La involución de la ganadería en Cuba

Ganadería en Cuba

El Diario de la Marina conmemoraba en 1956 los 150 años de existencia. Por eso motivo la dirección del rotativo ofrecía a los lectores un número especial enfocado en recorrer diversos segmentos de la economía cubana a inicios de la segunda mitad del pasado siglo.

Abundantes cifras que permitían apreciar la pujanza de la economía cubana, particularmente en la esfera de la agricultura y dentro de esta, de la producción del tabaco, el café, el azúcar y sus derivados y de la ganadería.

Sobre la ganadería se destacaba aquella que hacía referencia a la existencia de 6 millones de cabezas de ganado, en momentos que un censo reflejaba igual cantidad de habitantes en la isla. De igual modo mencionaba los millones de litros de leche y los miles de toneladas de carnes que aportaba este sector al mercado interno y externo.

Y se reflejaba la extraordinaria red de actividades que habían surgido asociadas a la ganadería. Fábricas de cuero, de pienso animal, de mieles, de lácteos y sus derivados (helados, yogures, mantequilla, quesos de gran diversidad, etc) botones, zapatos, talleres de talabartería, y cientos de iniciativas más. Todo ello colocaba a la ganadería y sus derivados cómo la segunda actividad agrícola de mayor importancia.

El periodo que va desde el año 1946 a 1958 (12 años) el crecimiento ganadero se elevó de 0,74 cabezas de ganado por habitante a 1.0, o lo que es igual, de 4.116 millones de cabezas de ganado a algo más de 6 millones, un ritmo que de haberse establecido como tendencia hasta nuestros días arrojaría alrededor de 11 millones de reses.

Ganado en Cuba

La tendencia cambió abruptamente luego del triunfo del gobierno comunista liderado por los hermanos Fidel y Raúl Castro. Ya para el año 1967, apenas 9 años después, el Control Nacional de Registro Pecuario reportaba un descenso en el ritmo de crecimiento a 0,87 cabezas de ganado por habitante.

El voluntarismo que caracteriza a los regímenes comunistas, la personalidad egocéntrica de Fidel Castro, y las nuevas leyes administrativas, de propiedad y de comercio, establecidas por el estatismo socialista van a dar el tiro de gracia a una actividad que rodaba sobre una pendiente de 90 grados.

Tras la confiscación de tierra a sus propietarios, los mejores ganaderos se van a residir fuera del país. La nueva política de favorecer la estatización sobre el derecho de propiedad va a minar el sentido de pertenencia de los ganaderos generando desinterés. Esto, sumado a la incapacidad administrativa de los tecnócratas formados en los países del eje socialista, los salarios de miseria que paga el estado a los trabajadores agrícolas, las prolongadas sequías, las miles de hectáreas de tierra invadidas por plantas exóticas como el marabú a consecuencia de un mal manejo del pastoreo y la producción de forraje, la perdida de las subvenciones del campo socialista, el bajo precio de la leche y la carne vacuna, van a dar el tiro de gracia a la ganadería.

Durante la inauguración de una vaquería en la provincia de Camagüey en el año 1980, Castro aseguró que en breve tiempo el país estaría produciendo más carne y leche que Holanda. En los años por venir se van a realizar disímiles experimentos en aras de complacer las ansias de Castro por convertir a Cuba en la Suiza da América, entre estos destacan el cruce de las vacas Holstein, gran productora de leche, con la Cebú, dadora de carne, con el propósito de lograr una súper vaca. El resultado, un prototipo nombrado F1, que da poca carne y menos leche.

Ganado cubano

Le seguirían la tabulación de las reses en compartimento especiales dotados de climatización y música instrumental, pues según el propio Castro estas condiciones estimulaban al animal y le hacían mejorar el rendimiento en carne y leche. La importación de los Búfalos de agua canadienses, que, sometidos al clima tropical y a un pasto diferente, no produjeron los resultados esperados y hoy han desaparecido casi en su totalidad.

Quizás la más pintoresca de estas excentricidades fue la creación y promoción de las vacas enanas. Una variante genéticamente afectada que sufría de atrofia en el crecimiento. La propaganda gubernamental resaltaba sus presuntas bondades, como la de poder pastorearse en los jardines domésticos.

En la actualidad la administración de Raúl Castro sigue empeñada en cumplir su ya herrumbrosa promesa de garantizar un vaso de leche a cada cubano. Entre los cambios favorables que van por su cuenta se encuentran el aumento en el pago al ganadero por el litro de leche, que se elevó significativamente, esto, de acuerdo a los estándares cubanos, el aumento en la entrega a campesinos de tierras para desarrollo ganadero en condición de usufructo, y la mejora en los procesos de recolección y pago de la leche.

No obstante, es asignatura pendiente el tema de la propiedad de las tierras, la mayoría en manos del Estado, satisfacer en tiempo, cantidad y precio la venta de insumos, el abandono del tutelaje institucional a los vaqueros, entre muchos otros.

Mientras estas cuestiones estén por resolverse los cubanos seguirán dependiendo para su dieta de ese desabrido alimento que llaman, picadillo de soja, una pasta maloliente compuesta por un 70% de la semilla y un 30% ¿de carne?