Las calles moscovitas son escenario de otro atentado planificado y ejecutado por el hampa rusa, que quita brillo a esa campaña de Putin, por presentar una Rusia sin mafiosos, tras su arribo al poder.
En el mundo mágico de Las Crónicas de Narnia, Aslan es el león que simboliza la sapiencia, benevolencia y fortaleza. En Moscú, Aslan es uno de los líderes del mundo criminal, que sobrevivió a la URSS, la violencia de la década de los noventa, la férrea mano de Putin, pero cayó abatido por la bala de un francotirador que le atravesó el cuello. El nombre del catalogado vor v zakone o ladrón de ley, es Aslan Rashidovich Usoyán, y se le conoció como el Abuelo Jasan.
Aslan fue atacado en el centro de Moscú, saliendo de un restaurante y acompañado de una dama de 30 años. Tenía 75 años de edad, muchos de ellos vividos tras las rejas; otros como prófugo de la justicia (soviética o rusa) y otros eludiendo balas y bombas de otros mafiosos ex soviéticos.
A los 19 años fue detenido por primera vez y se granjeo ese grado casi nobiliario dentro del sistema penitenciario soviético que era ser un “ladrón de ley” cumpliendo con todos los postulados o reglas no escritas que hacían de un ladrón soviético toda una autoridad entre los suyos.
Esas reglas son no trabajar en la cárcel, no servir en el ejército, no tener compromiso matrimonial, compartir las ganancias de los hurtos con los subordinados hampones, no ser un bebedor empedernido, ni un jugador desatinado, pagar las deudas, haber estado preso, educar a jóvenes en el mundo criminal y tener una legión de seguidores. Todas esas condiciones fueron cumplidas por el Abuelo Jasan,
El atentado que le costó la vida no fue el primero, pues en 1999 sobrevivió a uno similar, cuando una brigada de asesinos a sueldo le atacó en Moscú. La batalla por las zonas de influencia en el mundo del juego ruso ha sido una constante en los últimos años de Aslan. En el 2010 salió ileso de otro atentado.
Otros “ladrones de ley” fueron arrestados, condenados en Rusia, otros extraditados a España, donde cumplen condena. Pero para ellos las rejas no son un impedimento a la hora de controlar a sus bandas, pues hacerlo dentro de la cárcel es una de las reglas del hampa ruso.
A Aslan lo mataron con un rifle de asalto AS Val, con un silenciador integrado, de fabricación rusa, que es el arma de reglamento de las tropas especiales de los servicios especiales y el Ministerio del Interior en Rusia. Solamente un profesional pudo cumplir con el encargo, disparando desde una distancia de 400 metros.
Vladimir V. Putin ha venido en los últimos años destacando en sus discursos que Rusia es un país más seguro con su mandato. Ahora con la muerte de Aslan, dice la prensa rusa, puede desatarse una guerra entre las bandas criminales.
En estos últimos años los grupos mafiosos se han replegado a la periferia, o a la cárcel desde donde operan sus líderes. De manera que importantes ciudades como Moscú y San Petersburgo han quedado como fachada de la tranquilidad gubernamental.
Varios medios de prensa en Rusia señalan que las Olimpiadas de Invierno del 2014, en Sochi, son una mina de oro para el hampa, sobre todo en el negocio de los juegos y las apuestas. Los grupos criminales han iniciado una batalla por controlar la zona.
Aslan fue atacado en el centro de Moscú, saliendo de un restaurante y acompañado de una dama de 30 años. Tenía 75 años de edad, muchos de ellos vividos tras las rejas; otros como prófugo de la justicia (soviética o rusa) y otros eludiendo balas y bombas de otros mafiosos ex soviéticos.
A los 19 años fue detenido por primera vez y se granjeo ese grado casi nobiliario dentro del sistema penitenciario soviético que era ser un “ladrón de ley” cumpliendo con todos los postulados o reglas no escritas que hacían de un ladrón soviético toda una autoridad entre los suyos.
Esas reglas son no trabajar en la cárcel, no servir en el ejército, no tener compromiso matrimonial, compartir las ganancias de los hurtos con los subordinados hampones, no ser un bebedor empedernido, ni un jugador desatinado, pagar las deudas, haber estado preso, educar a jóvenes en el mundo criminal y tener una legión de seguidores. Todas esas condiciones fueron cumplidas por el Abuelo Jasan,
El atentado que le costó la vida no fue el primero, pues en 1999 sobrevivió a uno similar, cuando una brigada de asesinos a sueldo le atacó en Moscú. La batalla por las zonas de influencia en el mundo del juego ruso ha sido una constante en los últimos años de Aslan. En el 2010 salió ileso de otro atentado.
Otros “ladrones de ley” fueron arrestados, condenados en Rusia, otros extraditados a España, donde cumplen condena. Pero para ellos las rejas no son un impedimento a la hora de controlar a sus bandas, pues hacerlo dentro de la cárcel es una de las reglas del hampa ruso.
A Aslan lo mataron con un rifle de asalto AS Val, con un silenciador integrado, de fabricación rusa, que es el arma de reglamento de las tropas especiales de los servicios especiales y el Ministerio del Interior en Rusia. Solamente un profesional pudo cumplir con el encargo, disparando desde una distancia de 400 metros.
Vladimir V. Putin ha venido en los últimos años destacando en sus discursos que Rusia es un país más seguro con su mandato. Ahora con la muerte de Aslan, dice la prensa rusa, puede desatarse una guerra entre las bandas criminales.
En estos últimos años los grupos mafiosos se han replegado a la periferia, o a la cárcel desde donde operan sus líderes. De manera que importantes ciudades como Moscú y San Petersburgo han quedado como fachada de la tranquilidad gubernamental.
Varios medios de prensa en Rusia señalan que las Olimpiadas de Invierno del 2014, en Sochi, son una mina de oro para el hampa, sobre todo en el negocio de los juegos y las apuestas. Los grupos criminales han iniciado una batalla por controlar la zona.