Manipulación de Martí por los comunistas cubanos en su cónclave

La Conferencia, que comenzó simbólicamente e insidiosamente el día del natalicio del Apóstol José Martí, ayer 28 de enero, es la primera que tiene el PCC desde que fue fundado en 1965 por el dictador Fidel Castro, quien entregó el mando en 2006 a su hermano, el general, por problemas de salud.

El Partido Comunista de Cuba (PCC) culminará este domingo un cónclave en el que debate limitar el tiempo para ocupar un cargo de poder, dar espacio político a los jóvenes y eliminar la discriminación a los homosexuales y, como era de esperar, fortaleciendo el monopartidismo y la filosofía del marxismo leninismo siguiendo, dicen, los postulados martianos.

La Conferencia, que comenzó simbólicamente e insidiosamente el día del natalicio del Apóstol José Martí, ayer 28 de enero, es la primera que tiene el PCC desde que fue fundado en 1965 por el dictador Fidel Castro, quien entregó el mando en 2006 a su hermano, el general, por problemas de salud.

Bueno, la fijación martiana de los comunistas isleños no tiene nombre, o tiene nombre pero es impronunciable. Así, en 1952, Fidel Castro y su gente atacó el cuartel Moncada y, en el juicio que se le siguió por los sangrientos sucesos de ese 26 julio, mañana de Santa Ana, no se le ocurrió que echarle la culpa a Martí, hacerlo reo, autor intelectual de su asalto, ese donde irrumpió en el escenario político nacional hasta la toma del poder, en 1959, y su aferramiento al mismo por cerca de medio siglo.

El aparato de propaganda del castrismo no ha llegado nunca a decir que Martí era comunista, pero lo han insinuado, y lo han insinuado a un punto que, de acuerdo a esa propaganda, Martí fue una especie de antecedente del comunismo isleño, olvidando, claro, que el poeta fue un crítico de la prédica de odio de Carlos Marx y que, en última instancia, la ideología del poeta estaría, si acaso, cercana a lo que hoy sería una suerte de socialdemocracia a medio camino entre lo romántico y lo reformista.

El aparato de propaganda del castrismo ha procurado también, en cierta medida, justificar el monopartidismo con el sofista de que José Martí fundó un solo partido, el Partido Revolucionario Cubano, olvidando, claro, que Martí fundó efectivamente un sólo partido, el suyo, pero que en ningún sitio dejó escrito que nadie más podía fundar otro partido; cada cual que funde el suyo, diría más bien Martí.