Las enfermedades diarreicas agudas en la provincia de Ciego de Ávila han aumentado un 86%, según un reporte de la prensa estatal que señala que la mayoría de los afectados son niños.
“En todos los municipios, excepto Chambas y Bolivia, se han incrementado los casos de enfermedades diarreicas y la mayor incidencia está en los menores de 15 años, y dentro de ellos, los lactantes hasta un año de edad, lo que hace saltar las alarmas, por los riesgos de deshidratación en ese grupo de edades”, explicó José Luis López González, subdirector de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM) en ese territorio.
Según el especialista, las principales causas están relacionadas con el parasitismo intestinal. “En los estudios que se han hecho, más del 38 por ciento de las muestras analizadas han sido positivas a protozoos, y se ha aislado, en algunos casos la Salmonela, causante de la salmonelosis, una enfermedad bacteriana común que afecta el tubo intestinal y puede provocar diarrea, fiebre y calambres abdominales”, dijo.
López González apuntó que durante la segunda y tercera semana del año (del 7 al 20 de enero) hubo un pico de casos en la provincia. Las propias autoridades reconocen que uno de los problemas está en la inestabilidad en el bombeo de agua debido a los apagones y la sequía.
“Cuando se detiene el bombeo y hay salideros o contaminación con aguas residuales, se produce una presión negativa y el fluido que está, que salió de la tubería, vuelve a entrar otra vez hasta que vuelva a arrancar la turbina y todo eso se arrastra y puede contaminar el agua potable”, dijo.
Pese al elevado número de pacientes con brotes diarreicos, López González asegura que la provincia se encuentra en la llamada “zona de seguridad”.
“Por el comportamiento habitual de las enfermedades, se realiza el llamado canal endémico, donde se estudian los datos de varios años. De este modo, se establecen cuatro categorías: zona de éxito, cuando hay muchos menos casos de los esperados; de alarma, al aumentar el número de casos y vislumbrarse la posibilidad de llegar a ser una epidemia; zona de epidemia, cuando el número de casos rebasa lo esperado; y zona de seguridad, cuando los casos se han incrementado, pero dentro de los límites normales para esta época del año”, detalló.
Entre enero y septiembre de 2023 en la provincia se habían detectado más de mil pacientes con signos de alarma, un 71,2 por ciento a lo registrado en igual fecha de 2022. En ese momento los expertos también aclararon que los más afectados estaban en edades pediátricas.
Otras provincias también han reportado incremento de brotes diarreicos debido a la contaminación de las aguas. Una nota del periódico de Sancti Spíritus indica que en la segunda semana de agosto de 2023 se reportaran 160 casos solo en el Hospital Pediátrico Provincial José Martí Pérez. Siete días después habían más de 200 niños afectados en ese mismo centro.
Lee también Vecinos denuncian que aguas contaminadas corren por la calle Gloria, en La Habana ViejaSegún el corredor endémico de las enfermedades diarreicas agudas los municipios de Sancti Spíritus, Jatibonico y La Sierpe llegaron a estar en fase de "epidemia, mientras que Yaguajay, Taguasco y Trinidad en zona de alarma y solo Cabaiguán y Fomento en seguridad”, precisó Yurien Negrín Calvo, subdirectora de Higiene del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM).
En el caso de esa provincia los especialistas dijeron que las causas fundamentales radicaban en "la calidad del agua de consumo y las condiciones de almacenamiento, conservación y tratamiento" de las mismas.
Los reportes de la prensa estatal no recogen las acciones que se estarían llevando a cabo para enfrentar el problema pero insisten en que la población debería mejorar la higiene en sus hogares.
En la capital la situación es también compleja. A mediados de febrero Martí Noticias consultó a varios vecinos de La Habana Vieja que se quejaron de la calidad del agua.
"Los solares están llenos de agua contaminada y la calle y la acera también", dijo a nuestra redacción la cubana María de Los Ángeles Fernández.
A inicios de ese mismo mes el activista Alberto Turís Betancourt Pérez salió a protestar con un cartel en el que denunciaba las tupiciones en La Habana Vieja y la contaminación del agua potable.
"Viene con color y peste, no la podemos consumir, hay niños y personas que se están enfermando", decía en un video publicado en redes sociales.
El problema es de años. En noviembre de 2021 decenas de personas en el barrio de San Pedrito y el Distrito José Martí, en Santiago de Cuba, se intoxicaron debido a la contaminación con residuos albañales del agua potable que consumían.
El policlínico de la localidad decretó la alerta epidemiológica cuando comenzaron a llegar pacientes, entre ellos niños, embarazadas y ancianos, con síntomas como diarreas, fiebre, deshidratación y erupciones en la piel.