Gigantes de San Francisco hizo caso omiso de la presencia de Justin Verlander en el montículo, y con tres jonrones de Pablo Sandoval vencieron a Tigres de Detroit en el primer partido de la Serie Mundial
Sandoval inauguró la pizarra del ATT Park de la bahía con un disparo a las gradas en cuenta de 0-2 en la primera entrada, y volvió a castigar a Verlander con un batazo de dos carreras en el tercer episodio. Su tercer bambinazo, con bases limpias, llegó ante el relevista Al Alburquerque.
La suerte estuvo también del lado de los monarcas de la Liga Nacional, que contaron con un extraño tubey de Ángel Pagán, una mansa rolata que se enredó con el cojín de tercera base, y hasta el zurdo abridor, el victorioso Barry Zito, le pegó hit productor de una carrera a Verlander.
Este duelo, iniciado solo horas después del anuncio de Marlins de Miami en cuanto a cesar en su cargo al manager Ozzie Guillén, cuenta en cambio –para consuelo de Venezuela--, con nueve jugadores de ese país entre ambos bancos, una nueva marca en el Clásico de Otoño.
El récord anterior en una Serie Mundial era de cuatro venezolanos, cifra alcanzada en dos ocasiones, en 2003 entre Marlins-Yankees, y en 2006, cuando los Tigres se midieron a los Cardenales. Miguel Cabrera, Avisaíl García, Aníbal Sánchez y Omar Infante tienen desde este miércoles como rivales a sus compatriotas Marco Scutaro, Grégor Blanco, José Mijares, Héctor Sánchez y Pablo Sandoval.
En cuanto a Guillén, el team de Miami aclaró que su sustitución no está relacionada con ciertas declaraciones suyas de simpatía hacia Fidel Castro –después el piloto pidió disculpas al exilio cubano—sino con la pobre actuación de los Marlins en el año de estreno de su costoso estadio.
Y Detroit recuerda que en su último título mundial, allá por 1984, contó en sus filas con la rara presencia de un novato cubano, el utility Bárbaro Garbey, uno entre decenas de miles de sus compatriotas escapados por el puente marítimo del Mariel. Veintiocho años después, los peloteros de la isla cautiva aparecen poco a poco en la Gran Carpa, gracias a un flujo de huidas que no parece que vaya a detenerse.
Pudo haber un cubano en esta Serie Mundial, porque antes de abril Detroit exploró la posibilidad de incorporar a Yoenis Céspedes. Pero la lesión en la rodilla de Victor Martínez les abrió un hueco en el centro del line up, y prefirieron llenarlo con Prince Fielder, el fornido inicialista que se hizo de un contrato de nueve años y 214 millones de dólares.
Hoy será el juego número 2 del Clásico de Otoño, un enfrentamiento inédito entre Detroit y San Francisco al cabo de 108 años de Grandes Ligas.
La suerte estuvo también del lado de los monarcas de la Liga Nacional, que contaron con un extraño tubey de Ángel Pagán, una mansa rolata que se enredó con el cojín de tercera base, y hasta el zurdo abridor, el victorioso Barry Zito, le pegó hit productor de una carrera a Verlander.
Este duelo, iniciado solo horas después del anuncio de Marlins de Miami en cuanto a cesar en su cargo al manager Ozzie Guillén, cuenta en cambio –para consuelo de Venezuela--, con nueve jugadores de ese país entre ambos bancos, una nueva marca en el Clásico de Otoño.
El récord anterior en una Serie Mundial era de cuatro venezolanos, cifra alcanzada en dos ocasiones, en 2003 entre Marlins-Yankees, y en 2006, cuando los Tigres se midieron a los Cardenales. Miguel Cabrera, Avisaíl García, Aníbal Sánchez y Omar Infante tienen desde este miércoles como rivales a sus compatriotas Marco Scutaro, Grégor Blanco, José Mijares, Héctor Sánchez y Pablo Sandoval.
En cuanto a Guillén, el team de Miami aclaró que su sustitución no está relacionada con ciertas declaraciones suyas de simpatía hacia Fidel Castro –después el piloto pidió disculpas al exilio cubano—sino con la pobre actuación de los Marlins en el año de estreno de su costoso estadio.
Y Detroit recuerda que en su último título mundial, allá por 1984, contó en sus filas con la rara presencia de un novato cubano, el utility Bárbaro Garbey, uno entre decenas de miles de sus compatriotas escapados por el puente marítimo del Mariel. Veintiocho años después, los peloteros de la isla cautiva aparecen poco a poco en la Gran Carpa, gracias a un flujo de huidas que no parece que vaya a detenerse.
Pudo haber un cubano en esta Serie Mundial, porque antes de abril Detroit exploró la posibilidad de incorporar a Yoenis Céspedes. Pero la lesión en la rodilla de Victor Martínez les abrió un hueco en el centro del line up, y prefirieron llenarlo con Prince Fielder, el fornido inicialista que se hizo de un contrato de nueve años y 214 millones de dólares.
Hoy será el juego número 2 del Clásico de Otoño, un enfrentamiento inédito entre Detroit y San Francisco al cabo de 108 años de Grandes Ligas.