Una encuesta entre jóvenes camagüeyanos de entre 15 y 35 años de edad develó que todos consideran al tatuaje como un arte no precisamente ligado a la marginalidad.
Una mayor interacción con el turismo, los estudiantes internacionales y el cine ayudaron a desprejuiciar la visión que existía en Cuba en torno a los tatuajes
aunque todavía se notan ciertas resistencias, entre flores, tribales, diablitos o imágenes abstractas cada vez más frecuentes en sus cuerpos, los jóvenes cubanos parecen estar venciendo el prejuicio que sobre los tatuajes tenía su anterior generación.
Una encuesta entre jóvenes camagüeyanos de entre 15 y 35 años de edad develó que todos consideran al tatuaje como un arte no precisamente ligado a la marginalidad.
La tendencia a tatuarse como moda es para Andrés un fenómeno "natural" como sucede en "los países de afuera que la gente se dibujan para que otros los vean".
Beatriz opina que a "no todos les queda bien un tatuaje" pero respeta a "quienes se lo hagan" al igual que la estudiante de medicina Cristina quien "hasta los ve lindos" pero en los otros "porque ella piensa en el día en que sea vieja".
Residente en esa capital de provincia, Inalkis Rodríguez, llega a afirmar que "un 80 por ciento de los jóvenes cubanos" los usa sin distinción de géneros.
"Hembras y varones los llevan y ahora la moda es ponerse letreros y frases", dice sobresaltada Inalkis.
Según entendidos en el tema en Cuba los tatuajes pueden clasificarse en tres grandes grupos: los realizados en las prisiones generalmente con rasgos mucho más gruesos y un menor acabado; aquellos que persiguen solamente fines estéticos mientras otros gustan de usar símbolos en sus cuerpos para identificarse con grupos de personas.
Manuel, por ejemplo, es amante del rock y tiene "más de veinte tatuajes" que "tienen que ver con el rock" y entre sus amistades eso "es común".
Dedicado a este negocio en la ciudad de los tinajones desde el año 2005, el tatuador Orlando Felix recuerda tanto buenas como sus malas experiencias.
"Una vez la policía me paro y me pidió el carne y me dijeron: qué es eso, chico. Tú todo pintado" mientras en otra ocasión fue a conocer a su suegra quien cuando lo vio no pudo contener su rechazo y lo calificó como un "delincuente y un drogadicto".
Aunque para Félix hoy la situación es "diferente todavía quedan muchas personas" con "prejuicios" y rezagos mentales en cuanto a las personas que se tatúan.
Henri Constantin opina que aunque no es el único factor, "el turismo y los estudiantes extranjeros influyeron" para que el tatuaje fuese más aceptado dentro de la isla mientras la socióloga especializada en temas cubanos Maida Donate pone su atención sobre el poder de Hollywood y las películas extranjeras.
El precio de un tatuaje en Cuba oscila entre los 5 y los 30 CUC y la etapa más activa para los tatuadores es el verano. La zona preferida por las mujeres es la espalda baja en la zona cercana a los glúteos mientras el sexo masculino gusta exhibirlos en los hombros.
Según la mayoría de las fuentes, a la policía o a los miembros de las fuerzas armadas no les esta permitido utilizar tatuajes y en caso de que los tengan, estos se convierten en un impedimento para su promoción.
Solo en los Estados Unidos la industria de los tatuajes mueve 2.300 millones de dólares al año en ganancias netas y se estima que la mitad de los jóvenes de ese pais tengan al menos uno.
aunque todavía se notan ciertas resistencias, entre flores, tribales, diablitos o imágenes abstractas cada vez más frecuentes en sus cuerpos, los jóvenes cubanos parecen estar venciendo el prejuicio que sobre los tatuajes tenía su anterior generación.
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Una encuesta entre jóvenes camagüeyanos de entre 15 y 35 años de edad develó que todos consideran al tatuaje como un arte no precisamente ligado a la marginalidad.
La tendencia a tatuarse como moda es para Andrés un fenómeno "natural" como sucede en "los países de afuera que la gente se dibujan para que otros los vean".
Beatriz opina que a "no todos les queda bien un tatuaje" pero respeta a "quienes se lo hagan" al igual que la estudiante de medicina Cristina quien "hasta los ve lindos" pero en los otros "porque ella piensa en el día en que sea vieja".
Residente en esa capital de provincia, Inalkis Rodríguez, llega a afirmar que "un 80 por ciento de los jóvenes cubanos" los usa sin distinción de géneros.
"Hembras y varones los llevan y ahora la moda es ponerse letreros y frases", dice sobresaltada Inalkis.
Según entendidos en el tema en Cuba los tatuajes pueden clasificarse en tres grandes grupos: los realizados en las prisiones generalmente con rasgos mucho más gruesos y un menor acabado; aquellos que persiguen solamente fines estéticos mientras otros gustan de usar símbolos en sus cuerpos para identificarse con grupos de personas.
Manuel, por ejemplo, es amante del rock y tiene "más de veinte tatuajes" que "tienen que ver con el rock" y entre sus amistades eso "es común".
Dedicado a este negocio en la ciudad de los tinajones desde el año 2005, el tatuador Orlando Felix recuerda tanto buenas como sus malas experiencias.
"Una vez la policía me paro y me pidió el carne y me dijeron: qué es eso, chico. Tú todo pintado" mientras en otra ocasión fue a conocer a su suegra quien cuando lo vio no pudo contener su rechazo y lo calificó como un "delincuente y un drogadicto".
Aunque para Félix hoy la situación es "diferente todavía quedan muchas personas" con "prejuicios" y rezagos mentales en cuanto a las personas que se tatúan.
Henri Constantin opina que aunque no es el único factor, "el turismo y los estudiantes extranjeros influyeron" para que el tatuaje fuese más aceptado dentro de la isla mientras la socióloga especializada en temas cubanos Maida Donate pone su atención sobre el poder de Hollywood y las películas extranjeras.
El precio de un tatuaje en Cuba oscila entre los 5 y los 30 CUC y la etapa más activa para los tatuadores es el verano. La zona preferida por las mujeres es la espalda baja en la zona cercana a los glúteos mientras el sexo masculino gusta exhibirlos en los hombros.
Según la mayoría de las fuentes, a la policía o a los miembros de las fuerzas armadas no les esta permitido utilizar tatuajes y en caso de que los tengan, estos se convierten en un impedimento para su promoción.
Solo en los Estados Unidos la industria de los tatuajes mueve 2.300 millones de dólares al año en ganancias netas y se estima que la mitad de los jóvenes de ese pais tengan al menos uno.