La opositora Unidad Nacional Azul y Blanco desveló este viernes su temor porque el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, utilice la pandemia de COVID-19 para cometer lo que el papa Francisco ha denominado “genocidio virósico”, dada la manera en que ha manejado la situación.
Según la Unidad Nacional, la falta de acciones de Ortega frente a la pandemia, la promoción de actividades de aglomeración, y la negación de los datos sobre el COVID-19, es una estrategia contra la sociedad nicaragüense, similar a la que produjo cientos de muertos en 2018, cuando realizó ataques armados para sofocar la rebelión popular en su contra.
“Tenemos un régimen criminal, culpable por crímenes de lesa humanidad, y por segunda vez en menos de dos años, está apostando por exterminarnos”, dijo la miembro del Consejo Directivo de la Unidad, Ivannia Álvarez, en una videoconferencia de prensa.
“Esto se llama, como ha dicho el papa Francisco, un genocidio virósico, y va a ser catalogado también como un crimen de lesa humanidad”, advirtió la líder opositora Violeta Grandera, también integrante del Consejo Directivo de la Unidad.
Según datos del Gobierno, que no brinda información sobre la pandemia desde el pasado miércoles, en Nicaragua solamente se han registrado 16 casos de COVID-19, que han dejado cinco muertos, sin que haya “transmisión local comunitaria”.
Las cifras oficiales son rechazadas por diversos gremios médicos y científicos de Nicaragua, que aseguran que no es posible que la pandemia se comporte en este país de una manera diferente a la del resto del mundo, y menos cuando Cuba y Costa Rica han reportado personas que se contagiaron en territorio nicaragüense.
Datos del independiente Observatorio Ciudadano COVID-19 también
contradicen al Gobierno, pues ha detectado al menos 632 casos, incluyendo 16 personas fallecidas.
En medio de la controversia, el Gobierno nicaragüense anunció más de un centenar de actividades de aglomeración, entre ferias, fiestas, competiciones deportivas, y celebraciones patronales, pese a que la Iglesia católica suspendió este tipo de actividades.
En un “mensaje a la nación”, emitido por la Unidad Nacional, sus integrantes, cerca de un centenar de organizaciones y movimientos civiles, llamaron a los nicaragüenses a quedarse en casa, evitar ir a los hospitales y tener contacto con un médico de confianza para no sobrecargar el sistema de salud, crear redes comunitarias de solidaridad en cada comunidad, y buscar información con fuentes confiables.
La oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), han advertido de lo que ocurre en Nicaragua con el tema de la salud en medio de la pandemia.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), también han mostrado su preocupación por el manejo del COVID-19 en Nicaragua.
Nicaragua, que no tiene restricciones motivadas por la pandemia y únicamente inició con ciertas medidas de prevención social la semana pasada, enfrenta al COVID-19 en medio de una de las peores crisis sociopolíticas de su historia, debido a la desconexión del presidente Ortega con una aparente mayoría de nicaragüenses, que lo señalan de dictador.
(Con información de la agencia EFE)