Scotland Yard investiga como asesinato muerte provocada por veneno ruso

Muere la mujer intoxicada con Novichok en Inglaterra

El ministro de Defensa británico, Gavin Williamson aseguró que "la simple realidad es que Rusia ha cometido un ataque en suelo británico que ha conllevado la muerte de un ciudadano británico".

El veneno de procedencia rusa conocido como Novichok, a cuyos efectos sobrevivieron el exespía ruso Sergèi Skripal y su hija Yulia el pasado marzo, se cobró anoche su primera víctima mortal en suelo británico en lo que la Policía investiga como un posible asesinato.

Dawn Sturgess, de 45 años y madre de tres hijos de 23, 19 y 11 años, falleció la noche del domingo en el hospital Salisbury District, en el que su pareja, Charlie Rowley, de 45, continúa ingresado en estado crítico.

La Policía británica anunció hoy que investiga lo sucedido como un asesinato y aseguró que trabaja "para identificar y traer ante la Justicia a la persona o personas responsables".

Los más de cien detectives de la unidad antiterrorista de Scotland Yard que trabajan en las pesquisas junto con la policía de Wiltshire, han reconstruido gran parte del recorrido que hizo la pareja las horas previas a encontrarse indispuestos, el pasado día de 30 de junio en Amesbury, sur de Inglaterra.

Los agentes peinan desde hace días esas zonas en la búsqueda del objeto contaminado con una "alta dosis" de Novichok con el que creen que resultaron intoxicados. Las pesquisas se centran en la búsqueda de dicho objeto y, por ello, el ministro del Interior, Sajid Javid, recordó hoy a la población de Amesbury y de la vecina Salisbury, localidad que visitó la pareja el viernes 29, que no cojan nada que encuentren en el suelo.

Los agentes descubrieron hoy que un autobús en el que viajó la pareja ese mismo día no presenta restos del agente nervioso -fabricado por Rusia entre los años 70 y 80- tras mandarlo a analizar al laboratorio militar de investigación de armas químicas en Porton Down, en Wiltshire.

Asimismo, los investigadores se pusieron en contacto con los otros tres pasajeros que viajaban en ese vehículo y constataron que estos no presentan ningún síntoma de envenenamiento.

Según indicó hoy Javid en sede parlamentaria, la muerte de la mujer no hace sino "fortalecer" la determinación del Gobierno británico de "descubrir qué sucedió y quién está detrás". Las sospechas vuelven a cercar a Rusia, dada la similitud de los acontecimientos con el ataque a los Skripal con la misma sustancia tóxica en Salisbury el pasado 4 de marzo, aunque el ministro dijo
hoy que aún no se ha podido determinar si el veneno proviene del mismo lote que el utilizado con el exespía.

Un episodio del que Londres responsabilizó a Moscú y por el cual las relaciones entre ambos países se tensaron, con la expulsión de diversos diplomáticos desde los dos países.

La Policía ha confirmado que la principal línea de investigación relaciona los dos sucesos, aunque se mantiene cauta y subraya que hay que "guiarse por los hechos" y las pruebas que se recopilen.

Por el contrario, el ministro de Defensa británico, Gavin Williamson, elevó hoy su incriminación del Krelin y aseguró que "la simple realidad es que Rusia ha cometido un ataque en suelo británico que ha conllevado la muerte de un ciudadano británico".

Una acusación que el portavoz del Gobierno ruso, Dmitri Peskov, calificó hoy como "absurda", al tiempo que descartó que este caso pueda afectar a la cumbre entre el presidente ruso, Vladímir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, el día 16 en Helsinki.

Además, Moscú aprovechó la dimisión hoy del ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, para atacar al Reino Unido, y relacionó el abandono del político conservador con el caso Skripal. "¿Recuerdan que dijimos que toda esta sucia intriga de múltiples componentes le saldría cara al Gobierno de Theresa May? Ahí lo tienen. Seguir en este bote que hace aguas no lo quería ni siquiera el rey británico de la excentricidad política", escribió la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, en su cuenta de
Facebook.

EFE