Más de 1.700 protestas en el primer semestre de 2022, según El Observatorio Cubano de Conflictos

La policía detiene con violencia a Alejandro Tamayo Chacón, repatriado a la isla luego de que intentara llegar a las costas de EEUU en una bicicleta acuática. (Tomado de @unpoetaahi/Twitter).

La represión desatada después del estallido social del 11 de julio de 2021, el encarcelamiento de cientos de manifestantes y la vigilancia y acoso permanente de las fuerzas represivas a miles de personas, no han logrado detener la escalada de protestas colectivas llevadas a cabo en pueblos del interior de Cuba.

El Observatorio Cubano de Conflictos compiló 263 manifestaciones públicas de inconformidad en el mes de julio, “de las cuales dos decenas fueron multitudinarias, en las calles, tocando cacerolas y gritando ‘Libertad’ y ‘Abajo la dictadura’.

“Ya con esto hay un acumulado en el semestre de este año de 1.713. Y si vamos a sumar todas las que ocurrieron desde el 11 de julio del 2021 para acá han tenido lugar 3.266 protestas”, apuntó Juan Antonio Blanco, director ejecutivo de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FDHC) que patrocina al Observatorio de Conflictos.

“Estas 263 de este mes de julio tienen un gran valor porque el régimen cubano estaba enloquecido, totalmente desplegado por el pueblo, ciudad, campo, tratando de evitar que hubiera todo tipo de manifestación en recordatorio de lo que había sucedido el 11 de julio anterior”, comentó Blanco.

Numerosas demostraciones han ocurrido en el mes que recién concluye; los ciudadanos realizaron cacerolazos amparados por la oscuridad de los apagones.

De las protestas de julio, 188 fueron motivadas por problemas económicos y sociales y 75 fueron de origen civil o político.

“Las actuales protestas económicas tienen un componente político”, dice el informe. La prueba es que las protestas en que se acusaba directamente al gobierno por su mala gestión tuvieron un incremento significativo, de 28 en junio a 85 en julio”, señala el estudio.

“Entonces estas protestas que están ocurriendo son, en muchos casos, masivas, en las calles con la modalidad del cacerolazo y nocturnas para protestar por los cortes de la luz. Y se produce un fenómeno muy interesante, porque por el día las fuerzas represivas controlan la calle. Por la noche el pueblo retoma la calle en medio de los apagones y vocea consignas contra el gobierno, aparte del reclamo de que le restablezcan el servicio eléctrico”, apuntó Blanco.

“Y eso está repercutiendo sobre las personas con un tipo de violencia que pocas veces se reporta”, dijo. “Se habla mucho de la violencia policial y muy pocas veces se habla de la violencia estructural, de la violencia que el régimen impone, con sus regulaciones y su ineficiencia, a la vida cotidiana del cubano. ¿Cuánta gente muere por dengue? ¿Cuánta gente muere por falta de medicina? ¿Cuánta gente muere por desnutrición básica? Todos esos son cifras estadísticas de un tipo de violencia. La violencia estructural a la que también está sometido el pueblo cubano, que ha convertido su vida cotidiana en una muerte cotidiana. Y la gente simplemente está diciendo basta”, recalcó.

La violencia estructural se refiere a situaciones en las que se producen daños a necesidades humanas básicas como la supervivencia, la libertad, el bienestar o la identidad, en las que generalmente hay un grupo privilegiado y otro vulnerado.

“Lo que queda demostrado, a pesar de todo el pesimismo de alguna gente, es que el pueblo ya no cree en el terror del gobierno. El pueblo es capaz de ponerse por encima de su propio miedo y salir a expresar la ira que siente por la situación de un país colapsado, con un sistema de salud colapsado, un sistema energético colapsado, un sistema de producción de alimentos colapsado, un país en bancarrota desde el punto de vista financiero”, subrayó el ejecutivo de la FDHC.