Pablo Frómeta Pérez, uno de los atletas discapacitados que más han sobresalido en la historia del deporte cubano, ha sido despojado de los méritos que conquistó: Hoy vende materias primas que recoge en las calles de La Habana, para sustentar a su familia.
El ex atleta -discapacitado visual-, que asegura haber ganado más de un centenar y medio de medallas en eventos deportivos nacionales e internacionales, decidió dar sus declaraciones para Cubanet y aprovechó para pedir a las organizaciones internacionales que velan por el respeto a los derechos humanos, que intercedan ante el gobierno cubano para que cese la represión en su contra.
Tras su retiro como deportista, Frómeta pasó a ocupar cargos importantes en el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER). Pero reunirse con una hija que reside en los Estados Unidos, fue suficiente para ser despedido del cargo que ocupaba y se le derogaran triunfos alcanzados.
-Tengo una hija, Silvia Eugenia Mirabal Pérez, que no tiene mis apellidos porque la inscribió la mamá. Ella vive en los Estados Unidos y vino a visitarme en 2008. Desde entonces, comenzaron las represalias y el acoso por parte de la dirección del INDER-, comenzó diciendo Frómeta, quien se desempeñaba en aquel entonces como vicepresidente primero de la Comisión de Atención a los Atletas, además de atender directamente a los deportistas paralímpicos del país.
Para reunirse con su hija, tenía que solicitar un permiso especial, tal y como dicta el reglamento cubano para las personas vinculadas al gobierno que tengan familiares residiendo en el extranjero –principalmente en los Estados Unidos. Solicitud que dice haber hecho pero que le fue denegada, no quedándole otra opción que escoger entre su hija y el puesto que ocupaba.
Lo declararon, pues, “traidor a la patria, a la revolución, así como “persona no grata a la sociedad”.
-Lo primero que hicieron fue decirme que yo no era confiable a la revolución y que le había dado informaciones a mi hija. Algo totalmente falso. Luego empecé a sentir que donde quiera que iba me tenían vigilado-, dijo él ex atleta que entre sollozos agregó:
-Ahí fue donde yo empecé a darme cuenta de que ningún gobierno en el mundo, por malo que sea, le prohíbe a un padre reunirse con su hijo porque éste haya abandonado el país. Y yo no iba a renunciar a la posibilidad de conocer a mí hija. Eso fue muy duro para mí. Pero no me arrepiento de haber tomado la decisión que tomé.
De gloria deportiva, a disidente y vendedor de laticas
Antes de que comenzara el acoso, Frómeta -que debutó en la arena internacional en 1989 en la ciudad de Maracaibo, Venezuela, donde ganó cinco medallas de oro en tres disciplinas diferentes (Atletismo, Natación y Lucha Libre)- venía sintiendo algunas diferencias con el gobierno cubano.
-Comencé a sentirme inconforme al regresar de los Juegos Paralímpicos de Atlanta (Estados Unidos) 1996, pues me fui dando cuenta de que había crecido en edad, necesitaba formar una familia y no tenía una casa donde vivir. Viendo que el Estado siempre ha ofrecido ciertos beneficios a los deportistas de buenos resultados, comencé a hacer reclamaciones, pero mis esfuerzos fueron en vano-, manifestó el ex atleta que también formó parte de la delegación cubana en Barcelona (España), 1992.
A pesar de los logros alcanzados como deportista y los cargos que ocupó en el INDER, siempre vivió agregado. Hoy vive junto a sus hermanos, con su esposa y sus dos hijos de 8 y 14 años de edad, en en el capitalino municipio Playa.
En el año 2010, Frómeta ingresó en el opositor Partido Democrático "30 de Noviembre". Tras esta decisión, fue declarado “traidor a la patria” y pasó a ser blanco directo de la Seguridad del Estado. Inmediatamente fue privado del salario que recibía como gloria deportiva, a la vez que dejaban de reconocerle los méritos alcanzados.
-Empecé vendiendo mercancía de forma ilegal en el 2009, pues todavía no habían abierto la oportunidad del trabajo por cuenta propia, pero la Seguridad del Estado comenzó a reprimirme y acosarme. Me quitaron la mesa donde ponía los productos, también iban a visitar a las personas que me tenían viviendo en sus casas para amenazarlos con que le iban a quitar la vivienda.
Según Frómeta, estas acciones de la policía política lo llevaron a un estado de desesperación tal que, en marzo del 2010, decidió llevar a cabo una protesta frente a la Plaza de la Revolución, lugar donde radica el Consejo de Estado.
-Me puse mi ropa deportiva y, portando la Bandera Cubana, hice una manifestación en la Plaza. Allí la Seguridad me detuvo y me llevaron para el Consejo de Estado, donde me prometieron que ellos le darían solución a mi caso. Pero para esto tenía que apartarme de la oposición. Y todo resultó ser una mentira-, enfatizó.
Hoy en día, a Pablo Frómeta Pérez, con 44 años de edad y una prótesis en el ojo izquierdo, se le puede ver en las calles de Playa recogiendo latas de cerveza y refresco vacías para venderlas como materia prima. De esta forma, mantiene a su familia.
El gobierno desapareció su nombre de los archivos donde aparecen las conquistas del deporte cubano.
Publicado originalmente en Cubanet bajo el título "Medallista paralímpico vive de desechos", el 25 de Junio de 2014.