En la medida que un año da paso al siguiente, los líderes internacionales tienen la oportunidad de sentar base sobre los variados e importantes logros alcanzados en 2015.
De ellos, ninguno es más importante que el reciente acuerdo global en París para evitar los efectos más nocivos del cambio climático. Los esfuerzos anteriores de negociación habían fracasado debido a divisiones entre los países industrializados y en desarrollo. Al dialogar con China, el principal emisor mundial de gases de efecto invernadero, y hacer hincapié en el increíble potencial económico de la tecnología de energía limpia, hemos sido capaces de alcanzar un acuerdo que envía el mensaje correcto a todos. Ahora tenemos una responsabilidad compartida, para mantener el impulso generado en París, de manera que los objetivos establecidos no sean considerados apenas el techo de lo que podemos lograr, sino más bien, la plataforma desde la cual podemos seguir avanzando.
En julio, los Estados Unidos y nuestros socios en la negociación, acordamos con Irán el Plan Integral de Acción Conjunta, un plan para bloquear todas las vías posibles de Irán para obtener armas nucleares. Tal como se acordó, Irán ha comenzado ya con el desmantelamiento de los elementos críticos de sus instalaciones nucleares, y el 28 de diciembre, envió gran parte de su uranio enriquecido fuera del país, en un embarque que triplica nuestro cronograma de 2-3 meses para que Irán adquiriera suficiente uranio para un arma. Esto es una pieza importante de la ecuación técnica que, en el día de la implementación del acuerdo, garantizará un tiempo eventual de inicio, o breakout time, de al menos un año.
Tenemos que seguir supervisando de cerca la aplicación de este acuerdo, para tener la seguridad de que el fantasma de un Irán con armas nucleares sea retirado como una amenaza a la seguridad de Oriente Medio y la paz mundial.
En agosto, tuve el privilegio de viajar a La Habana para izar la bandera de los Estados Unidos en nuestra embajada, por primera vez en 54 años. La valiente decisión del Presidente Obama de normalizar las relaciones diplomáticas con Cuba, refleja tanto nuestros propios intereses nacionales, así como nuestro deseo de ayudar a los ciudadanos de ese país para que vivan en una sociedad más abierta y próspera. Mientras caminaba por las calles de La Habana Vieja, me sentía más convencido que nunca de que no debemos permitir que nuestras persistentes diferencias con el régimen cubano, impidan un relacionamiento más estrecho con el pueblo cubano.
En octubre, después de siete años de negociaciones, Estados Unidos se unió a otras once naciones ubicadas a lo largo de la costa del Pacífico, en la firma y el envío al Congreso, del Acuerdo Transpacífico (TPP), un acuerdo comercial que garantiza un incremento de un cuarenta por ciento en las normativas laborales y ambientales de la economía global. El TPP apoyará la prosperidad de Estados Unidos mediante la reducción de las barreras a nuestras exportaciones y al ayudar a nivelar la competencia comercial para nuestros trabajadores y empresarios.
Hace un año, algunos profesionales de la salud pública estimaban que al menos un millón de personas morirían, antes de que el brote del virus de Ébola fuera controlado. En cambio, Estados Unidos se unió a los socios en la comunidad internacional, así como con fuertes socios locales en África occidental, para enseñar a la gente sobre la dinámica del virus y contener su propagación, logrando generar una diferencia entre la vida y la muerte para cientos de miles de personas.
El año que concluye también marcó importantes avances democráticos en países como Nigeria, Birmania, Sri Lanka y Venezuela. Con ayuda de Estados Unidos, Colombia se acercó aún más a poner fin a la más larga guerra civil del mundo. En la ONU, los países de todo el mundo acordaron una Agenda de Desarrollo Sostenible para 2030 –definiendo metas importantes en temas como nutrición infantil, equidad de género, educación, pobreza y salud.
Los obstáculos para la paz en Siria siguen siendo enormes, pero la necesidad de un acuerdo es apremiante - y cuanto más progresos hagamos hacia ese objetivo, más fácil será generar un verdadero esfuerzo sostenido y unificado contra ISIS, la principal personificación del mal que nuestra generación haya conocido, y un enemigo que estamos absolutamente decididos a derrotar.
A pesar de las turbulencias y las tragedias, el año que concluye ha proporcionado una nueva esperanza de que la comunidad mundial se puede unir e incluso, afrontar juntos, los problemas más difíciles. Eso es bueno, porque las exigencias del liderazgo son implacables y, así como un calendario se sustituye por el siguiente, debemos, y estamos preparados, para los nuevos desafíos que nos esperan.
El secretario de Estado, John Kerry, escribió este comentario de opinión, que fue publicado originalmente en inglés en el diario Boston Globe y que se reproduce con autorización de la oficina de prensa del Departamento de Estado.