El jefe de la oposición conservadora francesa, Nicolás Sarkozy, criticó hoy al presidente François Hollande, por haber preferido viajar a Cuba para saludar a Fidel Castro en lugar de acudir a Moscú para conmemorar con el líder ruso, Vladimir Putin, el aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
"El lugar del presidente francés era en las celebraciones" del 70 aniversario del final de la guerra, con Putin, el pasado 9 de mayo, y no en Cuba para "dar la mano" a Castro, subrayó Sarkozy en el discurso con el que cerró en París el congreso de su partido, la antigua Unión para un Movimiento Popular (UMP) ahora bautizado Los Republicanos.
Francia, como el grueso de los países occidentales, no envió a ningún representante gubernamental al desfile de la victoria de Moscú el 9 de mayo, aunque el ministro de Exteriores, Laurent Fabius, acudió después al Kremlin a una recepción.
Sarkozy, quien fue presidente de Francia entre 2007 y 2012, insistió en defender la amistad francesa "con el pueblo ruso" pese a "las divergencias que podamos tener", en alusión al alejamiento entre Moscú y París -y más en general con las capitales europeas- por el conflicto en el este de Ucrania.
Asimismo, criticó la política europea ante el problema de los refugiados que huyen ante el avance del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak.
"¿Qué hace Europa? Cuotas suplementarias", señaló irónicamente Sarkozy, quien señaló que "a esta Europa que tanto quiero, le pido que se despierte" y un giro político: "¿Hasta dónde tienen que llegar los demagogos?".
Reclamó una mayor presencia de la Unión Europea (UE) en la escena internacional y se preguntó: "¿Hemos construido Europa para que Europa y la civilización europea desaparezcan?" y se respondió enfáticamente: "No, no y no".
Por eso, dijo que si Los Republicanos llegan al poder en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017 "nuestro primer deber será refundar Europa, porque el mundo lo necesita". Sarkozy dedicó el grueso de su discurso a descalificar la labor del socialista Hollande y de la izquierda desde que llegó al poder en mayo de 2012, y puso el acento en que su partido tiene "la enorme responsabilidad de la alternancia".
"Francia -señaló- no puede estar condenada a la alternativa entre el espectáculo del drama familiar de los Le Pen (en referencia al ultraderechista Frente Nacional) y el terrorífico drama del poder actual".