La jueza cubana Melody González Pedraza, quien se encuentra detenida por las autoridades de inmigración en el Broward Transitional Center en Pompano Beach, Florida, contó detalles de cómo funcionan los tribunales de la isla y expuso las razones por las que no abandonó su puesto.
Sin abogado que la represente en Estados Unidos, González está a la espera de una solicitud de asilo político porque según dijo en entrevista a Diario de Cuba, teme por su vida si la deportan a Cuba.
"Si mañana tengo que regresar a Cuba, perderé mi vida para siempre", dijo y pidió la liberación de los cuatro jóvenes que condenó a la cárcel por protestar en Encrucijada, provincia de Villa Clara, el 18 de noviembre de 2022.
"No lo digo por salir del paso o quedar bien, creo firmemente que deben ser libres y tengo muchas razones para sustentarlo. Ellos no tuvieron el debido proceso del que tanto se habla en la Constitución y las leyes cubanas. Las investigaciones preliminares no fueron suficientes, no se indagó con profundidad la verdad del asunto, no se dio en ningún momento la relevancia necesaria a las pruebas propuestas por sus abogados", aseguró.
"Si son inocentes o culpables, solo Dios y ellos lo saben, pero con dolor reconozco que el proceso contra ellos en su totalidad no fue justo", agregó.
Sus declaraciones llegan luego de que el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) solicitara la liberación de los jóvenes sentenciados por ella por no haberse respetado el debido proceso.
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La jueza contó en la entrevista que "en muchas ocasiones, los jueces son cuestionados y tienen que dar explicaciones cuando imponen sanciones diferentes a las solicitadas por el fiscal y cuando absuelven a alguien... Somos hasta maltratados en esas reuniones, no tenemos ningún tipo de independencia o autoridad. Muchas veces, los procesos se tramitan sin calidad y sin pruebas suficientes, y nos exigen que igualmente debemos sancionar", dijo.
"El Partido (Comunista de Cuba) participa de todo esto. Cada mes yo debía asistir a la oficina de la secretaria del Partido en el territorio e informarle de todos los procesos y de todo mi trabajo. Ahí recibía indicaciones de cómo proceder", indicó.
Según dijo, los jueces deben estar también dispuestos a reprimir protestas y en ocasiones deben vestir uniformes militares.
El Tribunal Supremo tiene además una política respecto a las redes y para ello le dan a los directivos "una línea de móvil estatal conocida en Cuba como 'petrolera', con 900 MB, que deben ser utilizados para publicaciones vinculadas con la institución, siempre en sentido positivo".
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González asegura que en Cuba los jueces están abandonando sus puestos, principalmente por la situación económica.
"Cuando salí, la plantilla estaba al 40% y bajando, con las solicitudes que no se habían tramitado. En las salas provinciales hay uno o dos jueces por sala y en los municipios, igual. Hay municipios cerrados", comentó..
Según dijo, ella nunca pidió la baja porque vivía en una casa del Tribunal. "Si me iba, tenía que entregarla e irme a vivir agregada. Eso fue lo único que me mantuvo en los últimos tiempos. No tenía dónde vivir y tenía créditos que pagar en el banco".
No obstante, insta a sus colegas a que sí abandonen. "Dudo que tengan el valor y la fuerza para hacer algo mientras prevalezca la dictadura castrista, pero sí pueden hacer algo que yo no hice y es retractarse mientras aun tengan tiempo".
La jueza salió de Cuba tras condenar a los jóvenes. Llegó a EEUU con un permiso de viaje al Aeropuerto Internacional de Tampa, en Florida, el 30 de mayo pero un oficial de inmigración le negó la solicitud de parole, y González Pedraza pidió asilo político.