La artista cubana exiliada Tania Bruguera decidió clausurar el performance que realizaba en el Hamburger Bahnhof de Alemania luego que la acción fuera interrumpida en dos ocasiones por grupos propalestinos.
La artista dijo que se trata de activistas que se había inscrito para formar parte del performance Where Your Ideas Become Civic Actions (100 Hours Reading The Origins of Totalitarianism), una lectura de 100 horas de la obra Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt , para el que había convocado a artistas, teóricos, activistas y visitantes a leer la obra de la intelectual de origen judío, considerada una de las grandes pensadoras del siglo XX.
Claudia Roth, ministra de Cultura de Alemania, dijo en un comunicado que “el odio, el antisemitismo, el racismo y otras formas de violencia son absolutamente inaceptables y no tienen cabida en el arte ni en ningún otro lugar".
"Este malvado antisemitismo y racismo obviamente estaba dirigido directamente contra un trabajador cultural judío, la artista cubana y el gerente de la Hamburger Bahnhof”, denunció la funcionaria.
El performance fue interrumpido por primera vez en la mañana del sábado 10 de febrero cuando “el grupo que se había inscrito para formar parte de la lectura aprovechó el performance para utilizar el discurso de odio", según la nota publicada en redes sociales por Sam Bardaouil y Till Fellrath, directores de la institución.
La segunda intromisión tuvo lugar esa misma tarde entre las 8 y las 9 de la noche, cuando el mismo grupo regresó utilizando “un violento discurso de odio contra uno de los lectores y uno de los directores del museo”.
En Instagram, un grupo llamado Thawra publicó un video de esa segunda interrupción, que tuvo lugar durante una lectura de Mirjam Wenzel, estudiosa del arte y la historia judía alemana. Anteriormente había instado a la “empatía” por los israelíes tomados como rehenes por Hamás.
En el video, los manifestantes acusaron a gritos a Bruguera de favorecer a los sionistas, apoyar a Israel y no incluir a los palestinos en el evento, indica una reseña de la revista especializada ArtNews, que recuerda que Bruguera estuvo entre los miles de artistas que firmaron una carta que denunciaba el "genocidio" de los palestinos.
La publicación agregó que los manifestantes confrontaron a Alice Koegel, la curadora que organizó el evento, y le llamaron "gringa" a Bruguera.
“Para empezar, no sabes quién soy. No conoces mi historia. No sabes todo lo que he hecho por los palestinos y por toda la gente del mundo”, respondió la cubana profesora de la Universidad de Harvard.
También la revista especializada en Arte Hyperallergic se refirió a lo ocurrido y aseguró que fueron tres docenas de manifestantes con banderas palestinas y carteles de solidaridad que corearon “¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza!" durante una de las intervenciones.
"En un momento, Bruguera enfrentó a los manifestantes y les preguntó: “¿Tienen un arma? ¿Vas a matarme? a lo que negaron abiertamente cualquier intención violenta. Posteriormente, en las redes sociales, algunos comentaristas caracterizaron las preguntas que Bruguera dirigió a los activistas como un “ataque racial”, agrega la publicación.
Bruguera publicó un comunicado en sus redes sociales donde explica que "hubo dos hechos diferentes el mismo día que se han confundido y mezclado. El primer evento ocurrió bajo mi invitación y fue llevado a cabo según las directrices del proyecto por un grupo de activistas. La segunda fue una manifestación a la que algunos participantes del primer evento asistieron como ciudadanos individuales, actuando por iniciativa propia. El segundo evento fue una protesta. Como activista, estoy acostumbrada a participar en protestas, por lo que entiendo la intensidad, la oleada de emociones, la ira, la frustración y los pasos en falso que pueden ocurrir. Por lo tanto, aunque me ofendí cuando un manifestante me etiquetó categóricamente como algo que no soy y tergiversó mis palabras, reconocí que este tipo de situaciones suelen surgir durante las protestas, donde surgen dos bandos aunque las personas no sean necesariamente enemigas. Comprendo la dinámica que se desarrolla en tales circunstancias, donde las acciones y reacciones se desencadenan mutuamente y las emociones se disparan. Es importante comprender que protestar y alzar la voz es una expresión de falta de agencia. Esa fue mi experiencia personal. Hubo otros con diferentes historias personales que fueron llamados racistas y sometidos a definiciones ofensivas, y también reconozco, entiendo y respeto sus perspectivas. Quiero enfatizar que no apoyo ninguna forma de violencia o discriminación".
El Hamburger Bahnhof dijo que el diálogo abierto que proponía el performance "ya no es posible”, tras lo sucedido, y que la suspensión del performance constituye "un enfrentamiento pacífico y silencioso contra el discurso del odio y cualquier forma de violencia”.
"Respetamos y apoyamos plenamente la decisión de la artista y rechazamos categóricamente cualquier forma de discurso de odio y violencia. Lamentamos profundamente tener que proceder de este modo para proteger la seguridad de los participantes en el espectáculo", agregó el centro.
En su libro Los orígenes del totalitarismo (1951), Hannah Arendt analiza el surgimiento del totalitarismo en el siglo XX donde explora los fundamentos ideológicos de las dictaduras y los regímenes totalitarios, en particular el nacionalsocialismo y el estalinismo.
Bruguera fundó en 2015 en La Habana el Instituto de Artivismo Hannah Arendt (INSTAR).