantes para la gente…y que aún cuando ella está en un 100% de acuerdo con los que protestaban contra la brutalidad policial, creía que toda esa irracional violencia y destrozos…era otra cosa, y que no iba a solucionar los problemas que se encuentran en el juego social”.
El domingo fue la tercera noche consecutiva de, mayormente demostraciones diurnas pacíficas, noches caóticas, concentraciones violentas y arrestos, entre quienes se encontraba la hija del Alcalde Di Blasio.
El reporte del arresto obtenido por el diario The New York Post, dice que Chiara Di Blasio, de 25 años de edad, se resistió a alejarse de la calle de Manhattan que la policía patrullaba por la violencia existente. Chiara Di Blasio recibió entonces un emplazamiento a tribunal y puesta en libertad.
En declaraciones realizadas por el Alcalde, dijo que su hija había seguido las instrucciones de la policía y agregó que “la admiraba por tratar de hacer pacíficamente, algo que pensaba que era injusto y tratara de que fuera cambiado”.
El domingo, durante el día, la policía de New York tuvo gestos de solidaridad para con los manifestantes. Algunos oficiales se arrodillaron con el público, mientras uno de los organizadores leía los nombres de los fallecidos.
Pero aún así, la policía fue duramente criticada por sus confrontaciones con los manifestantes. El Comisionado Shea, dijo que se investigan seis incidentes, en uno de los cuales dos vehículos policiales embistieron contra grupos de manifestantes.
El Gobernador, Cuomo, declaró que la policía exacerbó las tensiones con hechos injustificados, mientras el presidente del sindicato policial de la ciudad, acusó al Gobernador de tratar de quedar políticamente bien, acusando a quienes no eran culpables del caos y agregó que “…quienes destrozan, incendian y roban los comercios de la ciudad, son terroristas”.
Pero el Gobernador también criticó a los violentos, a quienes caracterizó como explotadores de la situación, de la que se aprovechan para disimular los robos que cometen en medios de los destrozos. Agregó que eso perjudica la causa de los manifestantes, ya que brinda a los críticos la oportunidad de calificarlos de criminales oportunistas.