Nuevas regulaciones a boteros en La Habana podrían crear caos en transporte público

Los medios oficiales reconocen que los boteros son "los únicos con los que se puede contar", en un insuficiente sistema de transporte público.

Las medidas experimentales implementadas en el sector del transporte en la capital cubana podrían generar caos tras el fuerte rechazo que han recibido por parte de los boteros, comentan desde La Habana una economista y el líder de la Asociación Cubana de Transportistas Privados.

Desde el lunes, 8 de octubre, entraron en vigor estas nuevas regulaciones que afectan directamente a los llamados boteros o transportistas privados.

La economista Martha Beatriz Roque asegura haber conversado sobre el tema con varios boteros, "y ninguno está de acuerdo" con medidas que restrigen su libertad en cuanto a la forma de operar, rutas, costo del combustible y requerimientos técnicos.

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Opinan desde La Habana una economista y un transportista privado

Según las nuevas medidas, quienes tengan licencia operativa y se integren a las cooperativas, con piqueras controladas por el Estado, tendrán prioridad para recoger pasaje en las principales avenidas de la capital, y recibirán un descuento del 20% para comprar neumáticos y combustible.

El botero Rafael Alba Macías, que preside la recién creada Asociación Cubana de Transportistas Privados, dijo a Radio Martí que a pesar de estas ventajas la mayoría de sus integrantes quiere permanecer libre, pero ya han recibido amenazas por parte de las autoridades.

"Todos dicen que quieren ser libres, que no quieren acogerse al sistema de taxis ruteros", aseguró Alba Macías. El transportista añadió que los inspectores estatales han dicho a quienes se niegan a participar de estas cooperativas que recibirán una multa de 5 mil pesos.

En julio pasado, 2 millones de pasajeros fueron transportados en la capital, de estos, 680 mil lo hicieron en gracias al transporte privado. Para la economista esto significa que el Estado no tiene capacidad para transportar a más del "30% de la población capitalina.

Roque se pregunta que sucederá con estas personas, que no podrán ni llegar a sus puestos de trabajo. Si los transportistas se mantienen firmes, "el Estado tendrá que darles una solución, aunque su objetivo es acabar con los transportistas (privados)", subrayó.

Un total de 6,119 transportistas particulares operan en la capital, y el experimento establece tres tipos de licencia a las que podrán acogerse: libre, en ruta y auto de alto confort o clásico. Estas serán las únicas opciones para mantenerse trabajando en el sector.

(Con reportaje de Tomás Cardoso para Radio Martí)