El presidente tiene colgando cada vez más cerca una espada de Damocles: la amenaza de renuncia en masa de cientos de médicos.
El presidente Rafael Correa anunció que el país tiene bajo la manga un plan para enviar enfermos a otros países si los médicos nacionales le renuncian en masa. “Tenemos cerca de 1.000 médicos listos para venir al país con especialidades y no solo de Cuba”, dijo Correa, saliendo al paso a las críticas de que la medicina en Ecuador se “cubanizaría”.
El presidente tiene colgando cada vez más cerca una espada de Damocles: la amenaza de renuncia en masa de cientos de médicos por la tipificación de la mala práctica profesional, que fue incluida en el Código Penal, ratificado el pasado martes en el Parlamento nacional.
El Gobierno ha acusado, una vez más, a los medios de comunicación de tergiversar el artículo 146, que establece de tres a cinco años de cárcel para el homicidio culposo, si se demuestran “acciones innecesarias, peligrosas e ilegítimas”.
El Ejecutivo ha insistido (con el uso fatigante de interminables cadenas televisivas) que el artículo esté “con dedicatoria” a los galenos, y aclara que solo entrarán en la infracción quienes clasifiquen en las tres fallas “a la vez” (innecesarias, peligrosas e ilegítimas). Sin embargo, esto no convence del todo a los médicos ecuatorianos.
Tampoco convence el anuncio de Correa de que, en caso de emergencia sanitaria, los primeros médicos no serán solo de Cuba, teniendo en cuenta lo ocurrido ya en Brasil donde la presidenta Dilma Rousseff ordenó la contratación de 4 mil doctores cubanos, como parte del programa “Más médicos”, que pretende mejorar la asistencia sanitaria en regiones amazónicas, rurales y suburbios.
Con esta experiencia tan a la mano, y la espada de Damocles sobre su cabeza, Correa no descarta decretar un estado de emergencia, llenar las plazas vacías con médicos extranjeros (cubanos) y trasladar a los de enfermos a otros países para ser atendidos.
En una conferencia de prensa, el mandatario afirmó “tener aviones listos para mandar a nuestros ciudadanos a curarse en hospitales de países amigos”. Para esa idea que lanzó a última hora, se habría entrevistado con varios mandatarios durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada entre martes y miércoles, en La Habana.
El presidente tiene colgando cada vez más cerca una espada de Damocles: la amenaza de renuncia en masa de cientos de médicos por la tipificación de la mala práctica profesional, que fue incluida en el Código Penal, ratificado el pasado martes en el Parlamento nacional.
El Gobierno ha acusado, una vez más, a los medios de comunicación de tergiversar el artículo 146, que establece de tres a cinco años de cárcel para el homicidio culposo, si se demuestran “acciones innecesarias, peligrosas e ilegítimas”.
El Ejecutivo ha insistido (con el uso fatigante de interminables cadenas televisivas) que el artículo esté “con dedicatoria” a los galenos, y aclara que solo entrarán en la infracción quienes clasifiquen en las tres fallas “a la vez” (innecesarias, peligrosas e ilegítimas). Sin embargo, esto no convence del todo a los médicos ecuatorianos.
Tampoco convence el anuncio de Correa de que, en caso de emergencia sanitaria, los primeros médicos no serán solo de Cuba, teniendo en cuenta lo ocurrido ya en Brasil donde la presidenta Dilma Rousseff ordenó la contratación de 4 mil doctores cubanos, como parte del programa “Más médicos”, que pretende mejorar la asistencia sanitaria en regiones amazónicas, rurales y suburbios.
Con esta experiencia tan a la mano, y la espada de Damocles sobre su cabeza, Correa no descarta decretar un estado de emergencia, llenar las plazas vacías con médicos extranjeros (cubanos) y trasladar a los de enfermos a otros países para ser atendidos.
En una conferencia de prensa, el mandatario afirmó “tener aviones listos para mandar a nuestros ciudadanos a curarse en hospitales de países amigos”. Para esa idea que lanzó a última hora, se habría entrevistado con varios mandatarios durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada entre martes y miércoles, en La Habana.