“Ventura le había dicho a mi padre que me sacara de allí porque si no me iban a matar”. Así justifica Eugenio Rolando Martínez su primera salida de la patria durante la época de Fulgencio Batista. A pocos meses de su regreso, tras el triunfo de la revolución castrista, tiene que volver al exilio.
“Nunca fui marinero, ni nunca tuve barco… me busqué un libro de navegación y aprendí a navegar profesionalmente”. Así relata Martínez, a quienes sus amigos, compañeros de lucha y admiradores le llamaban “Musculito”, el comienzo de sus incursiones armadas a Cuba. De pequeña estatura, pero gigante de coraje, este luchador penetró clandestinamente más de 200 veces a suelo cubano.
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Arcos de Canasí fue el primer punto de desembarco, bautizado como “Punto Fundora”. Era el lugar escogido debido a su topografía. “Muchas, la mayoría de las infiltraciones las realizamos allí”. Su función era dejar a parte de las tropas, que eran llevados a las llamadas casas de seguridad para su posterior distribución en diferentes partes de la Isla.
“En ese entonces íbamos en un barquito de aluminio”. Martínez se refiere a la lancha de desembarco y cuenta que en una ocasión ésta se viró y tuvo que dejar caer el fusil, la canana de balas que llevaba e incluso parte de la ropa, llegando a las costas cubanas en ropa interior y tuvo que permanecer en la Isla una semana hasta que otra operación regresara a recogerlo.
“Infiltramos a los hombres que preparaban aquí en los campamentos, para que ayudaran a la invasión cuando llegara, pues estos hombres estaban bien preparados y facilitarían la llegada de la invasión”, dijo.
Martínez cuenta sus peripecias antes de la llegada de la invasión que protagonizaron miembros de la Brigada de Asalto 2506 a suelo cubano en abril de 1961.
“Era un grupo de hombres muy decididos y muy convencidos de lo que estaban haciendo”, dijo “Musculito” sobre los hombres que llevaba a Cuba. “Yo creo que para hacer historia hay que ofrecer la vida… eran hombre diferentes, eran hombres que gritaban Viva Cristo Rey cuando los estaban fusilando”.
Muchos de quienes se infiltraron para luchar contra el naciente régimen comunista cubano fueron muertos en combate, otros apresados y condenados en juicios sumarísimos al paredón de fusilamiento.
Martínez alcanza su notoriedad durante el escándalo Watergate. Formó parte del grupo de cinco hombres que logra penetrar en dos ocasiones las oficinas del Comité Nacional Demócrata, en el complejo de edificios Watergate, en la capital estadounidense, durante la reelección de Richard Nixon, quien tuvo que renunciar en 1974 debido a este incidente.
Martínez es apresado en la noche del 17 de junio de 1972, dentro de las oficinas y un año después se declara culpable y es condenado a 40 años de cárcel de los cuales cumplió quince meses.
Martínez lleva a cabo entonces una de las misiones más arriesgadas de las que ha realizado, penetrar a la inteligencia castrista. “Ellos eran unos muchachitos ricos de dinero que se prepararon bien aquí en los Estados Unidos”, así se refiere Rolando Martínez a los hermanos Antonio y Patricio de la Guardia Font, el primero fusilado años más tarde en 1989 por el régimen castrista y su gemelo condenado a 30 años, en el proceso llamado “Causa 1 de 1989”.
Destaca “Musculito” que en ese entonces establecieron contacto con él, que viaja a Jamaica y junto a Tony de La Guardia entra a Cuba por mar y es captado por la Seguridad del Estado para que le sirviera de agente en Estados Unidos. “Hicieron todo el esfuerzo y yo me di por captado… era fácil de penetrar esa gente, estaban locos por hablar con uno”. Martínez resalta que este trabajo de contraespionaje siempre contó con el beneplácito de las autoridades estadounidenses y fue el porqué del perdón presidencial que le concedió Ronald Reagan en 1983.
Nacido en Artemisa, un poblado de la antigua provincia de Pinar del Río, el 8 de julio de 1922, Eugenio Rolando Martínez pensaba estudiar medicina, pero la vida le tenía preparadas muchas aventuras. “Musculito” deja su etapa terrenal, se fue sin poder devolverle la libertad a su Patria.
(Las citas fueron tomadas del programa “Memoria Histórica” conducido por Pedro Corzo y producido por Luis Guardia en 2019)