La Arquidiócesis de Camagüey inauguró el pasado 25 de mayo un hogar de ancianos dedicado a la memoria de quien fuera obispo de esta ciudad por 40 años y primer primer Arzobispo de Camagüey. Mons. Adolfo Rodríguez Herrera.
El ‘Hogar Monseñor Adolfo’ es una extensa edificación de hasta tres pisos, rodeada de áreas verdes, rescatadas del marabú y resembradas con árboles frutales, con capacidad para cuidar a casi un centenar de ancianos.
A la ceremonia de inauguración asistió el representante del Vaticano en Cuba, Monseñor Giorgio Lingua, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y autoridades del gobierno provincial como el Director de Salud y el Historiador de Camagüey, entre otros.
El Arzobispo camagüeyano Wilfredo Pino agradeció al Papa Francisco y al nuncio Giorgio Lingua, por la presencia de la orden de las Hermanas Camilianas, quienes estarán acargo de atender a los ancianos “fieles a la misión de San Camilo de Lelis de asistir a los enfermos”.
El arzobispo destacó que la obra, en construcción durante 13 años, es ejemplo de la cooperación de la Iglesia Católica con las autoridades cubanas y del aporte de la comunidad.
“Considero que Salud Pública y la Iglesia hemos dado un ejemplo de cómo se puede trabajar juntos para conseguir un bien común. Y eso es algo que debemos seguir manteniendo. Hemos ganado en confianza mutua y aprendimos un estilo de trabajo que ojalá se multiplique en otras esferas en que la Iglesia y el Estado cubanos podrían trabajar juntos. En fin de cuentas, todos estamos al servicio de un único pueblo cubano”, dijo el arzobispo de Camagüey.
Finalmente, el arzobispo celebró el legado de Monseñor Adolfo como un maestro de palabra y obra, un hombre de serenidad y completa dedicación a los feligreses: “¡Camagüey nunca podrá olvidar a un obispo que llamó a abrir ventanas donde los hombres cerraban puertas, a un hombre que quería dialogar con todos, incluso con los que no querían dialogar!. ¡Ningún camagüeyano podrá agradecer suficientemente a Dios el regalo de Monseñor Adolfo para esta Arquidiócesis, su sabiduría de corazón y de mente, su visión de las cosas, su luz larga ante los problemas de cada día, sus repetidas llamadas a no perder la virtud de la paciencia!”.
Lee también Avanza en Roma beatificación de Arzobispo camagüeyanoRodríguez Herrera nació 1924 en Camagüey y fue ordenado sacerdote en 1948. Participó en el Concilio Vaticano II, uno de los eventos más importantes de la Iglesia Católica en el siglo XX.
Fue el primer obispo cubano para la entonces diócesis de Camagüey (1964-2002) y falleció en 2003 como Arzobispo Emérito.
Presidió la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en ocasión de celebrarse el Encuentro Nacional Eclesial Cubano en 1986 y fue firmante de la carta pastoral ‘El amor todo lo espera’, en 1993.
[Con información del Arzobispado de Camagüey y redes sociales]